Cinema yonke

«La humanidad en peligro», el día que dejé de matar hormigas

Them! o La humanidad en peligro,
de Gordon Douglas, pertenece al subgénero de la ciencia ficción de los años cincuenta que nos presentaba los efectos colaterales del uso incontrolado de la energía atómica.

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them la humanidad en peligro

OPINIÓN

Dudes, quienes ya andamos entre los 30 y 40 años difícilmente hemos escapado de la influencia de grandes creadores como Steven Spielberg (E.T, Indiana Jones, Jurassic Park, La lista de Schindler, Tiburón) o James Cameron (Terminator I y II, Aliens el regreso, Abyss), por lo que no es extraño que uno se cuestione si en algún tiempo ellos también fueron influenciados y por quién. Ok, ando disperso, pero es normal, las hormigas me distraen.

La película de la que les voy a contar hoy nos va a dejar algunas respuestas en cuanto a Cameron, nacido en 1954, curiosamente el mismo año en que invadió los cines Them o La humanidad en peligro (Gordon Douglas). Estoy seguro que debió verla por televisión algún día porque en 1986, cuando filmó la secuela de Alien, le rindió tremendo homenaje en la mayor parte de la cinta.

Esta cinta la podemos poner dentro del subgénero de la ciencia ficción de los años cincuenta que nos presentaba los efectos colaterales del uso incontrolado de la energía atómica, merced de toda una serie de criaturas gigantescas mutadas por la radiación como norma general. En esta producción se eligió partir de unas criaturas que en su estado natural no suponían ninguna amenaza para el hombre: simples hormigas, para poner de manifiesto las posibles consecuencias de la radiación. Eran locos, pero jipis.

La historia está basada en un relato de George Worthing Yates, guionista que en la década de los cuarenta escribió relatos de cine negro e intriga, principialmente, pero que con la llegada de los años cincuenta y con el auge de la ciencia ficción, no dudó en subirse al mame, y le tenemos que atribuir un puñado de obras de las que en algún momento les contaré por aquí. Bendito sea Mr. George.

El director fue Gordon Douglas, un trotamundos de la dirección que a lo largo de su carrera supo adaptarse a todo tipo de encargos haciendo más de cien obras con temas variados, desde aventuras y westerns hasta musicales y cine negro, sin contar el cine B, que repuntaba ya.

Este filme funciona desde el inicio gracias a la ambientación; las búsquedas e investigaciones son punto y aparte. Se desarrolla en el desierto y es, sin duda, un buen ejemplo de como sacarle el mejor partido posible a un presupuesto pinchurriento, dejando fuera de plano algunos ataques que en otros casos serían obvios y jugando con el sonido de manera maravillosa. A pesar de ser una película que no contó con un gran presupuesto, fue nominada al Oscar por su efectos especiales, demostrando la eficacia de las maquetas de las hormigas gigantes. Claro que hoy se las ve simplonas, pero simpáticas. Algo que van a disfrutar mucho son los inquietantes efectos sonoros que consiguen crear siempre una tensa atmósfera tanto desierto de Arizona como en los oscuros túneles bajo la ciudad.

La parte central de la cinta es la más aburrida, por así decirlo, a pesar de que está bien realizada y estructurada. Pero pasamos de la acción y geniales escenas en el interior del hormiguero a un continuo ir y venir a oficinas, donde se plantea a las autoridades los peligros potenciales de la situación; y una serie de interrogatorios de posibles testigos que han visto hormigas gigantes. ¡Wey, son hormigas gigantes¡  Son unos minutos donde no disfrutaremos de ningún tipo de acción destacable, más que seguirle el rastro a las hormigas reinas que escaparon del desierto.

Hay un montón de guiños a lo largo del filme, empezando por la pequeña que anda perdida en el desierto agarrada a su muñeca rota, que en Aliens sería la hija de los colonos: Newt. Compartiendo con ella, el estado de shock en que está sumida y ser la única que conoce la verdad de la amenaza a que se enfrentan.

Ármense de chatarra y alcohol. Si los insectos les cagan piénsenlo bien, pero no tanto, que se podrían perder de un clásico. Se trata de una obra muy disfrutable, que además cuenta con unas actuaciones bastante decentes. Por encontrarle algún pero, destacaría principalmente una falta de coherencia en el paso del tiempo entre varios hechos pero eso vale madre, son hormigas gigantes.

Por supuesto tenemos moraleja final anti-nuclear, intentado generar conciencia en el público de los peligros de las pruebas nucleares y cuanta madre. Pura serie B de los cincuenta, papá. 

Best:

La parte donde asistimos a las labores de investigación con la policía en pleno desierto como si de unos casos de asalto, desaparición y asesinato se trataran.