Con capacidad para más de mil 500 personas en sus dos pisos, el Aracely se convirtió por unos días en un recinto sagrado donde el rock era el rey. Como joya de la corona, el documental Let There Be Rock de AC/DC, se exhibió por dos días consecutivos, y causó un furor inexplicable entre la fanaticada rockera.
POR: MARIO PALACIOS
Si mal no recuerdo, en septiembre u octubre de 1982, en el cine Aracely, ubicado en la calle Isaac Garza del centro de Monterrey, se proyectó un festival de películas dedicadas al rock. Durante una semana se sucedieron en pantalla seis películas, entre ellas The Song Remains the Same de Led Zeppelin, Gimme Shelter de The Rolling Stones y The Wall de Pink Floyd, con dos funciones por día cada una.
Con capacidad para más de mil 500 personas en sus dos pisos, el Aracely se convirtió por unos días en un recinto sagrado donde el rock era el rey. Como joya de la corona, el documental Let There Be Rock de AC/DC, se exhibió por dos días consecutivos, y causó un furor inexplicable entre la fanaticada rockera.
En esa época el Aracely estaba dedicado al cine internacional (después mutó a sala de cine porno y sitio de citas sexuales gay). Durante la proyección del documental de AC/DC las calles aledañas al cine fueron colmadas por fanáticos del rock de diversas edades. Y también por decenas, quizás cientos de policías, quienes, cuando menos en una función –en la única que como estudiante de preparatoria pude pagarme-, disolvieron a golpes de toletes y gases la pequeña multitud de fanáticos eufóricos y enloquecidos por las dos horas de energía rockera desplegada por los hermanos Young y su emblemático vocalista Bon Scott.
Según recuerdo, por comentarios de otros amigos que asistieron al mismo festival, sólo hubo despliegue policial con esta película. Y se repetía la misma secuencia: desmanes a la salida del cine y la intervención de las fuerzas del orden que a punta de madrazos imponían la “paz porfiriana”.
Nada más imagínese, estimado lector, el poder e influencia que generaba la banda, que sólo con la exhibición de una película logró causar tal respuesta emocional de sus seguidores, en épocas en las que apenas llegaban discos de vinilo importados a la ciudad. Las copias de esas grabaciones se pasaban de mano en mano, y los medios de comunicación, -salvo algunas estaciones de radio como la RG y Radio Kono en AM- ni siquiera hacían mención del rock como expresión musical. Pero ahí, en la semipenumbra del Pavillion de París, estaba Malcolm Young desplegando su poderío musical, mientras su hermano Angus hacia sus malabares en su guitarra y competía con Bon Scott por robarse la atención de los espectadores. La combinación era perfecta: la magia del cine y el poder de la música.
Para gran parte de mi generación, AC/DC era el estandarte del hard rock y el heavy metal, por lo que el fallecimiento de Scott en 1980 fue un duro golpe emocional. El regreso a la actividad de los australianos con Back in Black, con su nuevo vocalista Brian Johnson, y la exhibición de Let there be Rock, nos regresaron el ánimo y las buenas vibras a sus seguidores.
Durante años, décadas, se soñó y se rumoró sobre la posibilidad de que el quinteto tocara en México y ¿por qué no?, en Monterrey. Hasta especulamos que el Estadio Universitario quedaría chico y, salvo el lecho del río Santa Catarina, no habría otro lugar mejor para una mega presentación.
Una familia de rock
Séptimo hijo de un total de ocho, Malcolm se mudó de Escocia a Sidney, Australia, a los diez años. Se sabe por su biografía no autorizada que antes de seguir una carrera como músico tenía gran potencial como futbolista, pero no pudo continuar, puesto que no creció lo suficiente hasta los 14 años. No obstante, tanto él como su hermano Angus son fanáticos del fútbol y aficionados del Glasgow Rangers.
La semilla musical de Young tuvo su primer fruto en 1968 cuando el grupo de rock de su hermano mayor George, The Easybeats, logró diversos éxitos en Australia, entre ellos “Friday on My Mind”.
Propenso a meterse en pleitos callejeros, pero inspirado por la fama alcanzada por su hermano, Malcolm empezó a tocar la guitarra por primera vez cuando estaba en el colegio. La primera fue regalo de su madre, para evitar que tomara el camino del pandillerismo y la deserción escolar. Curiosamente, esa guitarra después pasaría a manos de Angus.
Duro para los estudios, Malcolm dejó la escuela y pronto encontró un empleo dando mantenimiento a una máquina en una fábrica de sostenes. Pero el gusanillo de la música ya estaba incubado: con el sueldo de su primer trabajo se compró una guitarra profesional.
En 1971 Malcolm se une al grupo australiano Velvet Underground (no confundir con la banda neoyorkina de Lou Reed) con el que apenas y duró un año. Para el 72, George Young y su colega Harry Vanda trabajan juntos en un álbum con el seudónimo de Marcus Hook Roll Band. El proyecto vio luz cuando la rama americana de EMI mostró interés por el grupo. George acudió a Malcolm y Angus como músicos adicionales. Fue el primer trabajo que hicieron junto antes de AC/DC. El proyecto junto a su hermano mayor marcó profundamente a Malcolm: Ensayaban hasta el extremo las canciones en el estudio, con arreglos armónicos y melodiosos. Todo lo contrario a la visión de rock and roll crudo y potente que tenía Malcolm. Decidió que su grupo jamás usaría esa forma de componer.
Surge una leyenda
“Ni siquiera supe el nombre de ningún acorde hasta que Malcolm me los dijo; y luego, a partir de ahí me los fui aprendiendo todos. Él me dio las únicas clases que he recibido e incluso me animó a hacer solos”. Es una de las citas que Angus ha dicho una y mil veces sobre la influencia que su hermano mayor tuvo sobre su carrera.
A sus 20 años Malcolm decidió formar un nuevo grupo con él como guitarrista principal, al que luego se incorporaría Angus.
Tras tocar en fiestas escolares y de su barrio, el grupo ya llamado AC/DC tuvo su primera prueba de fuego y alcohol, ante los asiduos clientes del Chequers Club de Sídney, el 31 de diciembre de 1973. Fue su primer concierto oficial. Desde el primer disco High Voltage, la mancuerna creativa de los hermanos Young, de la mano de Bon Scott, marcó el rumbo que tomaría la banda a lo largo de casi cuatro décadas. Un sonido influenciado por el rock de los años cincuenta y el blues.
De 1976 a 1980 AC/DC, junto con otras bandas inglesas, pelearon por mantener al heavy metal y hard rock vivo, en rivalidad codo a codo y escenario con escenario, frente a la ola punk y new wave que inundaba Inglaterra y Europa, mientras que la música disco hacía lo propio en Estados Unidos y el resto del mundo.
La muerte de Bon Scott por intoxicación alcohólica a principios de 1980 parecía la estocada final al quinteto australiano, pero con Back in Black darían un giro de timón. Con más de 50 millones de discos vendidos en el mundo desde su aparición, Back in Black, con la voz de Brian Johnson, mostró un nuevo poderío de la banda. La explosión de los videos musicales y una mayor penetración comercial en los diversos mercados, México entre ellos, abrió la posibilidad de que los escuchas y seguidores del grupo australiano se masificaran.
De bajada
Poco después del lanzamiento de su álbum de 1988, Blow Up Your Video, Malcolm se dio cuenta que su adicción de toda la vida al alcohol había puesto en riesgo su salud. Al no querer seguir los pasos de Scott, Malcolm tuvo una breve ausencia durante una gira en un intento por solucionar su problema. Durante dicha gira lo sustituyó su sobrino Stevie Young. Tal era el parecido de este con Malcolm, que prácticamente nadie se percató de su ausencia hasta que la banda lo informó.
El 16 de abril de 2014, un comunicado publicado por la banda en su página web oficial informó de que Malcolm se tomaría un receso temporal debido a problemas en su salud, aunque la naturaleza de su enfermedad se mantuvo en secreto. El 24 de septiembre confirmaron su retirada definitiva, y anunciaron que Stevie se encargaría de tocar en los discos y acompañarlos durante la gira. Finalmente, la familia confirmó que Malcolm sufría demencia. Según sus allegados, había perdido la memoria a corto plazo. Incluso olvidaba a una persona segundos después de haberla visto. Los estragos de la vejez, sumados a los excesos de la vida rockera, acentuaron sus padecimientos.
Su fallecimiento el 18 de noviembre de 2017, publicado en el perfil de Facebook de la banda, entristeció a muchos de sus seguidores y amigos.
“Como su hermano, es difícil expresar con palabras lo que él ha significado para mí durante mi vida, el vínculo que tuvimos fue único y muy especial. Deja atrás un enorme legado que perdurará para siempre. Malcolm, hiciste un buen trabajo”, escribió su hermano Angus.
Para Malcolm, recordar una de las líneas más memorables de una de sus canciones, no es un adiós sino un sencillo hasta siempre: We ain’t no legend, ain’t no cause. We’re just livin’ for today. For those about to rock, we salute you. For those about to rock, we salute you. (No somos una leyenda, no somos una causa. Sólo vivimos al día. Para quienes vayan a rockear, te saludamos Para quienes vayan a rockear, te saludamos).