Chema Valenzuela se hizo notar siendo vocalista de Thell Barrio, una banda de deathcore, donde se hacía llamar El Gallero. También ha sido parte de Clandestino, una banda con un sonido enfocado al nu metal —que ellos simplemente llaman metal latino— formada por músicos de Brasil, México y Estados Unidos. En abril del año pasado ha dejado Thell Barrio, y ahora promociona su nuevo proyecto de rap.
Chema Valenzuela es más que El Gallero; Chema también es Vervo, rap hardcore. Y Tráfico Sonoro es su primer álbum.
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Chema vivió parte de su infancia en el barrio de Santa Mago, en Zapopan, Jalisco, y otra parte más a la orilla, en un sitio llamado Chori. «Siempre viví a la orilla de la ciudad, y pues lo común, de cierta manera ver las carencias, de repente a veces vivirlas; no tan extremas, no me puedo quejar, tuve educación, tuve una casa, nunca faltó comida. Y pues como viví de ver los lujos a un lado, aquí cerca se hicieron varios fraccionamientos de lujo, aquí está Puerta de Hierro, está Valle Real. Fue como muy marcada la diferencia social. Parte de eso fue lo que vi desde morro, pero aparte de eso también vi otras cosas, por ejemplo, vivir en un barrio pues te permite ser como más libre, maduré más rápido.»
—¿La música estaba muy presente en esos barrios? ¿Qué música escuchaban?
—Cuando yo estaba morro pues escuchábamos el radio aquí en la casa, básicamente todo lo que había en la radio era lo que yo escuchaba. Escuchaba pop de los ochenta. Por esa época ya estaba ahí sonando la Maldita Vecindad, los Caifanes, Arjona —dice Arjona y se ríe. ¿Quién no se reiría al mencionar a Arjona?
Chema habla de que él es el más chico de cuatro hermanos, de que se fue influenciando por los gustos musicales de ellos: Guns and Roses, Aerosmith, Public Enemy, Pantera, Rage Against The Machine, que llevaban casetes y que él los ponía a escondidas cuando ellos no se daban cuenta.
—¿Y al rap cómo llegas? ¿También por tus hermanos?
—El más grande oía glam, te menciono Poison, Aerosmith, de la época cuando estaba locochón. El otro, el de en medio, más tranquilo: a él le gustaba más el rap, a él le gustaba Cypress, Public Enemy, Snoop Dogg, Beastie Boys, él era como más raperón. Y el otro, el de mi edad, sí era más contemporáneo, escuchaba nu metal: Korn, Limp Bizkit, y Deftones, que es su banda favorita. Y ya de ahí yo agarré la influencia, y a final de cuentas es una mezcolanza de todo eso.
—¿Y cuándo supiste que podías cantar, que la podías armar en las vocales?
—Fíjate que yo fui un niño muy tímido, muy, muy tímido, aunque sea difícil de entender tal vez ahora, pero a mí la música me ayudó a vencer eso. Desde que era niño, desde que era un morrito, me enamoré de la música. Tenía… no sé, cabrón, ¿cuántos años?, como seis, y yo me inventaba canciones en la cabeza, canciones tontas para un niño de seis años, güey. Pero yo recuerdo bien, recuerdo hasta algunas frases tontas de canciones que me inventaba. Recuerdo que también, no sé si estaba en tercero de primaria o algo así, tenía un amigo aquí, un vecino, y él tenía una grabadora y una vez grabamos varias canciones, así pegándole a la puerta y jugando. Te platico esto porque yo siempre quise cantar, yo siempre quise estar dentro de la música, pero mi propia inseguridad y mi manera de ser muy cohibido no me permitía expresárselo a mis papás, me daba vergüenza decirles quiero cantar o quiero agarrar un instrumento.
Chema me cuenta después cómo es que fue el momento en que empezó a cantar. Dice que fue por casualidad, cuando ya estudiaba la preparatoria. Que su hermano tenía una banda de covers donde tocaban de Iron Maiden, de Pantera y Rammstein, y que un día el vocalista no fue. «Y entré yo, yo llegué de trabajar o de la prepa, no recuerdo, y entré yo y no sabía ni qué pedo y nomás dijeron que cante Chema. Y yo les dije simón, dejen nomás me baño y ahorita vengo. Y se quedaron así como que ‘pinche morro, qué pedo’. Lo vi en sus caras, la incredulidad. Cuando regresé, pues cuál te sabes. Pues una de Pantera. Ahí tenían las letras, ya me la sabía cómo iba. Y empezaron a tocar y empecé a gritar, y se quedaron así con la boca abierta: ah no mames, que ya no vuelva el otro cabrón».
—¿Y te quedaste con ese puesto?
—Me quedé con ese puesto. Fue como una coincidencia pero yo siento que, de una manera u otra, iba a suceder.
—¿Y después tomaste clases?
—Fíjate que he sido autodidacta. Te puedo decir que desde que oía música, cerraba mi cuarto y ponía la música a todo volumen y cantaba. De ahí como que agarré cierto callito. Y ya una vez que empecé a tocar con una banda también fui viendo cómo hacían otras cosas, experimentando con mi voz, con mi garganta. Y algo que me ayudó mucho ya después que estuve en Thell Barrio fueron unos videos de una señora que se llama Melissa Cross, y esos son oro puro para vocalistas de guturales.
—Y ya hablando de Vervo, ¿esto lo empezaste a desarrollar al tiempo en que estabas en Thell Barrio?
—Fíjate que la onda del rap se quedó como muy resguardada. Muchas cosas de las que he hecho en metal están influenciadas por rap, sin embargo siempre me moví en ese medio y nunca tuve como contacto con gentes de rap para empezar a trabajar un proyecto, y aparte estaba muy ocupado, muy enfocado en lo que estaba haciendo. Por ahí del 2012, Charro de Thell Barrio agarró un programa para hacer música y así en un pinche cotorreo, una peda, con unas botellas hicimos unas canciones de rap, que de hecho sí fueron grabadas y todo, nos las pasábamos: ira, grabé esta canción. A la gente se le hacían chidas. No fue algo que subiéramos a la red. Esas canciones iban de celular a celular por infrarrojo. Ahí fue la primera canción de rap. Al poquito tiempo fue como el boom de Thell Barrio y estuve muy enfocado en la banda y ya no hubo chance de seguir haciendo rap. Ya hasta por ahí del 2013 hice una colaboración con Perro Gamboa y a partir de ahí fue como me animé.
—¿Decidiste enfocarte a Vervo y por eso dejas Thell Barrio?
—Pues no fue una cosa por otra, realmente el que yo abandonara Thell Barrio fue por muchas situaciones difíciles y complejas, cosas que ya venían de años en las cuales ya no estaba tan conforme trabajando con mis compañeros. Creo que no supimos, o no supe, no sé, de ambas parte no supimos solucionar esas diferencias. Ya existía Vervo, ya existía Clandestino y otros proyectos en que estaba trabajando.
—Ahorita que mencionas Clandestino, es un proyecto más de nu metal, ¿cierto?
—Nosotros lo denominamos metal latino. Es como una banda estilo Ill Niño, estilo Sepultura. Metal al estilo latino, muy marcadas las influencia latinas, las temáticas, los ritmos.
—¿Ahí sigues activo?
—Sí, de hecho estoy escribiendo algunas canciones para el proyecto. Ha sido un proyecto difícil de trabajar porque estamos de país a país y hay por allí una frontera que no me deja pasar para allá, entonces ocupo papeles para ir a trabajar para allá y eso ha sido algo que nos ha detenido un poco.
—Tu disco Tráfico Sonoro me suena con influencias del rap noventero. ¿Tú lo ves así?
—Sí, de hecho es el rap que a mí me gusta, de finales de los noventa. Inclusive hasta las temáticas como de ese estilo combativo, reflexivo, más social. También hay algunas personales. Realmente Tráfico Sonoro lo escribo en un momento pues difícil de mi vida y se ve plasmada cierta ansiedad, cierto desequilibrio en algunas canciones, pero a fin de cuentas el sonido es totalmente experimental porque yo no me considero un rapero 24/7, como muchos raperos que son amantes del hip hop y solamente escuchan hip hop y conocen a todos los raperos. No es mi caso, yo soy más un melómano por gusto, porque puedo y porque quise hacer una versión propia de algo que yo sentía que podía aportar al género.
—La última canción, “Abre los ojos”, tiene unas guitarras que suenan muy nu metal.
—Fíjate que ese edit me lo mandaron de Rusia, lo mandó la persona con la que colaboro, se llama Looney Butcher, que es un rapero también hardcorero como yo, es como yo pero en ruso. Tenemos ahí una amistad electrónica de Facebook, y cuando él supo que estaba haciendo rap me dijo: yo también hago rap y produzco y te puedo mandar algunas pistas. Nos apoyamos en el Google Translate para comunicarnos. Y la pista es de él. De hecho tiene un excelente disco de rap hardcore así con guitarras, como muy fusionado.
Estos días acaba de estrenarse el primer sencillo de una nueva banda en la que participa, Cólera. «Es un proyecto muy diferente a todo lo que he hecho, es el proyecto más metalero en el que he participado», dice Chema. «Pero un proyecto con excelente calidad, muy cuidado tanto en composición, tanto en grabación, sonido, visualmente. Estamos siendo lo más cuidadosos posibles para tratar de aportar a la escena algo de calidad y algo que la gente se merezca».
Por más que Chema esté involucrado en tantos proyectos musicales la realidad es que es necesario contar con un trabajo de planta, fuera de la música, para sobrevivir. Uno quisiera pensar que alguien como él sólo se dedica a escribir y hacer música. Pero no. «Tengo un trabajo en una gasolinera como despachador», dice. «Y me da tiempo para dedicarle a la música, hay chance como de ausentarse un par de días. Hay muchos trabajos que no tienen esa parte. He pasado por mucha malas experiencias con los trabajos. Nadie quiere emplear a un bato que se ausente por irse a rapear o irse a gritar con su banda. He tenido algunos problemas con eso, pero ahí en esa gasolinera trabajo bien a gusto, hay buen ambiente laboral con los compañeros, del gerente me hice su amigo, me apoya, es como… no fan, pero sí conoce mi música y le gusta. Realmente me comprende».
—¿Qué viene para Vervo?
—Quiero hacer un par de videos más para terminar de promocionar el álbum. Hasta ahorita creo que van cuatro o cinco videos, quiero hacer unos dos más para que sean siete videos y ahorita también me encuentro escribiendo el nuevo disco de Vervo. Estoy trabajando con algunos productores nuevos, estamos buscando un sonido un poco diferente, un poco más electrónico. Como lo habíamos mencionado, el disco pasado sí está más influenciado en rap de finales de los 90. Esperamos este año también sacar un álbum, no sé cuándo. Estoy trabajando, a la par del disco que tengo planeado, otro disco de puras colaboraciones, ya tengo apalabradas un par de ellas