Mon de León presenta su primer disco, El destino, un EP compuesto por cuatro canciones, tres de ellas originales y una adaptación. En este disco corto la artista se identifica con sus raíces mexicanas al fusionar el sonido del son jarocho con ambientes electrónicos y beats de hip-hop.
Para este disco contó con la producción de Phillips Morris, beats de Tiger Kamikaze y Pablo Hernández, y la participación de grandes músicos, como el reconocido preservador de la cultura jarocha Eduardo Castellanos, conocido como Lalo Jaranas, el percusionista Miguel Haller, Jorge García en el acordeón y el guitarrista venezolano Gabriel Perdomo.
La formación de Mon de León parte de su relación con el arte, con estudios en Literatura dramática y teatro en la Universidad Nacional Autónoma de México, Teatro en la Habana, Cuba, y en apariciones en cine y televisión. Actualmente forma parte del colectivo “El Palomar”, creado por mujeres del gremio musical.
Conversamos con Mon de León para dar detalles de la salida de este EP:
Luego de transitar por la pantalla grande, te aventuras en una nueva faceta la de cantautora con este EP, El destino. ¿Cómo fue el acercamiento a la música?
Quise tomar el riesgo de las cosas que más me vibran adentro y me hacen sentir un pulso fuerte; y una de ellas es la poesía de las cosas, la música. Es algo que necesitaba hacer, escribir melodías de las cosas que me suceden y me decidí a hacerlo. Y con respecto al nombre, tengo esa sensación muy fuerte de que queremos controlarlo todo, pero tenemos que soltar un poco y ser mucho más conscientes de que todo lo que damos lo recibimos todo el tiempo, que nada está asegurado es mejor asumir el riesgo. Se nos olvida que nada es seguro, el destino no es comprado, y tenía esta tormenta de sentimientos.
¿Cómo ha sido esta travesía de estar en la actuación, la escritura y la música?
Tener de aliadas a la literatura, a la música y a mi propia escritura me hace ser soñadora. Lo que más quiero compartir es que las artes son las que nos salvan. Aunque no te dediques a escribir o a la música. A mí es lo que más me da fuerza cuando no las encuentro; me da respuestas de manera concreta y me alienta para poder seguir mi camino. Me da motivos ante este mundo, y en esta travesía me enfrente a mí misma.
Para este disco, ¿qué tanto recurriste a autores para retroalimentarte?
Una de mis inspiraciones más fuertes para el tema “Inmortal” fue Nezahualcóyotl, el Rey Poeta, y preguntarte qué haces mientras estás vivo. Él se pregunta: ¿a qué venimos a esta tierra? Luego, la canción “Las olas del mar” es un son jarocho tradicional, me ayudó para darme cuenta de la gran capacidad que tiene el ser humano de transformar el dolor a la poesía, al canto, al grito. Entonces, está muy inmersa la tradición mexicana, por un lado Nezahualcóyotl, y por otro el son jarocho.
¿Cómo fue el proceso de composición para este EP? En él incluyes temas originales, y una adaptación de “La bruja”?
Para componer El destino recurrí al reggae con la canción “Polvo” y muchos tintes de son jarocho, y eso fue lo que a mí me gusta porque es lo que yo escucho. El proceso fue ir haciendo las melodías sin buscar un ritmo, ellas me fueron llevando a su sonido. Aunque sí tenía muy claro de incursionar en sonidos citadinos, urbanos, con los que yo crecí, como el hip-hop. Y cuando encontré que era por ahí, decidí quedarme.
¿De dónde deriva el interés de las raíces mexicanas, y crear fusión con el son jarocho para hacer de tu música algo ecléctico y con identidad?
Aunque me gusta la música en inglés, siempre he creído que es bueno escuchar lo que está en mi idioma, me hace sentir identificada. En cuanto al son jarocho su sonido es particular y toca fibras. Su sonido no se parece a ningún otro, y lo que quería era poner en el mundo contemporáneo sonidos que tienen una raíz. Y de hacer canciones que hablen de mí, de lo que siento sin ser juzgada. Lo más importante que rescato de este disco es de hacer canciones que nos lleven de regreso a nuestras raíces, y no solo como mexicanos, sino que estemos en esta tierra disfrutando de ella, e ir a algo más profundo que no comprendemos y que tiene que ver con los que estuvieron antes que nosotros, y fueron descubriendo la tierra.
¿Cómo fue grabar este disco en el que participaron varios músicos importantes del son jarocho?
Fue un gran regalo sentir que Lalo Jaranas valorara esa aportación y como ellos se dan cuenta de mis experimentaciones, mi forma de ponerle música a mis inquietudes. También fue un gran aprendizaje, conocer la técnica de Lalo Jaranas, que además es uno de mis maestros. Que alguien que sabe de música, comparta y aporte con esa semilla me hizo sentir que vale la pena todo lo que implica hacer un disco. Y tener mucha fortaleza interior para llevarlo a cabo. La música tradicional merece preservar su origen.
Pude percibir que el eje conductor de tú música es preservar los sonidos de nuestra tierra, y de alguna manera cantarle para que no sea olvidada. ¿Estoy en lo correcto?
Sí, estás en lo correcto, es natural en mí, y es lo que me hace crear cosas que puedan sonar diferentes a lo tradicional, reconocer la raíz de dónde vengo. Y claro, me interesa que los sonidos de nuestra tierra sigan presentes, y que nunca muera. Nuestra música viene del canto que llevamos, tanto dentro del mariachi, como del son jarocho e incluso de otras músicas. Es importante conocer nuestra historia.
Este disco tiene mucho de misticismo y espiritualidad, lo usaste como un símbolo para trazar historias en estas cuatro canciones…
Sí, durante el proceso de creación del disco sentí esa necesidad de irme por la cultura mexicana , el temazcal, los cantos indígenas, el náhuatl, y alguna vez recurrí al tarot. Lo que sí es que esta realidad que nos rodea no es sólo lo único que está entre nosotros, hay muchas otras cosas. Y el tarot es como si mandaran señales que nos guían, y que con mis canciones puedan encontrar algo que les permita sacar un sentimiento.
El destino es un disco para sanar, para recordar de dónde venimos. ¿En qué momento Mon de León encontró un refugio?
Sí, es un disco para sanar, para saber de dónde venimos, y en el que encontré un refugio, el poder cantar lo que me estaba pasando, y me sanó. Era de cerrar un ciclo, de reconocerme. Para abrázame y afianzarme en mis raíces.
¿Cómo fue que formaste parte del colectivo El Palomar?
Me formé parte del coro porque Mon Laferte, cuando iba a cerrar su gira en el Palacio de los Deportes, le pareció una buena idea reunir a varias mujeres para cantar y para resaltar el rostro de todas ellas. Lo formamos más de sesenta mujeres y decidimos llevarlo más lejos. Y nos pareció interesante visibilizar todas esas creadoras, haciendo música, como una hermandad. Y que las mujeres somos más fuertes unidas.
Desde tu visión como activista, que cantas en voz de lucha por la mujer. ¿Qué opinión tienes respecto al feminismo?
Considero que ahora el feminismo es muy necesario, que las organizaciones de mujeres, como creadoras, queramos reflejarnos como mujeres poderosas. El feminismo es muy importante y tiene muchas caras, tiene la cara de quienes deciden salir a la calle y demostrar con rabia que esto ha llegado lejos. La importancia del feminismo es que cada quien pueda decir que es necesario cambiar la realidad, que se liberen estereotipos de belleza. Debemos darle un enfoque más humanista a la manera en la que estamos viviendo la vida.
¿Cuál es tu percepción en el que las mujeres están tomando la iniciativa de creación, y qué tanta falta le hace a la música que más mujeres se sumen?
Es algo que le va muy bien al mundo. Como todo en la vida, la diversidad es la riqueza, y tener diversidad de mujeres creando, que puedan encontrarse con obras artísticas desde una perspectiva femenina, hace que sea más enriquecedor para entendernos como individuos. Hace falta en la música que existan más mujeres expresándose, eso haría menos compleja nuestra realidad. La vida es muy compleja, tenemos dudas, miedos, alegría y sería grandiosa que surjan mucho más voces para recordarnos eso. La naturaleza femenina aporta algo a la construcción del mundo en conjunto con lo masculino.