Es una de las bandas punk regiomontanas que ha logrado trascender al paso del tiempo, y de los moldes. Su camino inició en 1993 cuando formaron parte del acoplado Do Yourself.
Por: Homero Ontiveros
Hace más de treinta años surgió la escena del punk regiomontano creándose una identidad y códigos propios. Una de las bandas que ha logrado trascender al paso del tiempo, y de los moldes, ha sido Madriza Salvaje, quienes iniciaran en el 93 formando parte del acoplado Do Yourself.
Fuimos a su ensayo, en la colonia Terminal, para platicar con Quike, Anka y Pacocore sobre su reciente disco “Madriza Salvaje 2018. 25 Años Después”. En el patio, como una charla casual que se da antes de prender el carbón, hablamos también de la trayectoria de la banda y de la actualidad de la escena punk en Monterrey.
¿Cómo han sido estos 25 años, qué ha cambiado del inicio a ahora?
Ha sido una capirotada de integrantes, muchos han pasado por otras bandas también. Sin embargo nuestra esencia no cambia porque seguimos pensando igual. Se me hace mal rollo ir cambiando de forma de pensar a cada rato. No tienes por qué cambiar tu forma de ser. En lo musical ahorita le estamos dando un toque más pop, ya no es solamente el clásico tupa tupa.
Sin embargo el pop pareciera contrario al espíritu punk, ¿no es así?
Lo que pasa es que las últimas composiciones se han ido influenciando en grupos un poco más pop, como por ejemplo Los Prisioneros, quienes han sido una de las influencias más importantes que tenemos. Ellos no tocaban hardcore, pero tocaban chido. Incluso hasta Café Tacvba lo hemos escuchado, claro, sin copiar porque Madriza tiene su propia esencia y la base es la versatilidad que le damos a la banda pues tocamos ska, reggae, metal, punk y hasta cumbia. Tocamos de todo pero nuestra esencia es el punk rock.
¿Cómo está conformado este disco?
Es una mezcla entre canciones que ya eran conocidas y algunas inéditas, las cuales tienen alrededor de 10 años pero no habían sido dadas a conocer, estaban guardadas en el cajón y decidimos darle una rasguñada pero con la nueva alineación, donde además de nosotros (Quike, Anka y Pacocore) está Kike Chamuco en la batería y Andrés en el sax. Este disco es una recapitulación donde incluimos temas viejos recuperados, otros en vivo de un ensayo y temas nuevos grabados en estudio. Son 19 en total.
Una de las características del punk es la crítica social, sin embargo la sociedad ya no es la misma que hace 25 años, ¿qué críticas hacen las nuevas canciones y cómo afrontan eso?
Van enfocadas a la actualidad pero pues esta sigue siendo igual, o sea, los mismos temas que tocábamos hace 20 años o más siguen siendo actuales. El detalle es que lo que sentíamos en aquellos años era nuestra expresión, es decir, situaciones que nosotros ya no vivimos pero que las nuevas generaciones las siguen viviendo. Nuestra música habla de cotidianeidad mezclada con temas políticos, eso es algo que siempre va a existir en México, como «Políticos For Sale», el primer sencillo del disco, que habla de esa realidad que existe en el país. Todo lo que dice Madriza Salvaje tiene vigencia.
Una característica de Madriza Salvaje son esas imágenes cotidianas que retratan en sus canciones, temas como “La furia del ranchero” lo muestran, sin embargo esas imágenes en una ciudad como Monterrey son muy diversas, ¿cuáles son las que le interesa mostrar a la banda?
Prácticamente lo que vivimos en el traslado de tu casa al trabajo o diferentes actividades en las que te das cuenta cómo es la vida en la ciudad. El enfoque es nuestra vida. Narrar las situaciones que se dan en el día a día. A estas cosas que nos pasan las acompañamos con un mensaje aunque no de manera directa sino más jocoso.
En un principio queríamos hacer algo sarcástico del grupo, dentro de la canción la idea era meter algo humorístico o chusco pero poco a poco se fue quebrando eso dándole más seriedad a los temas. Había temas como “Cristy” que era literalmente una burla. O La furia de un ranchero que refleja un patrón de comportamiento de las grandes ciudades porque habla de una persona que llega a la ciudad para tratar de superarse pero llega un momento en que esa persona se abruma de la situación y termina por hacerse neurótico y explota.
La forma de las canciones es caprichosa y toman rumbos inesperados, en ese camino es imposible no sucumbir a las brechas generacionales. Madriza antes hablaba de lo que pasaba en su entorno como jóvenes, de lo cotidiano de ir al trabajo, ahora lo hacen de lo cotidiano de ser padres de familia, es decir, su entorno actual. «Andrea» es un ejemplo claro.
En esa ocasión mi hijo Diego estaba tocando un riff en la guitarra y le dije que sonaba bien, cuando le pregunté de qué grupo era, me dijo que él lo había sacado. Agarré el bajo y empezamos a darle, hasta que llegó mi hijo el más pequeño y me dijo: “Pa, Andrea ya no quiere jugar”, y le digo que Andrea tiene 18 años y él 10, claro que ya no quiere jugar. De ahí se me ocurrió la canción. Proyectamos nuestra situación actual.
Hoy en día es difícil que una banda dure tanto tiempo y ustedes cumplen 25 años, ¿cómo le hacen?
Es que somos los aferrados (risas)
Pero, ¿aferrados a qué?
A seguir diciendo lo que queremos y a tocar. No tiene sentido dejar de hacer las cosas que te gustan. Esto lo hacemos por mero gusto. La música es un escape a muchos problemas y otras cosas y si no tocamos nos sentimos incompletos. Seguimos aferrados, no por mantener un estatus, que además no tenemos, sino porque queremos seguir haciéndolo. Es como cuando te gusta tomar cerveza, vas y tomas y no hay nada de que te obligaron, vas y te la tomas por gusto, así igual es esto.
Ustedes no es el único grupo longevo que se mantiene en la escena, sino también bandas como Cabezas Podridas o Derechos Humanos, entre otras, es decir, hablamos de grupos que pertenecen a generaciones pasadas. ¿Qué pasó con el punk y las nuevas generaciones?
Lo que pasa es que los chavos tienden a ignorar lo que ya está hecho porque quieren hacer sus propias cosas. A nosotros nos tocó la escena cuando no había nada, no había punks, trashers o metaleros más viejos que nosotros. Sí había rockeros pero en otra vertiente, por ejemplo estaba Crazy Lazy, pero a mi no me representaba, nosotros andábamos más en el hardcore punk. Es algo más generacional y lo que Madriza quiere es llegarle a más generaciones.
Pero los más chavos ¿sí están interesados en continuar esta vena del punk?
Sí hay bandas de chavos pero ellos no quieren relacionarse con la escena. Así es la onda, por ejemplo está la onda de los millenials que se sienten autosuficientes y que no pertenecen a nada, a ningún movimiento. No hay un sentimiento de pertenencia que era lo que nos unía a todos nosotros en los 90.
¿Hay un rompimiento en la escena punk?
Yo creo que no es un rompimiento, es la falta de interés por ese tipo de bandas. Las nuevas generaciones están enfocadas en su manifestación artística y con una diversidad de elección, por eso es más difícil que pongan interés pero lo que Madriza quiere es trascender a las nuevas generaciones para que se den cuenta de que lo que se hacía hace veinte años puede también ser una propuesta interesante o atractiva.
En algún momento el punk fue el reflector de una escena local, basta recordar los días de colectividad que en aquellos tiempos tenía un público muy diverso y bandas de muchos géneros pasaron por ahí. No solo había banda punk.
Había bandas que esto lo tomaban como un termómetro: si la armaban con los punks la iban a armar donde fuera.
Me da la impresión de que en todo este tiempo han ido perdiendo prejuicios musicales, o sea, se dan la libertad de tocar lo que quieran, no solo punk.
Es una variante que desde el inicio tomamos. La canción de “Cristy”, que es de las primeras que hicimos, es una baladita que fue aceptada desde aquellos años y aún nos la piden. En Madriza no hay limitantes, aunque seamos criticados.
La parte punk de Madriza ¿está en la actitud más que en la música?
Es correcto. Nuestra actitud no es de rebeldía sino de manifestar una inconformidad, de gritar las injusticias. Creemos que el orden no empieza en el desmadre y la bronca está en decir cosas constructivas. Nosotros queremos construir y dejar un legado propio, que puedan pasar otros veinte años y alguien nuevo te conozca.
Madriza Salvaje se mantiene erguido en una escena que se encuentra segmentada y en la que se han ganado un lugar propio, a base de insistencia y persistencia, dejando un legado veinticinco años después. Madriza Salvaje se retrata a sí mismo, Madriza Salvaje es su propia fotografía.
El día que dejes de hacer lo que https://uploads.disquscdn.com/images/8c29a2940b3326405ce15ad20797cdb8a63b368dc9dd370742f972866e0f618b.jpg realmente te gusta y te apasiona, ese día estarás hundido en tu propia miseria hermano.