El jovial Victor Cervantes lleva el nombre artístico (Victor Internet) más centennial que he oído en la edad de Scottie Pippen, la cual tengo ahora. Al mismo tiempo, me parece ser el más genial para alguien que sólo tiene diecinueve años y ha estado creciendo entre teléfonos inteligentes, computadoras, consolas de videojuegos, programas para hacer música y demás cosas apegadas a la tecnología.
Este chico mexicano que radica al sur de Chicago, Illinois, para el verano de 2017, con el A.K.A. de VICTOR!, lanzó su primera canción –una balada muy triste– titulada “Tinder song”. El tema, que suena como un Mac DeMarco en plena pubertad, con guiños de un pop más del año 2020, se volvió viral en redes sociales y en distintas plataformas musicales: consiguió unos 20 mil seguidores en su cuenta personal de Instagram, y más de 200 mil reproducciones en Spotify.
De ahí en adelante, quien inconscientemente inició su carrera musical escribiendo poesía desde los doce años y cantando en la iglesia a la que asistía, comprendió que sus propias canciones tristes que hacía en una destartalada computadora y con un micrófono prestado, no sólo hacían que él sintiera cosas aporreando a su cuerpo y alma, sino que también ocurría eso con aquellas y aquellos que lo descubrían, que se sorprendían por su grata creatividad viniendo de un corazón partido en dos. Sin embargo, otra parte de su talento brota del apoyo de sus amigos cercanos, o de lo más profundo de su personalidad un tanto misteriosa y tímida.
Para septiembre de 2019, gracias a Terrible Records editó Victor’s debut, álbum que cuenta con once tracks intensamente encaminados a las vibraciones del R&B, la música disco, el dream pop y hasta trap sin autotune, más bien con una voz casi angelical. Esa combinación hace que sus aptitudes como productor y compositor de su propio arte puedan darle un sonido inclasificable, y al mismo tiempo adictivo para oírlo todos los días, mirando al cielo y con los audífonos a todo volumen.
Hoy Victor Internet está presentando “Hollow”, su nuevo tema, con el cual también –como lo ha hecho desde su aparición en el ámbito musical– seguirá apoyando económicamente a su madre que lo crió ella sola. Visualmente, el videoclip es una oda a su nombre artístico. Mientras que la letra de la canción va de la mano con su edad, con esa serie de sentimientos que lo hacen ser un joven centennial que, me atrevo a decir, está más allá que del auge juvenil de trap y pop mundial.