Distant Sky. Nick Cave and The Bad Seeds Live in Copenhagen es un evento que nos brinda la oportunidad de asomarnos un momento al inminente futuro inmediato de la música, su producción y su transmisión.
Por: Gabriel Contreras
Distant Sky. Nick Cave and The Bad Seeds Live in Copenhagen es un evento que nos brinda la oportunidad de asomarnos un momento al inminente futuro inmediato de la música, su producción y su transmisión. Se trata de un magno concierto del compositor australiano Nick Cave, que será transmitido en vivo desde Dinamarca a muy diversos puntos del mundo. Es decir, mientras Cave canta en Dinamarca, algo resonará entre nosotros, donde quiera que estemos.
Ciertamente, la transmisión de conciertos en vivo a través de la pantalla grande es algo que ya han aprovechado –en dimensiones menores- agrupaciones como Yes. También es una herramienta que utilizan los productores del futbol americano y de la ópera para darle expansión a sus espectáculos. Sin embargo, esta es la primera vez que, en Monterrey cuando menos, se transmitirá un gran concierto emparentado con el rock a través de una pantalla de cine. Seamos optimistas y abiertos. Independiente del contenido, nos hallamos ante un evento exitoso y con un paso adelante. Ciertamente, Nick Cave no es precisamente una estrella del rock ni un cantante popular que atraiga multitudes como lo hacen Roger Waters o U2, pero sí es un artista valioso, legendario, y muy importante dentro de su ámbito. Es más, existen espacios europeos en los que Nick Cave es no menos que un artista de culto. Yendo un poco más allá, podríamos decir que a Cave le sucede algo parecido a David Byrne, que es dueño de propuestas muy valiosas, pero no posee una plataforma de mercadotecnia que lo ubique en espacios como los Grammys o el Salón de la Fama o todos esos nichos del glamour actual. Cave es otra cosa.
En este caso se confirma la idea de MacLuhan de que el medio es el mensaje, porque a muchos nos empujará la curiosidad de ver cómo opera una transmisión de esta índole, cómo se comporta el público, cómo se comporta la empresa misma (Cinépolis) al acoger un evento en el cual no existe tradición, y por tanto no están todavía las reglas claras. Por eso, estoy seguro de que nos hallamos ante una buena oportunidad en materia de arte y tecnología, y seguro también de que esa experiencia podría dar lugar a muchas otras. O sea que nos hallamos, tal vez, ante el surgimiento de una tradición: los conciertos en el cine.