Tenía que suceder, era sólo cuestión de tiempo. No es de sorprender que los máximos exponentes del “género urbano” se unieran en un disco y no sólo en algún featuring alejado (“Si tu novio te deja sola”). Ya desde el año se hablaba de Oasis en entrevistas y en la prensa, pero bastaron unos cuantos posteos en redes sociales para encender la mecha. El resultado era predecible: toneladas de likes, shares y reproducciones. La devoción de medios internacionales y unos cuantos ceros más en la cuenta bancaria.
Una vez pasado el furor ¿resultó el Oasis tan refrescante y aliviador como decían en la entrevista para la revista Complex? Todo indica que no. Y es que ante tanta expectativa, Benito Martínez Ocasio y José Osorio Balvín prefirieron jugar a la segura: cero riesgos, producción confiable, gasolina para la pista de baile. Un triunfo de lo esperado de ambos pesos pesados de la industria, sin moverse un mínimo paso al costado o al frente.
Los primeros tracks son metralla ardiente para el perreo: “Mojaíta”, “Yo le llego”, “Cuidao por ahí”, y “Qué pretendes” son una seguidilla de temas tan impecables como volátiles. La producción experimentada de Tainy, las bases siempre enganchadoras, aires de son cubano y dembow. Las letras abrevan en los tópicos usuales del reggaetón masivo: sexo, fiesta y despecho. Lejos quedaron las evocaciones nostálgicas de Bad Bunny en X100 Pre, o el anthemic feelin’ del Vibras de J Balvin. Mucho menos la búsqueda sonora que caracterizó ambos materiales y los colocó en una inusual vanguardia respecto a sus colegas de género.
Es en la segunda parte de Oasis donde hay algunos temas más interesantes (o más terribles). Un par de baladas lacrimógenas, “Odio”, y “La canción”, un reggaetón lento con aire jazzy. Y luego, el featuring con Marciano Cantero, donde vale la pena detenerse. Según varias entrevistas, fue la intención de ambos de rendir tributo a esa referencia inevitable con la que crecieron muchos jóvenes en Iberoamérica. Y el líder de Enanitos Verdes accedió a su petición. El resultado es tan malo como el featuring de Rubén Albarrán con Bad Bunny. O quizá peor. Entre referencias facilonas a “Lamento Boliviano” (ese charango y varias líneas de la letra), y la voz gastada de Cantero, “Un peso” quedará más como un momento naif, que una propuesta musical de interés.
Oasis cierra a toda máquina con su mejor track: “Como un bebé”. Si en “Machika” (el tema que cierra Vibras) J Balvin mostró su interés por el Caribe neerlandés al trabajar con DJ Chuckie, en esta ocasión su mirada gira hacia África, y convoca a Mr. Eazi, el músico nigeriano que mezcla highlife ghanés con hip hop y otros géneros globales (y que este año también tocó en Coachella). El resultado es un tema elegante, muy en la búsqueda de esos puentes perdidos entre África y América.
Oasis es, en suma, el producto esperado del mainstream del reggaetón. Una producción impecable, pero sin riesgos. Un divertimento para ambos músicos, y un alivio para la chequera. Para buscar ese “paso al frente” habrá que esperar sus próximos trabajos solistas y featurings. Quizá un buen ejemplo sería el fabuloso tema que Bad Bunny acaba de sacar con iLe y Residente con el marco de las protestas que se han surgido en Puerto Rico contra el gobernador Ricky Roselló. Pero eso es harina de otro costal.
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