Acercarse a los regiomontanos de Sentidos Apuestos y a cualquiera de sus canciones implica dos cosas: entrar en contacto con la cultura global del vaporwave y al mismo tiempo encontrarse con la sensibilidad kitsch de la cultura pop mexicana de fines del siglo pasado, con su ilusión futurista y juvenil (en aquel momento), con los gritos más fuertes del paisaje mediático y de consumo de cuando los “milenial” (o lo que seamos), éramos niños. O sea, la gasolina de toda la nostalgia reempaquetada de hoy.
Como sea, Milenial es un título ad hoc (y un poco autorreferente) para la tercera entrega de estos paisanos, lanzada hace unos días, y que llevan la discusión sobre su creatividad y su lenguaje cultural a un lugar muy propio y en una sensibilidad especialmente única. Del vaporwave se cuenta que es frío, plástico y pastiche. Y quizá algo tiene de eso. Pero Sentidos, siempre me ha dado la impresión de que, como buenos mexicanos, apelan a una dimensión emocional en los paisajes comerciales que construyen como professional vaporwavers: artesanalmente.
De hecho, tras escuchar el disco, me quedo con más preguntas sobre si el vaporwave puede ser considerado música o más bien un producto artesanal, derivado específico de los mash-ups culturales y tecnológicos. Sin que esto haga su trabajo menos interesante o valioso. Aunque de momento no tenga un estado del arte de la escena de esta corriente a la mano, me parece que esta entrega de Sentidos Apuestos, acerca un poco las fronteras de la naturaleza mash-up del vaporwave a la sensibilidad de la música pop, a través de la cultura del feature. Ese es uno de los logros de Milenial.
Tras ser mencionados, y considerados en la fiesta global de “Vaporwave Essentials”, en el aniversario décimo del banderazo del génesis de este universo subcultural (que de momento existe primordialmente en y para el internet), los reyneros están en un episodio nuevo de sus carreras. Este estreno lleva más allá sus experimentos lúdicos con la barra de canal cinco y/o con el contenido socialmente sensible, para abrir la caja ubicua del vaporwave, saliéndose a a jugar y dialogar con con otros performers y sensibilidades.
En el canvas de Milenial, se encuentra, desde gente como Dromedarios Mágicos en “Niño menso” o unos elegantes She’s A Tease en “Zzz”, hasta Agueda Aurea en “Pianin (Amigos Adios)”, añadiendo otra capa a la mezcla de referencias y emotional bits de nostalgia regia particular y nostalgia milenial de migración de medios que ya era de esperarse en una entrega de estos regiomontanos universales.
Esta compilación de paisajes incluye internet telefónica, el legendario “levesín”, un Cutlass ‘92, Plaza La Silla (como si fuera sucursal del Patrick Miller por una noche) y hasta el Tríptico de un Bohemio, para mí gusto la mejor la más interesante y un indicador de lo que puede haber por venir después de este largo, para Sentidos y para el vaporwave.
Creo que hay que darle tiempo al disco, escucharlo un par de veces, dejarlo integrarse a nuestras coyunturas y hasta tomarlo como punto de referencia para con otros ítems culturales audiovisuales y multimedia. Pero si fuéramos a acelerarnos y pensar en el futuro, en lo que sigue para el vaporwave techs mechs de Sentidos Apuestos, a mi me gustaría hacer una carne asada con el pretexto de que platicaran con los jóvenes involucrados en NeoLeón2025, Broncowave y Death Conciousness, nomás para iniciar.
Eso sobre lo conceptual, al menos. Sobre otros features o maniobras por el estilo, me gustaría ver que pasa si un día se sientan con Rebajado Mx, el Cholo Astral, Daniel Me Estas Matando, Grupo Fantasma, ¡o hasta Belanova! Como sea, si esto inicia en Monterrey México, no estoy seguro. Pero siento que somos testigos de una nueva movida, en la partida que los wavers (hispanos si los hay, o los habrá) están jugando, por su lugar en la internet (o, ¿por qué no?, la música) de la próxima década.