No todos los días se topa uno con historias formidables y esta es una de ellas por donde se le mire. John Darnielle (Indiana, 1967) lleva 17 discos con su proyecto de The Mountain Goats y con una friolera como esa uno podría pensar que podría pecar ya de poco ambicioso-¡ha demostrado tanto!-, pero ocurre todo lo contrario; su imaginación y capacidad creativa cada vez son más grandes, y el propio músico cuenta que In League With Dragons (Merge, 2019) comenzó pretendiendo ser “una ópera rock sobre una comunidad costera llamada Riversend, en la que rige un mago benevolente”.
Actualmente, no son tantos los artistas que pretendan concebir álbumes complejos y completos –cuando la tendencia es ir de sencillo en sencillo y no exigirse mucho-. A esto va aparejado con que no abundan los compositores que le den una importancia debida a la parte narrativa de las canciones; John pertenece a esa cofradía dylaniana que se preocupa por contar historias musicalizadas. Será porque también tiene una carrera como escritor. En 2015, publicó la novela Lobo en la camioneta blanca (Editorial Contra, 2015), que plasmaba un ambiente muy claustrofóbico y sombrío, y con la que resultó finalista de los National Book Awards –nada menos-.
Se trata de alguien que se atrevió a mezclar el indie folk con el mundo de la lucha libre norteamericana y así compuso “The legend of Chavo Guerrero” (dedicada a su padrastro) y “The ballad of Bull Ramos”; Beat the champ (2015) se hizo un disco memorable, pero luego se enfocó en un siguiente proyecto para recrear otra escena muy distinta; en Goths (2017) existen canciones como “Unicorn Tolerance”, “For The Portuguese Goth Metal Bands” –que es casi una balada- y “Stench of Unburied” (que menciona a Siouxie). Darnielle es un tipo con una capacidad inmensa para narrar.
Y se involucra tan a fondo en cada tema que incluso realizó una visita a las instalaciones de la empresa Wizards of the Coast, compañía que se encarga de los juegos de rol de Calabozos y Dragones y Magic: The Gathering. Ahí le preguntaron cómo es que podía pasar de la lucha libre a la magia y la fantasía, a lo que respondió: “Los viejos magos y atletas son los mismo, una vez fueron mágicos”.
El asunto es que el imprevisible lapso de composición le fue llevando por otros rumbos; llevaba un puñado de canciones muy enfocadas al tema básico, pero resultó que la lectura del escrito italiano Leonardo Sciascia, primero, y luego del libro de Ross MacDonald, El coche fúnebre a rayas, agregaron ambientes criminales y de literatura negra a la mezcla.
Al final, en In League With Dragons la mitad de las canciones se quedan en Riversend y su líder místico, y en el resto se suman las voces de un científico paranoico, un gánster, una estrella de béisbol y hasta una zarigüeya. Darnielle hace de estas 12 canciones algo parecido a su propia Odisea, no exenta de algo de épica.
Fue entonces que todo ese cúmulo narrativo requería de una estructura musical que le hiciera justicia. Entonces tomó otra decisión muy acertada; dejó la producción en manos de Owen Pallet, ese geniecillo multiistrumentista que milita en ArcadeFire y que en solitario ha firmado como Final Fantasy -con ese nombre, cómo no iban a empatar-.
Siendo un extraordinario violinista (colaborador también de Beirut), no sólo se encargó de sumar cuerdas, sino que agregó órgano, pianos, saxófon y slide guitar para conseguir los arreglos y versiones más instrumentadas en la carrera de The Mountain Goats, que se remonta a los años noventa.
El resultado es muy bello y efectivo, y le inyecta un poco más de tintes rock al sonido indie folk que ya le conocíamos; ahora un tema como “Doc Gooden” maravilla al acercarse al ensueño de Belle & Sebastian.
Y si acaso no hubiera ya suficiente delirio en este disco y esta historia, John canta en “Passiac 1975” con el estilo del David Bowie de sus primeros años sobre una balada country que tiene como protagonista, nada menos, que a: ¡Ozzy Osbourne!, de quien es un fan declarado, hasta el grado de escribir un libro sobre Black Sabbath.
El círculo pareciera cerrarse cuando la mente que tramó todo este laberinto atrayente y magistral hizo una declaración afirmando que el resultado podía abonar para el surgimiento de un subgénero al que llamar “dragon noir”. Contado así podría resultar algo difícil de entender, pero la verdad es que temas como “Younger” y el que le da título facilitan y explican todo: se trata de indie folk preciso y contagioso cuyas letras muestran a un autor pleno de imaginería y herramientas.
Qué más da cuanto tiempo les haya tomado, The Mountain Goats han creado un álbum inapelable y que es un universo en sí mismo. ¿Será que Riversand es un alter ego de Twin Peaks localizado en otro estado? ¿Puede llegar un dragón a rescatar a un pueblo de marineros? Dejen que las canciones hagan su magia y respondan todo.