En estas épocas extrañas encontrar una oportunidad de hablar con alguien fuera del perímetro habitual es casi imposible. Durante una sesión fotográfica tengo la oportunidad de asegurar una esquina apartada para mi seguridad y poder platicar con Alejandra Luna y Efraín Gutiérrez, el dueto detrás del proyecto llamado Plastic Lover, sobre su nuevo EP Sueño en Stereo.
El sol de las cinco pasa detrás de las ventanas donde se monta el arte para la sesión. Efraín lleva unos vaqueros y playera blanca, tiene el semblante amable, pero intenta mantenerse pasivo con la mitad de la cara cubierta. Alejandra parece tener todo bajo control, también lleva vaqueros y una playera blanca con el logo de Jawbreaker, la película pop de culto.
Efraín conecta su celular al plug y en las bocinas escuchamos Sueño en Stereo. Hay un semblante de sorpresa donde Efraín y Alejandra se percataron de algo. El sistema de sonido del lugar tiene solamente unas bocinas frontales y un bajo grande, que le da un giro distinto a lo que ellos estaban acostumbrados. Les pregunto si lo habían escuchado en alguna otra parte. “En casa y en mi carro”, dice Efraín. Ambos mencionan algo sobre la potencia del bajo y rápidamente ignoran el tema.
Durante la sesión Alejandra y Efraín hablan sobre el Wet Look de Kim Kardashian en una premiación, los recientes cambios en el Nodriza y sobre su inclusión en el Cuarentena Fest, un show en línea organizado en España. “Nunca me imagine de más morrilla tocar en mi cuarto y que la gente estuviera viendo lo que hago. Se me hizo divertido”, dice Alejandra. “Participar en un stream se me hace un paso al futuro del entretenimiento. Es muy surreal. Me vio mi abuelita y familia que no nos había visto”, dice por su parte Efraín.
Después de darle algunas vueltas al EP, Efraín pone una selección de city pop y habla sobre las experiencias inmersivas del show de Travis Scott en el videojuego Fortnite, refiriéndose al evento como “inspirador” y “pionero” en eventos musicales.
Plastic Lover comenzó como inercia de la pasión. Ambos coincidieron en que la falta de compromiso por parte de algunos miembros en las bandas era un factor común, así que decidieron hacer una mancuerna libre de este estigma, permitiendo descubrir sus propios límites y dar paso a la colaboración. “Para pasarle un demo a Efraín tengo que estar segura de cómo quiero que suene. Mandamos ideas sólidas pero con margen a cambios”, dice Alejandra.
Durante una temporada las tocadas ponían a prueba su dinamismo, las ambientaciones, sus habilidades y su sonido. Aunque no contaban con material en el internet lograron inyectar dentro del subconsciente de los asistentes de estas tocadas los coros de “Marfil” y “Monzón”, los cuales pasaron a ser los dos primeros sencillos. “En el inicio nos invitaron a muchas tocadas. Recibimos críticas, pero estuvo chido. No teníamos nada arriba y estaba bien tocar seguido para que la gente nos ubicara”, dice Alejandra.
El uso de equipos y programas de casa dieron paso a una producción de “habitación”; sin embargo, el cuidado y constancia o “perfeccionismo” obtenido bajo las ambiciones de ambos los alejan del consecuente pop lo-fi. Las armonías difusas de la guitarra guiadas por las líneas de bajo y la libertad de las baterías electrónicas miran sonidos pop de décadas anteriores, pero evita que se entrelacen. Trabajar desde sus límites creativos sacude las etiquetas de géneros y abre la puerta para implementar todo tipo de texturas y ambientación de la mano del “pop” y por medio de sus herramientas.
El sonido de Sueño en Stereo captura los tintes melancólicos y de amor de una juventud presente en aquellas tocadas de Monterrey. Las ambiciones y sentimientos que guiaron los primeros años de la banda y los límites a los que se desafiaban. Es un primer acierto que les permite fijar un punto en este presente, y aunque en su evolución pueda que los comparativos futuros sean distintos, los sitúa dentro de la generación de artistas pop con bases sólidas.
“Nuestras influencias eran un poco más obvias, por lo menos en las (canciones) que salen en el EP, pero creo que el nuevo trabajo que estamos haciendo se siente más como nosotros. Más que a ella y yo por separado. Estoy muy emocionado por lo que sigue”, dice Efraín. “Como menciona Efraín, ya formamos un sonido. Sonamos a nosotros, no a nuestras influencias”, dice Alejandra con satisfacción.