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Musique de merde


El salvavidas del hip hop

Proyectos ligados al hip-hop en Colombia y México han generado historias humanas de jóvenes que han encontrado en esta cultura una vía de expresión pero también una oportunidad más de vida en un contexto donde lo más ausente son las oportunidades.

OPINIÓN

El año pasado, 2017, tuve la oportunidad de viajar a Colombia y conocer algunos proyectos que se realizan donde utilizan la música y el arte como vehículo de transformación social. En Medellín conocí el proyecto de Peligrosos Crew y Casa Kolacho.

El primero se trata de un crew que comenzó solamente con la idea de aprender y expresarse a través de los 4 elementos del hip hop (MC, DJ, Grafitti y B-boy). El aspecto musical era lo importante para ellos. Sin embargo, poco a poco se fueron acercando niños y jóvenes para pedirles que les enseñaran; para cuando se dieron cuenta ya tenían una buena cantidad de jóvenes con ellos a los cuales el hip hop les estaba dando una opción diferente de vida, ya que muchos de ellos se encontraban en las comunas, lugares donde la violencia está a la orden del día.

Paulatinamente se fueron apropiando por las tardes de una escuela primaria, con la autorización de las autoridades y de los padres, donde todos los días, a partir de las 4 de la tarde, se convierte en una escuela de hip-hop y las aulas se inundan con beats, breaks y pasos de baile, además de que las paredes están decoradas, de toda la escuela, con arte urbano realizado por ellos mismos.

En otro punto de la ciudad, en la popular Comuna 13, lugar donde sucediera la fallida operación militar Operación Orión, se encuentra Casa Kolacho, lugar desarrollado por el rapero y activista Jahhico Castaño junto al colectivo de hip-hop C15. Ellos han utilizado las canciones para que a través de ellos los jóvenes se expresaran y además hicieran denuncias y propuestas sobre lo que sucedía en ese territorio. En el propósito de aportarle algo al barrio, crearon un centro cultural de hip-hop además de un festival para que los chicos entendieran que hay más alternativas en las calles.

Estos proyectos han generado historias humanas de jóvenes que han encontrado en esta cultura una vía de expresión pero también una oportunidad más de vida en un contexto donde lo que más ausente están son las oportunidades. Han sido reconocidos a nivel mundial y han viajado a diversos países presentándose como colectivo de hip hop y hablando de su experiencia y la transformación social.

Monterrey, similar a Medellín, también es una ciudad que ha sido muy golpeada por la violencia. Por coincidencia ambas comienzan con la letra M, que puede ser de muerte o movimiento. Aquí tenemos nuestras propias comunas, como en casi todo el continente americano.

La asociación Supera comenzó un proyecto alrededor del 2015 que culminó, en su primera etapa, con la grabación de un CD llamado Rimas por la equidad donde varios jóvenes hacen rimas hablando del papel del hombre y la mujer con una lectura más conciente de la equidad de géneros. Ellos se dieron cuenta que parte de la violencia partía de conductas que eran aprendidas por herencia que violentaban a las personas y al entorno, específicamente abordaron la violencia de género. Para ello realizaron talleres donde utilizaban el arte para crear conciencia en los jóvenes y lograr una transformación en ellos a partir de la creación sin hacer una intervención personal, es decir, la intervención se hace a través del arte, es el arte mismo quien transforma a las personas.

Realizaron talleres de muralismo, fotografía y rap en tres colonias muy conflictivas en la ciudad: Independencia, La Alianza y la Nuevo Almaguer. En estos talleres se trató el tema de la masculinidad para cuestionarlo, confrontarlo y tener una percepción distinta. Pero además de eso, los jóvenes encontraron en el rap otra opción de vida porque en él hallaron la forma de expresar lo que sienten y lo que ocurre a su alrededor. Algunos a partir de ahí siguieron creando rimas que suben a sus canales de YouTube para que sean escuchadas y han logrado tener algo que es fundamental en jóvenes en riesgo: Atención de los demás.

Parece sencillo, pero hay personas que no saben que tienen el derecho a expresarse, que su voz cuenta y que lo que diga le puede interesar a más de uno. Estando en Colombia, platicando con la gente de allá, entendí que lo primero para solucionar un conflicto es hablarlo, y si estas personas están comenzando a hablar su problemática a través del hip hop, es sin duda un gran avance en la solución de un conflicto personal que influirá de manera significativa posteriormente en el conflicto social o grupal.

Al platicar con uno de los menores de edad en otro taller que se da en la colonia Valle del Sol, y preguntarle por qué quería entrar al taller de rap, me contestó que porque era una oportunidad de hacer algo en la vida.

Estos tres proyectos tienen historias de personas que han sido salvadas de una vida inmersa en la violencia gracias a la música y el arte porque, parece algo simple o lejano para muchos, pero para otros el rap significa literalmente una opción de vida o incluso, dicho de otra forma, un salvavidas.