Dentro del bagaje de voces femeninas en el rock mexicano destaca la presencia de Sofía Orozco, cantante de Radaid, una peculiar agrupación pop que ha sido catalogada como world music por su eclecticismo cultural, pero ellos sólo prefieren abstenerse a las etiquetas y “experimentar y no limitarse”. A sus 34 años, su nombre no figura en la prensa cotidiana, pero tampoco se asocia a escándalos. Sus orígenes se remiten a Guadalajara, descendiente de una familia de músicos, como su tío Gustavo Orozco, ex integrante de las bandas El Personal, Fruta y Verdura, y Sombrero Verde, antecedente de Maná.
El estilo vocal de Sofía trasciende del castellano, experimentando con otros idiomas como el inglés, catalán o japonés, y en su otro proyecto como lo es Fesway. Ahora, su nuevo reto consiste en ejercer la incipiente maternidad de un varón y la responsabilidad de criarlo en un pueblo de Nayarit, a la par de seguir coordinándose con sus compañeros y seguir escribiendo su historia musical.
“Mi papá tenía 12 hermanos, diez hombres y dos mujeres, y fue el único que siguió su carrera en Fruta y Verdura. Sombrero Verde, Bridal Show, pero influye mucho que en la familia siempre ha habido música. A Pink Floyd lo tengo muy presente, nos ponía el concierto de Pulse en la pantalla y era impresionante el cúmulo de luces. El único tío que tengo que le sigue es Gus y es un gusto compartir el gusto por componer, ir a su estudio para que me ayudara. Admiro la guitarra y la genialidad que mi tío tiene en producción. Su grupo se llama Los Extremos y hace todo y me impresiona, las baterías, los bajos, las voces, guitarra, es todo en uno. Mi papá contaba que todos tocaban un instrumento, mi mamá era corista y duró sólo dos conciertos. Tengo esa historia y se transmite por los genes. Todo eso quedó en mí”.
De todo tu periodo de formación en Guadalajara. ¿Cómo crees que sea ahora la escena para las mujeres? Nunca dejan de salir bandas, pero ¿cómo crees que las chicas todavía tengan un espacio para seguir peleándolo y lograr el suyo propio?
Si, quizá antes era más desequilibrado y ahora la situación es muy diferente. Estoy en un chat de WhatsApp de cien mujeres y tengo toda esa interacción con otras cantautoras, productoras, algunas en lo visual. Ahí es donde puedo darme cuenta que están teniendo entrada en el Vive Latino, escenarios culturales y que está equilibrada la escena y que son puntas de lanza, marcando camino para las demás.
Siguen estas discusiones de que si todavía puede haber vínculos serios profesionales entre hombres y mujeres dado el Me Too. Tú siempre has trabajado con ellos, por ejemplo.
Sí, siempre he trabajado con hombres en mis proyectos. Me gustaría trabajar con mas mujeres a ver qué surge, he tenido mujeres y se ha creado una hermandad. Cuando trabajo con ellas es diferente.
¿Cómo haces para imponerte y para que respeten tus ideas? Siendo la vocalista debes tener un peso especial.
Yo empecé como percusionista hace 12 años y después fui la cantante profesional. No sé de qué forma lo he hecho, no ha sido fácil, pero ha fluido muy natural, no era la idea. Yo fui fan de Radaid en la adolescencia, me abrieron el espacio para empezar a improvisar arreglos melódicos y siento que como banda tiene una personalidad y te va a acomodando a donde perteneces.
¿Cómo es tu técnica vocal para cantar en diferentes idiomas? Tienen el reto de ser una banda multiétnica
Nos gusta no tener límites en la composición y que nuestros recursos sean todo lo que te pueda inspirar, las culturas, las tribus, los instrumentos, las raíces modernas. No nos gusta catalogarnos en un estilo, un género, por eso buscamos cantar en otros idiomas, tenemos una canción en japonés y busqué a un amigo que me ayudara, quizá no lo hago de la forma en que lo haría un japonés, pero es no limitarnos, hablar esta lengua y otras formas de expresión.
¿Cómo ensayas?
No hay una característica especial, cuando estamos con el ensayo. Hay una canción llamada «Haur», que es una oración celta, pero está dicha en hawaiano y es una forma de sentirnos libres en lo que hacemos. Buscamos alguien que nos asesore, si está bien escrito, la traducción, como se pronuncia, como se canta y se graba. Cuando la monto con la banda se corrigen los acentos.
¿Qué respuesta han tenido en otros países?
Se sorprenden que seamos mexicanos. La vez que llegamos a ir a Europa se cuestionan mucho, se acercaban y nos preguntaban de donde éramos y creo que generaba desconcierto en el buen sentido.
¿Cómo hicieron para vencer este prejuicio y ganar credibilidad?
Creo que eso solo lo da el tiempo, la carrera que nos hemos marcado y el hecho de seguir haciéndolo. El vencernos y no parar el camino de Radaíd. Hay que seguir marcando una ruta.
Tienes ya un bebé ¿en qué faceta personal te encuentras en este aspecto de la maternidad?
Se llama Leonardo y ya tiene un año. Todo este tiempo ha sido descubrirme en este nuevo reto junto con él, conocerlo, conocerme a mí, permitirme como las cosas tienen que darse, una montaña rusa tremenda, la preparación de un parto, alimentarlo, verlo crecer, pero en cada etapa personal estoy fascinada por el crecimiento de este ser. Siempre quise ser madre. Nos iremos a vivir a un pueblito llamado San Pancho en Nayarit, vamos a adentrarnos en él. Fuimos a conocerlo como turistas. Tengo un tío que nos está abriendo las puertas. Es una comunidad de familias jóvenes, tienen sistemas de educación modernos, hay puertas para niños, un circo y ahí nos acoplaremos. Mi esposo y yo coincidimos en aventurarnos cuando todavía estamos jóvenes y ver si funciona y si no hay otras miles de posibilidades para volver a empezar. Yo me fui a la Ciudad de México por Fesway, que está medio pausado, hace cuatro años. Queríamos quedarnos sólo tres meses, pero de repente se extendió más para hacer producción y nos quedamos.
¿Qué tan complicado es combinar la maternidad con la música?
Tengo la ventaja que como somos independientes no hay una disquera que me esté marcando. Es tan fácil decir: “oigan, paramos dos meses” y es muy fácil irnos entre nosotros coordinando. Ya todos estamos repartidos por todos lados, el percusionista está en Mérida. Yo me iré a vivir a un pueblito minúsculo a la orilla del mar en Nayarit, mi pareja y yo decidimos esto. Ya somos una familia de tres que lo queremos ver crecer libre sin tantos riesgos ni inseguridades de esta ciudad y si funciona chido y si no las fichas se acomodarán otra vez. Otro amigo está en Guadalajara y nos ha funcionado ahora, ya sea para componer y ensayar, lo seguimos haciendo y es bueno no ponerte límites.
¿Cómo logran ustedes esta comunicación?
Es difícil porque sí duramos rato sin hablarnos, pero tenemos tanto tiempo trabajando juntos que hay una comunicación intrínseca. Somos como unos gitanos, a veces mal organizados, pero al final esto nos une. Para componer nos vamos rebotando ideas, en la computadora podemos trabajar.
¿No te da miedo el futuro?
No, no en absoluto, me da miedo pensar en el futuro, tratar de planearlo, tener expectativas en ello, pero me gustan mucho los cambios y por eso no planeo mucho porque me gusta que me sorprendan las posibilidades.
Mucha gente en México se queda en su zona de confort o en un ¿para qué intentar?
Sí, creo que estábamos hace dos años así, pero las oportunidades se dan de repente y cuando estás dispuesto a tomarlas y si te lo cuestionas en el camino los vas respondiendo.
¿Cómo andas con Fesway?
Está en stand by, quizá no ahorita un disco, pero no queremos dejar las canciones en el baúl y ojalá lo saquemos a mediados de año. No nos está apurado la modernidad, que sea tan rápido, quizá sea más lento y confiamos que será cuando tenga que ser.
Ahora que estás explorando tu nueva faceta, ¿cómo haces para mantener un equilibrio, tus ideas, esta maternidad incipiente, coordinarte con tus compañeros y todo lo que pasa con el día a día que nos vuelve un poco locos?
Claro, te puedo decir que por ahora ese equilibrio no existe (risas). Creo que apenas lo estoy descubriendo…
Pareces coherente…
Hasta ahorita puedo volver a tener esos espacios con la computadora y hacer mis ideas, ahorita mi hijo es un bebé y él está creciendo, volviéndose más independiente y llegará el momento de equilibrar mis espacios. Ahorita sigo en búsqueda. No sé si tengamos otro, está en el aire. No te podría contestar con tanta sinceridad, y podría dudar, o decir que se cerró la fábrica.