Norma Lazo nació en Veracruz. Fundadora y directora editorial durante siete años de la revista Complot. Es autora de las novelas Lo imperdonable (2014), El mecanismo del miedo (2010), El dilema de Houdini (2009) y El dolor es un triángulo equilátero (2005). En 2007 publicó el libro de crónica de nota roja Sin clemencia.
Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte, es co-creadora y guionista del programa Facultad de diálogo (2007-2008), guionista del ensayo fílmico El mecanismo del miedo (2005), y autora de los ensayos El horror en el cine y la literatura (2004) y La luz detrás de la puerta: el silencio en la escritura (2012). Medidas extremas (2014), es un libro de diez relatos donde la apariencia de normalidad es sólo un canto de sirena que anuncia el naufragio.
“Existen momentos para escribir lo que uno desea; en particular, me dejo llevar por el interés que cierto tema me causa en determinado momento, pero siempre me muevo en dos polos: el sufrimiento y el significado de la vida”.
¿Qué detalle de la vida cotidiana es lo que más te irrita?
Mi gato Josafat despertándonos a las tres de la madrugada porque quiere que lo acompañes a comer.
Por el contrario, ¿qué detalle de la vida cotidiana es el que te hace más feliz?
Que mi pareja me abrace al despertar, y quedarnos así por un rato.
¿Cuál es tu mejor momento del día?
Cuando logro concentrarme al cien en lo que leo o escribo. Tengo una mente demasiado volátil.
¿Cuál es tu mayor miedo?
Que quien más amo muera antes que yo.
¿Cuál consideras que es tu gran defecto?
Romper con querencias que se convirtieron en un dolor emocional y mental, romper sin importarme que tan cercanos éramos ni cuánto cariño había.
¿Qué es lo que más valoran de ti tus amigos?
Que siempre que lo necesitan cuentan conmigo. Y no es solo una expresión.
¿Qué cosa te desagrada más de la gente que te rodea?
La gente que me rodea me agrada mucho. Nuestras diferencias y desencuentros son ingredientes naturales en una relación.
¿A qué persona viva y muerta admiras?
Viva, a Frans de Waal, un hombre brillante interesado en algo más que sí mismo y lo humano; estoy harta de la visión de la humanidad como algo grandioso y extraordinario. Muerta, Carson McCullers, aún me impacta que haya escrito El corazón es un cazador solitario a los 23 años, era un prodigio.
¿Cuál es tu mayor extravagancia?
Mi deseo de invisibilidad. Mi poca tolerancia a la exposición, a presentar libros, a las reuniones sociales con mucha gente o con desconocidos, a hablar en público, a las entrevistas, aunque sean así, a distancia.
¿Cuál ha sido tu mayor mentira?
Decirles a mis padres que iba a quedarme a dormir en casa de una amiga, y venir desde Veracruz a la CDMX al Nueve, para regresar al puerto saliendo del antro. Lo hicimos varias veces, y nunca se dieron cuenta.
¿Te asomas al espejo y qué ves?
Tiempo ido.
¿Cuál es la cualidad que más te gusta en un hombre?
La capacidad de responder a sus actos y actuar en consecuencia. Me caen mal los tipos que van de víctimas culpando a los demás por lo que han sembrado.
¿Y en una mujer?
Lo mismo. La capacidad de hacerse responsable de sus acciones sin justificarse y responder por ello.
¿Cuál es tu color favorito?
Negro. Vestirme es rápido y fácil.
¿Qué foto tuya no colgarías en casa?
Una donde esté yo sola. Las fotos que hay en casa están allí por las personas que me acompañan en éstas.
¿Qué palabras o frases usas con demasiada frecuencia?
Palabras: misántropo, amigos, silencio, amor, responsabilidad, muerte, hospitalidad, gatos, empatía. Frases: «Todos mienten, pero no importa porque nadie escucha», de Epicteto.
¿Cuál ha sido el momento más glorioso de tu vida?
Conocer a una persona tan excepcional como David, mi pareja.
¿Qué talento te gustaría tener?
Dominar un instrumento de forma virtuosa, como Robert Fripp, Anoushka Shankar, Hiromi Uehara o Les Claypool, y el talento de Jet Li para las artes marciales.
¿Qué cambiarías de ti?
Por fortuna, he cambiado varias cosas, somos devenir; por ahora, me gustaría tener una mente menos volátil y más terrestre.
¿Cuál ha sido tu mayor fracaso?
No impedir el suicidio de mi hermano.
Si pudieras reencarnar en una persona o cosa, ¿qué serías?
Si es una persona, sería Thomas Pynchon, dedicada a escribir mientras me hago invisible a la vista de todos. Si fuera una cosa, una escollera en el mar.
¿Qué lugar te gustaría conocer?
Islandia. Creo que es un buen lugar para sentirse alejada del mundo.
¿Cuál es tu posesión más preciada?
Mi colección de discos de Element of Crime que me trajo mi amiga Clauzzen de Alemania, en una época en la que hubiera sido imposible conseguirlos.
¿Qué es para ti lo más profundo de la miseria?
Estarse viendo a uno mismo sin ver ni escuchar a los otros. El insufrible yo, yo; mi, mi; mío, mío; la indolencia surgida de esto.
¿Cuál es tu ocupación preferida?
Una buena charla con un amigo o una amiga; y si es con un vino o whisky, mejor. Siempre me hago espacio para los amigos.
¿Cuál es tu comida favorita?
La mediterránea.
¿Cuál es la comida que más odias?
Cualquiera que se haya preparado con un ser capaz de sufrir y padecer dolor. Y aclaro que no soy vegana, ni siquiera soy vegetariana.
¿Quiénes son los escritores que admiras?
Soy más de admirar libros que escritores, pero haciendo un conteo estadístico de los libros que más me han impresionado serían: Kosinski, Carson McCullers, Salinger, Philip Roth, Patricia Highsmith, Pessoa, Steinbeck, Kafka, Quignard, Fante, Sábato, Artsibáshev.
¿Cuál es tu banda, cantante o grupo musical preferido?
La época de tener un grupo preferido ya pasó. Ahora disfruto de muchos: Nick Cave, Element of Crime, PJ Harvey, Led Zeppelin, La Barranca, David Bowie.
¿Con qué figura histórica te identificas más?
Con Diane Arbus, cada que veo sus retratos siento que pude haberlos tomado yo.
¿A qué personaje famoso te gustaría conocer y qué le dirías?
A alguien que de entrada no le interesara ser famoso. La fama es algo muy idiota. J. D. Salinger o Thomas Pynchon.
¿De qué es lo que más te arrepientes?
De tardar en darme cuenta lo manipuladoras que pueden ser personas muy cercanas, amistades o familia. Los tiranos son elementales, fáciles de reconocer y despachar; pero los manipuladores no, siempre van por la vida de personas “bien lindas”.
¿Te gusta algún deporte? ¿A qué equipo le vas?
Me gustaba el futbol, pero con el escándalo de la FIFA dejé de verlo. Le iba a los Pumas desde la alienación de Cabinho, Muñante, Ferretti, Cuéllar; y, cuando quedé infatuada por Beckenbauer en el 74, le fui a Alemania en varios mundiales. Recuerdo que en el 74 mi padre intentó convencerme de irle a Polonia porque Lazo en polaco se decía Lato, y Grzegorz Lato era “nuestro primo”. Con todo y que le creí su embuste, le fui fiel a Beckenbauer.
¿Cuál es tu mayor adicción?
Disfruto muchas cosas, pero no soy adicta a nada.
¿Cómo te gustaría morir?
Dormida. Sin dramas ni tragedias para nadie.
¿Cuál considerarías que es tu lema?
“No reírse de nada es de tontos, reírse de todo es de estúpidos”.