La etapa del punk californiano marcó la vida de miles de chavorrucos. Eso fue a finales de los noventa y principios del 2000. Hoy muchos que venimos de esa época hemos comenzado a quedarnos pelones o perder dientes, tenemos que comprar pañales para nuestras bendiciones, ya no nos emborrachamos como antes por los problemas de gastritis o colitis, vivimos estresados por estar endeudados con el SAT, entre otras cosas encasilladas con “la vida adulta”. Bien lo decían los Descendents: I don’t want to grown up. Pero en estos momentos, de ocioso en mi celular, enterándome que Life in general (Tooth & Nail, 1996), mi álbum favorito de MxPx cumple 23 años, aun cuando tengo más de tres décadas encima de mi vida, ya no escucho punk californiano con el mismo fervor y mi cabeza se comprime a consecuencia de cosas fortuitas, esa grabación me remonta a mi yo adolescente de 14 años.
Life in general, la tercera grabación que lanzó esta banda oriunda de Bremerton, ciudad de Washington, en los Estados Unidos, mis contemporáneos que hoy tienen “problemas maduros”, ya que el futuro sigue siendo incierto, tal vez también se recuerden como unos punk rockers que ingresaban a la preparatoria vestidos con tenis Vans (los Geoff Rowley XL3), pantalones Dickies (estilo Green Day, con caminata incluida e idéntica a la del video “When I come around”), playeras de cualquier grupo aún desconocido (ligado a los sellos Epitaph, Fat Wreck Chords, Nitro, Kung Fu…), más cabellos explotados y teñidos de colores, piercings en los labios y cejas, cinturones de estoperoles, cadenas para las billeteras, etcétera. De esa forma, con una identidad, llegamos a esta grabación que impulsó a MxPx para que alcanzara la etiqueta pop, gracias a su sonido juguetón y alegre; como el de muchos grupos que se fueron descubriendo en aquel entonces: Lagwagon, Pulley, Guttermouth, Ten Foot Pole, Millencolin…
En mi caso, la grabación hecha por Mike Herrera (bajo y voz), Tom Wisniewski (guitarra y coros) y Yuri Ruley (batería) la descubrí en el puesto de Miguel Tajobase, en el tianguis de El Chopo. Y como muchos adolescentes de aquel entonces, entrado el nuevo milenio solía serle fiel a ese gurú ligado al punk californiano. Así, todos los sábados que me eran posibles acudía con él a buscar música rápida y divertida. Un día de esos me recomendó Life in general. El casete pirata, porque hubo una época que así se descubrían bandas, ahora no sé dónde demonios quedó, qué pasó con él. Sin embargo, las 17 melodías que conforman el álbum, cuando cursaba el tercer grado de secundaria comencé a aprendérmelas en mi regalo de cumpleaños favorito que me dio mi jefe: una batería Power Beat. También, viviendo mis primeros meses en From The Guts of Santa Catarina, por la falta de valedores juveniles solía montar letras que yo mismo escribía de mis vivencias infantiles en la Ciudad de México en la voz de Mike Herrera, con esa tonadita muy característica del punk californiano; como si se estuviera resfriado.
Entrando a la preparatoria, ese trío estadounidense era un amuleto de la suerte para congeniar con desconocidos. Únicamente bastaba con traer puesta una playera de ellos o algún botón; ambas cosas se compraban en el Mercado Fundadores, en el local de Fuck Terry. Gracias a esas armas me hice amigo del grupo raro de la escuela: los punk rockers. Entre algunos de ellos y yo formamos nuestras primeras bandas. Queríamos tocar a la velocidad de la luz, sonar melódico, al puro estilo californiano. Los compilados llamados Punk-O-Rama, editados por Epitaph eran de nuestras mayores influencias. Canciones de MxPx que venían incluidas en Life in general como “Middlename” (algunos deben de tener tatuada en sus cuerpos la frase que abre ese tema: Emotion is my middle name), “Move to Bremerton” (que es la más pura expresión de amor primerizo: When I met a special girl / She always live somewhere else in the World) o “Doing Time” (significado preciso de amigos y desmadre: I remember times I had / some were happy some were sad / memories me and my partners in crime / throwing up a thousand times) eran parte de nuestro repertorio, tiempo después de que cada quien aprendiera los acordes y ritmos en sus instrumentos musicales. Y cuando eran interpretadas en las cocheras de los hogares a donde acudíamos a tocar bajo el nombre de Yumina o Beauty is The End, hacían notar que ese disco era algo especial, que todos disfrutaban de sus letras, porque nos hacían sentir cosas que ya son deseos inaccesibles.
Me es imposible recordar el año, tampoco el día, pero Mike, Tom y Yuri una noche llegaron al Café Iguana para dar uno de sus conciertos. Ahí estuve con mis amigos de la preparatoria. El patio de ese lugar estaba repleto de chicas y chicos vestidos como si fueran patinadores profesionales o cualquier personaje llamativo de los años dorados del Warped Tour. Había crowd surfing y uno imaginaba ser parte de los videos musicales que pasaban en 120 minutes, del viejo MTV. MxPx interpretó canciones de su amplio repertorio sin pausa, brincando y dándolo todo por sus seguidores. No obstante, las más aclamadas, por supuesto que fueron las de Life in general. Tampoco nadie o muy pocos se cuestionaban si esos tres chicos que nos hacían felices eran cristianos, y por eso formaban parte de las filas de Tooth & Nail, sello encargado en editar bandas llenas de fe.
Tiempo después, para muchos MxPx se había aprovechado del rollo californiano para hacer dinero, aunque en lo más profundo de las memorias de quienes no se apenan de su pasado, esa tercia tiende a ser de las mejores cosas que conoció uno para crecer con carácter, para decir a los cuatro vientos que el punk rock salva vidas. Por lo mismo, todo esto representa el track número 5 de Life in General, “The Wonder Years”, a 23 años de que saliera a la luz, cuando de nueva cuenta estoy escuchándolo de principio a fin, recordando en qué parte van los redobles de la batería y cantando, ahora, ya sin la misma alegría que casi dos décadas atrás esa parte de: In my younger years, I used to be so free / But I don’t kown what’s happening to me / We all kwon by now that time’s the enemy / It controls us, tell us where to be…