Si Los años sabandijas tuviera un playlist, Velasco dice que bien entrarían The Police, Love & Rockets, Durán Durán y hasta Luis Miguel.
Por: Homero Ontiveros
Hablar de las novelas de Xavier Velasco es hablar también de música; ésta siempre ha formado parte fundamental en sus historias. Si Diablo Guardián es Iggy Pop, para el autor, Los años sabandijas es The Clash. Hay algo de punk en los personajes. No solo en el Ruby y El Roxxy, sino en todos los que aparecen durante la trama. Sus historias personales van a ritmo frenético. Le pregunto a Velasco a qué suenan Los años sabandijas: “Específicamente London Calling; gran parte de la novela la escribí escuchándolos. Ahora cada vez que escucho a The Clash me lleva a estos años sabandijas”. Si esta novela tuviera un playlist, Velasco dice que bien entrarían The Police, Love & Rockets, Durán Durán y hasta Luis Miguel.
En un principio, su editorial le pidió que hiciera una crónica de los años ochenta, pero, al darse cuenta de la enorme tarea que significaba, -y confiesa que no le gusta hacer tarea-, cambió de idea, aunque tenía algo muy claro: evitaría acudir a la nostalgia. “Si yo hubiera querido repasar todos los acontecimientos de los 80 terminaría haciendo cinco tomos y no una novela. No me interesa hacer nostalgia, se trata de hacer un viaje a la época. ¡Odio la nostalgia!”.
La década de los ochenta fue muy musical. En ese tiempo nace uno de los íconos de la música y la cultura pop: MTV. El video musical irrumpe en nuestras vidas y comienza una especie de homogeneización: la mayoría escucha la misma música, aunque diversa. Es imposible hablar de estos años sin hablar de música, pero también es la época en la que el PRI se destapa y aparece esa idea del inconsciente colectivo de roba pero también deja robar. Para todos hay.
“Los años sabandijas es la novela del cinismo, si te das cuenta, en cierto sentido esta es una época muy trumpiana (los 80). Solo recuerda una canción: Autos, moda y rocanrol, era lo único que importaba. Es una década con mucha música y mucha empatía. Pero además, en México, también es una década muy materialista donde la gente se dedica a hacer dinero sin la menor vergüenza. Es una década llena de estafas”.
Esto queda reflejado en los personajes del Ruby y el Roxy, dos estafadores con nombres de canción (Roxanne y Rudie Can’t Fail) quienes se cuelan en un concierto de The Police y apañan el walkman de Sting. A partir de ese suceso, se desatan una serie de situaciones donde la corrupción, la falsedad, el engaño y la sobrevivencia al temblor social de una época son parte de cada uno. Es la canción de The Clash la que funciona como un recordatorio durante toda la trama: “Like the doctor who was born for a purpose, Rudie can’t fail”. Y sí, el Ruby, quien a pesar de esto parece más cercano a Simón Lebon, no puede fallar, su propósito es estafar.
Todos los personajes de esta novela mienten y son estafadores, se ven obligados a ello; pero además lo hacen con y por placer. ¿Por qué escribir esta historia? No creo que solo sea hablar de los ochentas. Xavier sonríe maliciosamente, hace un silencio y luego me dice de frente: “A veces me preguntan qué cosa me hubiera gustado ser si no fuera escritor y me divierte contestar que asalta-bancos. Creo que, en lo personal, usé un poco esta novela para saber qué hubiera pasado si me hubiera dedicado a estafador”. ¿Cómo se ve a sí mismo de estafador? Prefiere que el lector lea la novela y saque sus conclusiones.
En Los años sabandijas hay chantajistas, trasvestis, yuppies, madres de doble moral, ratas de cuello blanco y encueratrices.
“Cuando escribí esta novela fueron dos años muy difíciles en los que sentía que todo se me saldría de las manos. Además, nunca hago un mapa sobre la novela que escribiré, eso me provoca una angustia y paranoia constante de que las cosas no salgan. Yo termino las novelas por instinto de supervivencia”.
Y si él escribe para sobrevivir, los personajes de esta historia tienen que hacerlo también rápido porque el tiempo avanza y no hay espacio para detenerse a pensar en su futuro. Los personajes de Velasco viven el presente y tienen que sortearlo así sea estafando, incluso a ellos mismos. Es un gran slam donde todos se empujan entre sí a ritmo de punk. Hay anarquía en sus movimientos, en sus decisiones. Hay furia guardada en sus pechos aunque quieran hacer creer que son almas buenas. “Lo más interesante fue ser cada uno de los personajes y meterme en su vida. Aquí, los personajes no tienen tiempo para voltear por la velocidad de sus vidas”.
“Engines stop running, but I have no fear ‘cause London is drowning, and I, I live by the river” dice The Clash en London Calling. Y en esta novela los actores tampoco tienen miedo, están viviendo el río turbio de los años ochenta.
Xavier se nota sonriente, alegre, superviviente a este reto de retratar una época en la que “todos nos sentíamos modernos. Pensábamos que había llegado el futuro”, dice. Era la sensación de que México ya no era tan pueblo como antes. Una década muy intensa donde el país vivió un mundial de futbol justo después de un temblor. “La década de la devaluación, la de los años sabandijas”.