Si ustedes son como yo y le temen a quedarse en carretera, siempre alucinan con masacres absurdas en medio de pueblos fantasmas, esta película les va a gustar un chingo y alimentará esos traumas.
Por: Luis Bernal
You’re a wolf, Chelsea. Don’t you ever forget that.
And don’t you ever forget me.
Imagina que te metes en pedos con la ley y se te ocurre escapar de la ciudad acompañado de tus amigos y terminas en un parque nacional, ya saben, cosas muy, muy gringas. Si a esto le sumas que van hasta su madre de una droguita alucinógena denominada “Echo” todo parece muy divertido. Hasta aquí el filme suena demasiado normal para el género: una cabaña y un grupo de post adolescentes haciendo pendejadas antes de ir –obligados, obviamente– hacia la luz. El asunto es que Chelsea (la protagonista) tiene secretos y hay un jodido guardabosques desquiciado que anda tras ellos armado de un hacha buscando masacre. Ok, todo hasta aquí es como en cualquier slasher, pero éste está lleno de punk rock, cosa que me encantó.
Chloe Levine hace el papel de Chelsea, una morra punk encantadora, ojerosa, de mala actitud y cabello rosa que igual podría protagonizar un video de Lng/Sht o Juniors del Gueto. La chica tiene razones aparentemente grandes para no volver a esa cabaña pero tampoco quiere estar arrestada así que cede a la presión de los amigos que, para no variar, son unos completos idiotas. Total, no pasa mucho tiempo para que empiece el batidero de sangre. Así, sin más, el líquido colorado se desparrama con el mejor soundtrack posible. Si ustedes son como yo y le temen a quedarse en carretera, y siempre alucinan con masacres absurdas en medio de pueblos fantasmas, esta película les va a gustar un chingo y alimentará esos traumas, pero debo advertir que no es para corazones y ojos sensibles, hay muchos huesos rotos, personas apuñaladas, inyectadas con no sé qué mierda, encerradas en jaulas y demás cosas locas que espantan, igual pongan el bote de basura a un lado.
Aclaremos algo antes de, si ya son iniciados o fanáticos del género, esta cinta les va a parecer atascada de clichés y tributos a cientos de películas que conocemos bien. Mucho lugar común, sí, pero hay que agradecer este intento de bajo presupuesto por traer a la actualidad las maravillas del grindhouse más mugriento. Es la ópera prima de Jenn Wexler, conocida porque los últimos años ha estado produciendo filmes independientes de género, está magníficamente realizada, el ojo de la directora es extraordinario a la hora de filmar, no escatima en sangre y tiene grandes actuaciones de principio a fin (la mayoría).
The Ranger viene cargada de flashbacks que nos hacen imaginar cualquier cantidad de barbaridades del pasado de Chelsea, ahonda en las profundidades de nuestra mente, es rasposa e incómoda, por otro lado el villano está muy mal planeado, lo que resulta divertido y sinceramente genial.
Véanla acompañados de pizza, mucha pizza, cervezas y su grupo de amigos. Les aseguro que van a terminar más dañados que con cualquier moshpit que recuerden pero con un buen sabor de boca.
Best:
La primera parte del filme es un viaje cinematográfico hacia la cultura punk, el apego grupal y el trastorno de estrés postraumático.