“Los músicos y las bandas donde ganamos realmente es de los conciertos en vivo”. Es una frase que escuché muchísimas veces en voces de otros, y otras tantas yo también la dije. Y sí, cuando el disco físico comenzó su debacle quedó claro que la fuente de ingresos más “estable” o principal de una banda eran los shows. Por eso es que la industria musical se desarrolló en el camino de la producción de eventos en vivo, porque ahí es donde se han facturado millones y millones de dólares a nivel mundial.
Entonces imaginen la situación en la que estamos los músicos ahora que han cortado nuestra principal fuente de ingresos. Vamos ya para siete meses sin tener alguna presentación, y eso se traduce en cero ingresos. Desde luego que no somos los únicos que están sufriendo esta situación; distintos sectores de la sociedad están en condiciones similares. Sin embargo, en el caso de la música, me preocupa el hecho de que todos estamos esperando a ver cuándo se va a reactivar la industria, pero no nos cuestionamos el cómo.
Es un hecho que después de la crisis de salud vendrá una -tal vez más severa- crisis económica. No sabemos cómo sucederá esta situación y si la gente podrá y querrá pagar igual que antes por un concierto. De entrada hay agencias que ya piden a los grupos cobrar mucho menos de lo que cobraban antes. Esto se traduce en que se tiene que modificar toda la infraestructura que soporta el show de una banda, desde viajes, hospedaje, requerimientos técnicos y honorarios. Todo indica que en la nueva normalidad tendrás que dar tres o más conciertos para sacar lo que antes cobrabas en uno.
Es un hecho que después de la crisis de salud vendrá una crisis económica. No sabemos cómo sucederá esta situación y si la gente podrá y querrá pagar igual que antes por un concierto.
Esta situación se vuelve un río revuelto donde no falta quiénes quieran sacar provecho. Algunas marcas se han acercado a grupos o artistas y les han ofrecido hacer alguna activación o publicidad, pero a un costo muy por debajo de lo normal. Esto ocurre porque hay una situación desesperada para muchos músicos y hay quienes pretenden aprovecharse de ello. Los dueños de los bares van a pagar mucho menos alegando que tienen poca afluencia, viendo a la música como un gasto y no como una inversión para atraer público. Siguiendo esta dinámica va a ser difícil que pronto se recupere el nivel de ingresos que se tenía antes de la pandemia porque todos van a querer pagar menos, tanto público como empresarios. ¿Y los músicos dónde quedamos?
La preocupación a la que nos enfrentamos como músicos no solo es cuándo vamos a poder tocar de nuevo, sino bajo qué condiciones y en qué contexto. No sabemos si seguirá siendo nuestro sustento de vida, si nos alcanzará para nuestros gastos básicos y si podremos dedicarnos cien por ciento a esto como lo hemos hecho gran parte de nuestras vidas. Todos hemos visto a compañeros músicos, y uno mismo lo ha hecho, buscando alternativas para generar entrada económica durante estos meses. ¿Qué pasa si deja de ser rentable dedicarse a la música? Y antes de que digan que desde hace mucho no lo es, me permito decirles que para muchos de nosotros dedicarnos a ella, desde distintas trincheras, ha sido sustento de vida y, por ende, rentable. No solo los que hacemos música original, sino también toda una industria que existe de bandas de cóvers y versátiles para todo tipo de eventos.
Lo irónico es que sea la música uno de los salvavidas más usados durante esta pandemia para acompañar el confinamiento y que los músicos no tengamos clara nuestra situación. Me gustaría pensar que habrá un reconocimiento y revaloración para el músico y la música en la sociedad pero, a la hora de pagar, es fácil que eso se nos pueda olvidar. Por eso no solo nos preocupa cuándo vamos a regresar, sino cómo será volver a tocar.