Con la aparición en cines de la película Bohemian Rhapsody, la historia de la banda de rock británica Queen y su líder Freddie Mercury, la exposición de su música se ha disparado a grados en que, después de muchos años, una canción de rock compite en las listas de popularidad con música de otros géneros que son tendencia actual, como la música urbana o el reggaetón.
Esto no es extraño, es una táctica comercial que comienza a dejarse ver cada vez más a menudo: la industria ha entendido que vivimos tiempos en lo visual es más arrasador que lo auditivo. Un ejemplo es la serie de Luis Miguel, la cual hizo que su música apareciera en las principales listas de música del continente, sin un disco nuevo, solo con éxitos pasados, y saldó una serie de deudas económicas que tenía el cantante.
A partir del éxito de la película de Queen y su ascenso en las listas de la música que más escucha la gente en el mundo, aparecieron una serie de notas en distintos medios con encabezados donde dicen que Freddie Mercury y compañía han desbancado el reinado del reggaetón. Con esto, muchos comentarios del tipo de “que muera el reggaetón”, “por fin regresó el rock a tomar su lugar”, “qué bueno que se escuche más Queen y menos reggaetón”, y así la policía de la buena música se hizo visible.
Estos comentarios son porque la cantidad de personas que han escuchado la canción «Bohemian Rhapsody» en Spotify, en estos días, ha sido superior, por ejemplo, a los que escuchan a Maluma y ven en Queen como el ¿nuevo? héroe musical y portador de la esperanza de los rockers. Sin embargo, pensar que una sola canción o un solo grupo va a superar a todo un género musical está fuera de foco. Aunque no lo queramos ver, se trata de una tendencia también que viene de la mano de la película. En unas semanas pasa el auge.
Esto no quiere decir que la gente esté escuchando más rock, significa que nos gustan las tendencias y listo. Más bien lo interesante radica en el hecho de que la canción de rock más escuchada hoy sea una canción que tiene más de 40 años de haber sido compuesta. Esto es importante porque el mensaje que lanza es contundente: el rock actual no tiene la fuerza como para sobresalir entre el resto de las músicas. ¿Por qué?, porque no es el rock el que está innovando en esta época en la música.
No es casualidad que un elemento tan importante para el rock, como lo es la guitarra eléctrica, se esté vendiendo mucho menos al grado de que Gibson, una de las principales marcas, y me atrevo a decir elemento fundamental de la cultura rock, está en bancarrota. El sociólogo francés Claude Chastagner menciona a la guitarra como un instrumento revolucionario que acompañó los cambios sociales y culturales que llegaron de la mano del rock en la década de los sesentas y afirma que la guitarra, y a través de ella la música popular, se convirtieron en los compañeros de viaje obligados de las luchas del siglo XX.
Hoy ese acompañamiento lo hace el hip hop y la música urbana porque, aunque aún no se conoce mucho, hay propuestas de trap y reggaetón feministas y de conciencia social. Y la innovación está llegando de la mano del folclor y sus relecturas, y de muchos otros géneros, pero no del rock.
Queen no es el nuevo héroe del rock. Lo que sucede es que el rock necesita tener un enemigo para seguir alimentando esa flama de rebeldía y transgresión. Pero esos enemigos ya no pueden ser el rap, en nuestro caso la música grupera, ni el pop porque con todos ellos se ha aliado. Por eso es que el rock, y su público, han declarado la guerra al reggaetón, porque en él han encontrado a un nuevo enemigo. Una guerra, a todas luces, innecesaria.