Pehuenche (México)
Los pehuenches son un pueblo mapuche que habita los bosques de la cordillera de los Andes al sur de Chile y Argentina. También es el nombre de uno de los cantautores que pisan fuerte en la escena mexicana. ¿Qué conecta ambos mundos? El vínculo con la araucaria, un tipo de pino que engalana las calles de Xalapa, Veracruz donde creció Rafael Mesa, y que proviene de esa región chilena.
Hay algo en ese aire de bosque, campirano, que late en su EP debut, Vendaval, lanzado en 2018. Serán esas plumas de colores en la portada o ese folk pastoril que nos sorprende desde “Marakame”, con la que abre el disco. Mesa es hábil en recursos: “Sin tu querer” y “Camino” muestran su paso iluminado por el bolero y la balada romántica setentera, pero es en “Resueño” donde despliega todas sus armas nostálgicas.
Pehuenche despidió el año lanzando “Delirio”, un bolerazo que augura un 2019 igual de prolífico. Ya sea con su proyecto solista o la banda Timoneki, de la que también es vocalista.
Joaquín Saez (Argentina)
Un personaje se planta en el escenario. Viste traje y lleva sólo un maletín, una guitarra y una media en la cabeza. Es como un dandy de otro planeta. Una grabadora de cassette le sirve para dirigirse al público; la voz la reserva sólo para sus canciones.
Joaquín Saez es una voz fresca dentro de los nuevos cantautores en Buenos Aires. La figura tutelar del “Flaco” Spinetta es más que evidente, pero sería quedarnos en la superficie. Su apuesta es por un minimalismo instrumental que potencia las resonancias de su canción. Originario de la costa atlántica, pasó por bandas como Monaural y lanzó un disco solista bajo el nombre de Setas. Con Busca la sombra (Los Años Luz, 2018) reencuentra su voz y su nombre. Para este LP contó con la producción de Mario Siperman, tecladista de Los Fabulosos Cadillacs.
Sus presentaciones en vivo se nutren con su faceta actoral, empleando dispositivos escénicos como el performance y la danza. Pero al fondo late la serena complejidad de sus canciones, que exploran las sombras y claroscuros que definen nuestra experiencia como humanos.
Fabricio Robles (Perú)
Hay algo en esa jovialidad y ese cabello despeinado que nos recuerda a Pedro Guerra. Pero no sólo eso. Fabricio Robles se muestra dueño de una gran madurez lírica y sonora. Donde (Independiente, 2018) es su segundo disco, celebrado por la crítica peruana como uno de los mejores discos del año pasado.
Donde destaca por su canción contemporánea, sin temer a la paleta latinoamericana, con aires de bossa nova, son cubano y vals criollo. Pero siempre enraizado sus letras al imaginario sentimental de su Lima natal: “Miraflores” o “San Miguel” son puntos de ese mapa personal que detonan letras de amor romántico, con una sencillez que toca fibras profundas sin caer en el lugar común.
Robles radica actualmente en Buenos Aires, donde sigue desempacando sus canciones en un nuevo hogar. Como bien dice en “Casa”: “En este cielo me van a encontrar y más recuerdos me quedo a pintar. Mi voz se queda donde den lugar”.