En ocasiones el periodista musical quisiera aplicar un recurso propio de los Thundercats: “Espada del augurio quiero ver más allá de lo evidente”. Y es que en el panorama nacional el centralismo sigue ejerciendo cierto dominio, pero, por fortuna, desde el interior del país las propuestas se diversifican estéticamente y cada vez ganan más importancia y visibilidad.
Por otro lado, celebremos que 2018 nos deja una gran cantidad de proyectos encabezados por mujeres o bien que forman parte de los grupos. No deja de presionar cierta corriente que suele demeritar la producción nacional en general, pero no deja de sorprender que es desde el extranjero donde se enfatizan y reconocen los hallazgos de los creadores mexicanos.
Luego entonces, se requiere de un recuento que pondere la diversidad, que enfatice que son muchas las vertientes por las que transitan las propuestas más destacadas y que imprimen intensidad y excitación no a una escena, sino a un conglomerado de ellas que se yuxtaponen y retroalimentan.
1
Lázaro Cristóbal Comala
Canciones del ancla
Independiente
No siempre lo más exquisito es lo más expuesto. Estamos ante la consolidación de un compositor sobrado de recursos y sensibilidad que aboga por toda una generación que se hace visible desde la provincia profunda. Daniel Azdar, originario de Durango, se decanta entre canciones folk acústicas y variantes electrificadas (que incluso abrevan del canto cardenche). Su imaginería está llena de referencias literarias, imágenes poderosas, conocimiento del dolor humano y hasta algún guiño dylaniano y otro a Johnny Cash. Sus canciones penetran hasta los rincones polvosos del alma.
2
Charles Ans
Sui Generis
XL Entertainment
Los álbumes son instantáneas que reflejan su tiempo, y este trabajo, además, recrea cronológicamente los últimos dos años en la vida de su creador –canciones basadas en hechos reales-. Ans es una figura del hip hop mexicano, pero sus referentes son más amplios, y van desde tonadas de arrabal a elementos electrónicos en los que sustenta sus bases. Con su cuarto álbum, el de Sonora tendrá que trascender fronteras (ha dejado ya de ser talento emergente). Casi nada de gangsta y mucha intimidad –un acierto-.
3
Ramona
Párpados
Independiente
Estamos ante el temido punto de inflexión que representa el segundo disco y los tijuanenses -mudados a CdMx- han potenciado sus virtudes. Ese rock psicodélico en el que destaca un teclado de sonido vintage (muy de los setentas) consigue mejores estructuras, que les facilitan los desarrollos instrumentales que tanto les gustan. Además, sacan provecho de esa voz aguda que fluye como un río cubierto de bruma matinal. Música para mantenerse en lo más alto del viaje; psicodelia doméstica y amorosa: “Voy a descubrir un nuevo color entre tus labios, voy a salir a ver el sol y respirar la luz”.
4
Marcela Viejo
Pequeñas profecías
Live on Video
Desde sus tiempos con Quiero Club esta regiomontana dejaba ver su preocupación por desarrollar a detalle las posibilidades de una canción; por eso mientras colaboraba con el grupo reservaba para sí los temas más íntimos. Ella sabe cómo barajar y repartir rock, pop y electrónica, y para su debut se apoya en la experiencia del español Carlos Ann como productor. Como buena seguidora del surrealismo, lo onírico se plasma en muchas de sus letras, mientras que la música tiene un toque afrancesado (muy a lo Dominique A.).
5
Ruzzi
Nave espacial
Animal Minimal
Marian Ruzzi afirma que cada uno de sus temas tiene personalidad propia, pero en general priva el pop electrónico –con toque latino o sin él-. Fue grabando el disco a fuego lento y adelantando sencillos. Las colaboraciones de Javiera Mena, Natalia Laofurcade y Alex Anwandter, entre otros, potencia el resultado final, pero la verdad es que las piezas brillan con luz propia. Este álbum es el ejemplo de que una nueva generación muestra sin tapujos lo que se ha llamado “una nueva sentimentalidad”. Aquí hay sensibilidad y transparencia.
6
La Barranca
Lo eterno
Fonarte
No sólo está presente por los 5 años sin un disco inédito, ni porque la carrera del grupo que comanda José Manuel Aguilera se esparza ya en 11 placas, sino porque el álbum en sí mismo es un trabajo de orfebrería musical. Se conoce la exquisitez del guitarrista, pero es el piano de Yann Zaragoza lo que le agrega un toque distintivo. Se trata de un rock sumamente maduro en toda su concepción y que entiende que la música es mucho más que un pasatiempo. Toda una experiencia existencial.
7
Trillones
Tal vez sí existe
Independiente
La electrónica avanzada sorprende con una obra que se apropia de elementos inherentes a la música de baile y los transforma. Un inteligente proceso de abstracción que ofrece una forma festiva y un fondo lóbrego –casi apocalíptico-. Desde Mexicali, Polo Vega se reinventa y entrega un tercer álbum logradísimo que abre brecha y en el que sin dejar de lado los profundos graves y algo de glitch descoloca y emociona. Además, las voces invitadas son una vertiente inédita en este proyecto y lo potencian.
8
Becerros
Becerros
Independiente
En todo recuento hay una trampa (que puede ser doble incluso); en primer lugar, porque este EP apareció en 2017 pero no fue hasta este año que estalló, y luego porque es una amalgama del rock con lo que se entiende como música norteña (o grupera). Miembros de La Verbena Popular y el bajista de Kinky concibieron esta bomba musical ecléctica y atrevida. Hacen canciones que detonan el baile y en las que lucen el acordeón y el bajo sexto (en momentos hasta 3 a la vez).
9
Niña Dioz
Reyna
Nacional Records
Perseverancia, ambición y talento se necesitan para que un artista se consolide y Carla Reyna ha trabajado con denuedo hasta dar en el blanco. Por supuesto que no debe soslayarse la presencia de Scoop Deville, productor de Kendrick Lamar en un tema. El hip hop fraguado por esta regia posee más cohesión y solvencia técnica; su discurso siempre ha sido combativo, más allá de la preferencia sexual del que surja. Es un álbum peleón, pero muy pensado.
10
Dapuntobeat
Digital Pills
Creme Deluxe Records
Pareciera que a nivel nacional no se le ha dado el reconocimiento merecido a este quinteto capitalino –su proyección internacional los avala-. 5 años tardó su cuarto álbum y ofrece una electrónica de baile llena de aristas superlativas y con mucha cercanía con el french touch. Es importante que la paleta sonora se expanda y que sean diversas las estéticas de las que tiren los artistas nacionales. En el dancefloor también ocurren sucesos importantes.
11
Mink
Natural
Independiente
El cuarteto capitalino se ha concentrado de desarrollar sus habilidades como instrumentistas y con ello asegurarse que sus canciones sean muy refinadas y minuciosas. Y esperan que la composición aporte esa parte evocadora. Su segundo álbum contiene rock pop que rinde homenaje al jazz desde el nombre del grupo (un juego en referencia a Thelonious Monk). La guatemalteca Carol Villagrán cada vez logra mejores inflexiones y nos obnubila.
12
La Pingos Orquesta
Música para domar monstruos
Ropeadope Sur
Música clásica, folklore balcánico y jazz confluyen en esta agrupación de Aguascalientes. Para su tercer material se pusieron un tanto más oscuros y rockeros, lo que fue enfatizado por el famoso productor Steve Albini; un encuentro magnífico que a final de cuentas amplía gozosamente el abanico sonoro nacional. Cada vez las lindes entre géneros se difuminan todavía más. Aquí el eclecticismo inteligente se convierte en toda una experiencia sensible.