Todo el mundo sabe de la calidad y espectáculo que hay en un concierto de Elton John, quien lo dudara probablemente tendría problemas de oído y de vista. Es todo un derroche de producción llevada a niveles muy altos. No se esperaría menos de una figura internacional como él. Hace días participó en un concierto virtual a beneficio llamado One World. Together At Home, donde interpretó “Im Still Standing”, solo que en esta ocasión lo hizo desde su casa, solo con su piano y sin todo ese derroche de producción. Entonces escuchamos su voz más real, su lado más humano – el que deja ver que una estrella internacional también puede cantar muy desafinado- sin más espectáculo que lo básico: un instrumento y su voz.
Maluma también participó en este concierto y tuvo que poner una pantalla de fondo con un paisaje que parecía impostado. Su canción, que con toda la producción debe sonar muy diferente, sonó delgada al hacerlo con solo una guitarra. Esa misma canción, si no tuviera toda la vestimenta de los arreglos, difícilmente llamaría la atención de igual manera. Ese es el trabajo del productor. Caso contrario fueron The Rolling Stones, quienes salieron a tocar, cada uno desde su casa. Ellos se vieron seguros, transparentes y sin más pretensión que tocar una canción como si estuvieran en la intimidad de su hogar y entre amigos; no fue necesaria ninguna parafernalia para que los tipos se vieran grandes y adorables. Todo mundo habló de ellos y cómo conmovieron con su presentación.
Mi punto al señalar estos ejemplos tiene que ver con el nuevo escenario con el que contamos. Este nuevo escenario son las transmisiones en vivo o lives a través de alguna plataforma de streaming y desde casa. Por ahora es lo que tenemos, tanto músicos como público, para ocupar el espacio de la música en vivo. Hacer uso de ellos es una manera de estar activos, de estar presentes y adaptarse a una nueva realidad, que aunque pueda ser pasajera, es nuestra realidad actual. Muchos músicos se han negado a hacerlo argumentando que nunca será como un show en directo y que eso solo resta. Desde luego que no va a ser como un concierto en directo, ni siquiera creo que haya manera de compararle. Se trata de ocupar el espacio que tenemos por ahora para compartir música con un público en tiempo real, o mas o menos real. Pero también hay que advertir que estamos ante una variante de consumo y mal haríamos en denostarla porque, si no tratamos de asimilarlo rápido, para cuando reaccionemos nos habremos quedado rezagados.
Los lives nos están mostrando que hay artistas que sin producción no son lo mismo, que hay otros que no necesitan mas que una buena canción.
Y precisamente lo interesante es que no sea como un show en directo, que no tenga esa oportunidad de maquillar todo y que podamos presenciar al artista y a la música en su estado más natural. Desnudo, diríamos muchos en términos musicales o artísticos. Pero también lo importante es que, al menos por ahora, esta dinámica está lejos de una industria musical que todo lo devora. No hay una compañía detrás haciendo toda una campaña de marketing para que “consumas” un live, aunque seguramente no tardarán en hacerlo si es que esto sigue. No hay toda una infraestructura que dicte la tendencia y te diga “debes ver estos lives porque son los más populares”. No hay aún una lista de los “lives mas vistos”, ni ninguna de estas dinámicas que lo único que hacen es dictar qué escuchamos y cómo. Hasta ahora ha sido algo que ha sucedido mas o menos de forma natural, aunque ya hay algunos lives de paga como el cartel que ha anunciado el Foro Indie Rocks. Es cierto que hay una saturación y que esto hace que cualquiera quiera hacer una transmisión en vivo. Pero no hay que subestimar al público, al final nosotros decidiremos qué queremos ver y será una decisión mucho más directa y transparente sin tantos mecanismos de convencimiento.
Sí, tal vez sea algo muy pasajero, pero los lives nos están mostrando que hay artistas que sin producción no son lo mismo, que hay otros que no necesitan mas que una buena canción y que la gente puede decidir qué escuchar. Quien lo iba a decir, por ahora los lives son el escenario con que contamos.