Por: Redacción La Zona Sucia
En la década de los noventa se dio un gran movimiento musical en Monterrey, México, relacionado con el rock. No empezó ahí, sino que éste fue una consecuencia del trabajo que realizaron décadas anteriores otros grupos, aunque sin duda ha sido la más mediática, conocida y, para muchos un punto de referencia.
Sin embargo, tampoco termina en un tiempo determinado. No es que finalice con la consagración de algunas bandas o la desaparición de otras pero, al dejar el estatus de local para convertirse en algo global, ese espacio es reclamado por una nueva generación que quiere hacer música propia bajo sus propios contextos.
Esta nueva generación de bandas, que deambulan entre el pop, rock, punk y electrónica, tienen formas diferentes de expresarse, sus problemas son otros, sus medios son distintos y su realidad es otra con respecto a décadas pasadas. Gritan una independencia, la libertad de escribir su propia historia y marcar sus propios pasos. Esta es una escena emergente que busca cometer sus propios aciertos y errores, una que si bien no es posible romper con el pasado, si busca soltarse de la mano y caminar por sí mismos.
Esta es apenas un muestra de los sonidos del Monterrey emergente.