La ilustradora, Rosa Codina, nació en 1987. En ese año transcurre la historia de Rompepistas, libro del literato formado en la calle, la música, el fanzine y ahora de 48 años, Kiko Amat. La novela fue definida como una obra “inteligente, emotiva, divertida y a la vez melancólica. Un Trainspotting (casi) sin drogas”, como lo dijo, Carlos Zanón, otro escritor proveniente de Barcelona.
Rompepistas también destila mucha amistad, subculturas, amor, punk rock, reggae y extrarradio (así le llaman a la periferia en España). Anagrama a finales de 2008 publicó ese, el tercer libro del escritor oriundo de SantBoi; mientras que más una década después, cuando 2019 casi termina, Ediciones La Cúpula publicó la novela, pero en una versión de cómic gracias al trabajo, la imaginación y el talento de la chica proveniente de Ordal, Cataluña.
Rosa Codina, igual que Kiko Amat, se define como alguien del extrarradio. “Soy de un pueblo pequeño que está cercano a Barcelona, donde no hay muchos sitios que frecuentar. Es bastante común que me encuentre con los amigos de siempre, en el bar de siempre para beber cerveza”, explica la ilustradora de 32 años, quien hace trazos desde que tiene memoria.“Dibujar es una parte de mí. Después del Instituto estudié ilustración. Fuera de la ilustración me encantan los tatuajes y tocar el bajo; son mis dos pasatiempos favoritos”.
Como muchos adolescentes, Rosa Codina, antes de realizar este proyecto que cuenta la historia de unos punx sin futuro de algún suburbio barcelonés, dice que encontró Rompepistas por casualidad en una biblioteca de Ordal. Recuerda que rápido llamó su atención; ella también venía de ese submundo de chicas y chicos raros a los cuales la música y sus ideales terminan por cambiarles la vida. “Estaba acabando mis estudios en ilustración y tenía que pensar en algún tema para hacer mi proyecto final. No tenía ni idea de qué hacer, pero vi el libro y pensé ‘punkis’. Siempre me ha fascinado todo lo que envuelve al punk; es algo que llevo muy adentro”, explica la artista, quien en aquel momento de su vida era una estudiante más que se preguntaba qué iba a ser de ella en la vida. “Me sentí identificada porque Rompepistas me hizo recordar mis años cuando era parte de una pandilla, salía con más frecuencia a conciertos, decíatodos los días que la vida era una mierda, me quería ir del sitio al que pertenezco, me sentía incomprendida, etcétera”.
Por lo mismo, no dudo en llevar las letras de Kiko Amat a un ambiente visual, donde sus personajes tomaron una vida nueva y totalmente gráfica. Rosa Codina, comenta que la idea de dibujar ese libro fue de ella. “El mismo día que me encontré con Rompepistas, mientras lo leía en mi casa me iban apareciendo viñetas en mi cabeza”, dice, quien está publicando su primer trabajo de largo aliento, con 240 paginas a blanco y negro gracias a la editorial también situada en Barcelona. “La voz del libro, la forma en que Kiko Amat narra la historia hizo que mi mente imaginara que todo ese mundo podía ser un cómic. El primer capítulo fue mi proyecto final de ilustración, pero terminé haciendo toda la adaptación del guion y storyboards”.
Dicha tarea, la misma Institución de Rosa Codina, hizo que sus profesores la animaran para que propusiera su trabajo a algunas editoriales del país. Poco tiempo después contacto a un par; sin embargo prefirió elegir a Ediciones La Cúpula. Era su mejor opción, la que se adaptaba más con su estilo. “Les enseñé mi proyecto final, el dossier con el primer capítulo. En la escuela había hecho el cómic en un formato de álbum francés, bastante grande y con muchas viñetas, lo cual facilitaba la lectura y yo podía dibujar más detalles. Al final se hizo el cómic entero con Ediciones La Cúpula y aprendí muchísimo al trabajar con ellos”.
En cuanto al acercamiento de Rosa Codina con Kiko Amat, recuerda que siempre estuvo en contacto con el escritor, desde que en 2014 empezó a dibujar Rompepistas en la escuela y hasta que la contrataron en la editorial para llevar el proyecto a un plano profesional. “Fue algo indispensable para mí que él supiera que estaba adaptando su obra. Quería saber qué opinión tenía y le encantó la idea”, recuerda la ilustradora, quien recientemente presentó su libro en compañía del escritor. “Era importante para mi realizar este proyecto. La adolescencia y la primera juventud son una parte vital en nuestras vidas. Siempre me han gustado ese tipo de historias, como la que cuenta el libro de Kiko. Así que hice lo que a mí me gustaría encontrarme en una librería: un cómic sobre jóvenes punks y skinheads, viviendo y enfrentado sus problemas”.