El antiguo Distrito Federal sigue siendo una cloaca que ha visto germinar a distintas bandas de punk chilango. Pero especialmente, esto se dio de una manera peculiar a finales de los años 70 y durante la década de los 80, con grupos formados en zonas marginales que, ahora, algunas de sus canciones e integrantes,son considerados como “de culto” dentro y fuera del país: Rebel’d Punk, Desorden Público, Síndrome del Punk,Atoxxxico, Massacre 68, Xenofobia, Herejía…
Como ya se ha dicho muchas veces, o algunos cuantos ya saben la historia de la movida punk del centro del país, para aquella época, en un periodo donde la gran Tenochtitlán comenzó a volverse una metrópoli confusa y desordenada, con crisis económicas, terremotos que despedazaron sueños citadinos, y mundiales de futbol donde un argentino llamado Diego Armando Maradona se convirtió en un D10S… la juventud, en medio de un esperanzador paisaje que se encaminaba a la “modernidad”, todavía pasaban días más atroces en los que, hasta por andar greñudo y caminando con los cuates por donde fuese, la policía, sin motivo alguno, apañaba a los “mal vestidos” y con “finta de mariguanos” que comenzaban a expresarse dentro de movimientos urbanos.
Entonces así, por ciertos brotes de inconformidad y vivacidad núbil, se mexicanizó el ponc entre chavos banda (como la pandilla más popular de aquella época y oriunda del barrio de Tacubaya: Los Panchitos), junto a demás “raros” que gustaban del rock n’ roll.Y por tal cóctel que dictaba la búsqueda de una identidad, miles de jóvenes que crecieron en los 80 encontraron –en cierto tipo de música y vestimenta; al puro estilo de los Ramones o Sex Pistols– una expresión, una forma de ser “diferentes” y “uno mismo”; entre represiones, discriminación, franqueza y, por supuesto, mucha, pero mucha cólera. Así, chicas y chicos decidieron salirse del molde considerado como “normal”, para vivir la vida como ellos lo quisieran hacer.
Todo eso, y conforme el tiempo transcurrían en la tierra de los tacos de suadero, las tortas de tamal y las quesadillas sin queso… hasta el día de hoy, la Ciudad de México, no se ha cansado de arropar –mejor podría decirse soportar–a las agrupaciones ligadas al punk que se forman en cualquier rincón capitalino; especialmente a las que se inclinan por el sonido más fulminante, como lo es el hardcore, y que vivió sus primeros años en lugares como el museo y el tianguis del Chopo, a donde, cuentan los primeros jarcoreros de aquel entonces, llegaban fanzines con información como el vegetarianismo y el estilo de vida libre de drogas (StraightEdge), la autogestión, el feminismo… junto a diversos tapes donde venían bandas de los Estados Unidos, Sudamérica, y alguna que otra europea que influenciaron a toda una generación; igual que a las de años más recientes.
Hoy la escena punk capitalina, en base a gran parte de su historia, se percibe fuerte y con jóvenes que dentro del ambiente musical punk-hardcore-DIY, han encontrado un camino por el cual andar con naturaleza teniendo distros o sellos, publicando fanzines; junto a nuevas camadas de adolescentes que, a raíz de la tradición que se va descubriendo en cuanto algo se torna interesante, crean un canal de expresión, donde, por tal motivo, esta subcultura(el punk: una de las más populares de nuestro planeta), es en la que se logra encontrar a personas semejantes y con las que uno se identifica, para llevar a cabo cosas creativas, libertarias, diferentes… en las que todo lo “perturbado”, “subnormal” o de cliché y atadura “punky”, pueden encajar.
Por esa razón, y ya que el año 2018 está por finalizar, hice un tipo de Top 3 con grabaciones que se realizaron en la Ciudad de México y que, considero, deben ser tomadas en cuenta, aun cuando el próximo año alguna de estas agrupaciones –o todas– ya no existan, y sus integrantes tengan nuevos proyectos, nueva música para compartir; manteniendo así el espíritu del punk chilango que está propagado por casi todo su territorio.
Demo
Soga
De un par de proyectos que siguen activos como Cremalleras y Riña, se formó este trío femenino, al sur de la Ciudad de México. Su Demo, por el momento, es el único material que tiene Soga (esperemos no sea el primero y último). La grabación fue hecha en el mes de junio de forma casera, con el apoyo de algunas de sus amigas y amigos que también forman parte de la actual escena de punk chilango. El Demo debut de estas tres chicas cuenta con diez temas tajantes, los cuales apenas y rebasan los trece minutos de duración. Hay temáticas que van desde lo horripilante que puede ser vivir en la CDMX, sentimientos firmes de apatía, y lo peligroso –por supuesto no tendría que ser así– que es ser mujer y andar a solas por las calles y avenidas de la metrópoli, como lo dice su canción “Me persiguen”: Noche desolada / Yo camino casi a tientas / No sé si estaré a salvo / Pero siempre llevo gas pimienta. Por lo pronto, aun cuando este Demo ya ha estado circulando de forma digital por distintos lados del país e incluso el extranjero, aparentemente será lanzado por algún sello en formato físico a inicios del próximo año.
Sociedad expuesta
Degenere
Este cuarteto del norte de la Ciudad de México, son específicamente de El Rosario y Tlalnepantla. Dos de sus integrantes, antes, tocaban en Sankinpankin, otra banda representativa del hardcore que se hace en esa zona más más gris del ex D.F. Degenere, incluso, en su anterior grabación (su primer Demo lanzado en 2017), “Azcapura finura” es un tema inspirado en la canción “La calle y yo” de Banda Bostik, que transmite lo que para ellos significa vivir en los límites de la CDMX con el Estado de México, al darse cuenta cómo es que han cambiado –de forma violenta, rufianesca y sórdida– los barrios o unidades habitacionales donde crecieron. Y para Sociedad expuesta, su segunda y breve grabación que el grupo realizó en julio de manera propia, Degenere logró seis canciones de hardcore ochentero, con el peculiar ritmo impetuoso, y los acordes perfectos para patinar sin pretensión algún más que la idea de divertirse, como bien se expresa en “El inadaptado”, la canción que abre el material y que están por lanzar ellos mismos: Ya no quiero ir a la escuela / Ya no quiero ir al trabajo / Yo sólo quiero patinar. Así, en esta y las demás canciones que conforman Sociedad expuesta, la agrupación habla de cosas ligadas al “no ser nada”, a lo que es y no es políticamente correcto, la explotación sexual y los brotes de homofobia, entre otros miedos y desconfianzas que invaden a uno en cualquier esquizofrénico lugar.
Màxico
Desgrasia Jubenil
A finales de 2014 apareció Desgrasia Jubenil con un primer Demo, debutando así dentro de la nueva camada de punk chilango. Desde entonces, y cuando uno de sus integrantes estuvo involucrado en Caso Perdido (otra banda de la CDMX que realizó una de las grabaciones más chingonas, pero en 2017), este trío de chavos que radican al sur de la Ciudad de México, grabó un par de canciones en 2015, dos años después un EP y, finalmente, su primer disco de larga duración que salió apenas en el mes de noviembre, titulado como Màxico. El LP lo sacó Cintas Pepe, quienes anteriormente editaron ¡Brutales matanzas!, un compilado de varios artistas del país que, en el 2010, de alguna forma volvió a poner en el mapa del punk a México. Entonces Desgrasia Jubenil, más el apoyo de este sello igualmente chilango, en los diez temas que componen Màxico, logró una grabación llena de emoción y descontento –lo digo por el característico estilo que tiene el baterista y vocal–, al hablar de catástrofes e inmolaciones, perplejidad urbana, terror y desasosiego, entre otras cosas que encajan perfectamente con el sonido actual del punk que se crea en esta infectada ciudad. La gente quiere venganza / El mundo observa pasmado / La masacre se ha documentado / Ya no saben dónde esconder tanto muerto, dice “Quince minutos de violencia”, penúltima canción del álbum que dura más de veinte minutos, dando conocer el sentir de quienes se acercan a estas agrupaciones, a estos cancioneros que proclaman la presente decadencia citadina.