El 12 de marzo de 1978 cinco grupos de rock de vanguardia se reunieron en el New London Theatre de Londres bajo la bandera de Rock en Oposición (RIO, por sus siglas en inglés). Henry Cow (Inglaterra), Stormy Six (Italia), Univers Zero (Bélgica), Etron Fou Leloublan (Francia) y Zamla Mammas Manna (Suecia) convergieron más por una necesidad de corte político, que por afinidades musicales, pues entre ellos las ligas sonoras eran difusas.
En ese primer concierto se entregó un folleto a los 450 asistentes en donde Chris Cutler (batería de Henry Cow), el ideólogo del mismo, describió de manera somera los orígenes y fines del colectivo:
Las relaciones, una vez establecidas, crecieron y se expandieron a través de las fronteras. (Fue mediante los Zamlas que tocamos por primera vez en Suecia, Stormy Six nos ayudó en Italia y nosotros trajimos a Etron Fou a Inglaterra y después los llevamos a Italia, etcétera.)
Con la organización internacional de la industria musical (cada vez más preocupada por el dinero y no por la cultura), la organización internacional, la socialización del conocimiento, las fuentes y contactos entre los músicos de rock “anticomerciales” eran inevitables, RIO finalmente cohesionó los lazos, comenzando con este festival.
Todos perderemos un poco esta vez, pero lo crucial es que este evento ha ocurrido y hace posibles futuros conciertos. Incluso más simple: ya no existe esa mítica burbuja por destruir. Hay mucho en marcha por todos lados y éste es sólo un pequeño fragmento.
[…] ¿Cómo puede una industria que no crea nada, sobrevivir cuando ya no puede robar nada? ¿O robarán nuestros cerebros? Lo dudo.
Antes de la fundación de RIO los músicos europeos de rock con tendencias vanguardistas habían trabajado de manera aislada. RIO les mostró las bondades de la interrelación: antes, los contrarios y la existencia de categorías asfixiantes impedían la unión, pero al descubrir las ventajas de la autoproducción y la necesidad de hacerse cargo de los aspectos administrativos en su trabajo —el DIY del punk—, la música encontró nuevos cauces para su desarrollo.
Sin embargo, desde su concepción RIO engendró las causas de su muerte. La institucionalización, un enemigo natural de los agrupados, se revertía y estaba por aniquilarlos. La existencia formal del colectivo fue precaria, pero la etiqueta sirvió para denominar en el futuro a una serie de experiencias musicales difíciles de englobar bajo los antiguos cartabones. Esto, aunque suene paradójico, no fue un encasillamiento más. Si bien la etiqueta parecía comprimir, en realidad era útil para identificar una actitud ante la música y ante la cual podía esperarse todo, especialmente en el terreno creativo.
En RIO cabe música de concierto, de cámara, electrónica, rock, jazz, improvisación, experimentación y si bien esto no precisa en absoluto nada, una vez que se le escucha, una vez que uno ha asimilado a los fundadores, podrá uno percatarse de su huella, de su legado, porque RIO es la búsqueda de un sonido individual, el establecimiento de una marca propia, de una signatura única.