Es contada la producción y escritura de libros que hagan crítica sobre fenómenos musicales. De vez en cuando aparece un que otro haciendo un análisis crítico constructivo para mostrar virtudes y defectos de una banda de rock mexicana. En este caso, Fobia.
Tenemos en nuestras manos una suerte de colección de pequeños fanzines, uno por cada disco de Fobia, ese grupo de pop mexicano pretendidamente excéntrico y posmoderno que comenzaba a sonar públicamente hacia principios de 1990. Balmori los ha seguido desde que surgieron en 1988 en sus primeras apariciones en programas de televisión como Siempre en Domingo y Pácatelas, el programa de Paco Stanley.
Tomando ácido… desentraña la historia de la banda y el sentido de las canciones de los primeros 4 discos. Lo hace de forma un tanto minuciosa (algo que no hicimos como fans que éramos mis amigos y yo en la preparatoria, por más vuelta que le dábamos a las cintas). Considerábamos en 1993 que las bandas de esa oleada del rock en español, tenían elementos de una mexicanidad muy latente: Maldita Vecindad, Caifanes, Café Tacuba. Según recuerdo a Fobia y a Santa Sabina las considerábamos distintas, como bandas con otras influencias. En Fobia hay otro discurso letrístico y musical, una apuesta lúdica con más de un sentido. Canciones con insertos crípticos en clave de muerte, sexo, perversión adolescente, ¿suicidio? La entomología como metáfora o parodia de la realidad, intercalada con un humor exquisito.
José Ángel Balmori se ha hecho un lugar como escritor de ficción en la Ciudad de México, aunado a su gran gusto por la música y también como compositor de piezas armadas con guitarras y sintetizadores de módulos. Tiene un par de libros de relatos en la editorial de Guillermo Fadanelli, MoHo: Ascópolis (2011) y Década podrida (2015). Sabe leer la ciudad con humor e ironía, y se burla un tanto de lo que pasa con las nuevas bandas, pero aprecia lo que está bien hecho.
El libro contiene ilustraciones de Gerardo Monsiváis (artista plástico y multi-instrumentalista en Los Lichis), Valis Ortiz (alias Manitas Nerviosas en su proyecto musical más conocido) y Abraham Díaz (ilustrador y fundador de Ediciones ¡Joc Doc!). Las viñetas y portada arropan bien los textos y el libro en su conjunto. La forma en que aluden al tema del libro es abstracto, y qué mejor manera de hacerlo: hacerlo y no hacerlo. La intención de la editorial Discos Cuchillo, de publicarlo así de esta manera da muy en el clavo. Solo sean cuidadosos de desenvolver bien el libro y tomar con delicadeza cada pequeño tomo o mini fanzine.
Los textos contienen un análisis concienzudo y sistemático en términos musicales al interior de la creación, para entender mejor al grupo y sus etapas. No hablemos de metáforas emocionales, eso ya está muy visto en cualquier otra publicación indie-capitalina. Se apetece, sí, poner el disco del cual estás leyendo y ver a qué se refiere con cosas como que «Gabriel Kuri e Iñaki eran como microdosis de cianuro en el jugo de naranja».
Este desmenuzar discos canción por canción se hace necesario para hablar un poco de las reediciones de discos en vinilo de bandas de la época y el alcance y pertinencia que tienen después de más de 20 años, como por ejemplo el del grupo en cuestión, y el alcance que tiene al incluir otras versiones o bonus tracks en ese cariñoso boxset.
El autor reconoce que tiene un apego e influencia a todas luces marcada por la banda, pero al a su vez no les da todas las concesiones. ¿No nos pasa así con las bandas de los noventa mexicanas? Recomendable si conociste o no a Fobia en su momento o después. O nunca. El libro, en sí, llama a la lectura de todos sus discos. El mensaje introductorio es del gran Guillermo Santamarina.