La cultura nunca ha sido el negocio más redituable en México. Con la irrupción del COVID19, y al igual que ocurre con todos los sectores nacionales, el sector cultural se enfrenta a nuevos desafíos y cambios por la imposibilidad de realizar múltiples de sus actividades: presentaciones de libros, exposiciones en galerías, proyecciones de cine, exhibiciones de obras de teatro, organización de conciertos y en sí, todo el abanico de eventos que otrora se realizarán pensando en la asistencia del público a los diferentes espacios culturales.
Es en este escenario que artistas, gestores y públicos han migrado a la que pareciera ser una de las últimas trincheras para mantener activa la dinámica de producción y consumo cultural: el Internet. Pero, ¿cómo están afrontando este reto los artistas y gestores culturales? ¿Qué implicaciones tiene la migración de las presentaciones artísticas de un foro cultural a la pantalla del celular? ¿Es la digitalización la vía definitiva para los actos culturales? ¿Qué desafíos se aproximan para el sector cultural en tiempos de la “nueva normalidad”?
Con la intención de aportar a este diálogo es que se realiza este reportaje, poniendo el énfasis de la investigación en el nicho de la música, si bien las demás artes pueden encontrar puntos en común con estas experiencias.
Los gestores independientes frente al Covid
De acuerdo a información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en 2018 las actividades asociadas al sector de la cultura generaron un total de 1 millón 395 mil 669 puestos de trabajo durante 2018, representando el 3.2 por ciento del total de empleos del país. Si bien este sector crece más rápido que otros, un porcentaje considerable de quienes se dedican a la cultura siguen padeciendo trabajos precarios y condiciones de informalidad e inestabilidad económica. En este margen, la música y conciertos fueron las actividades que en 2018 generaron la menor cantidad de empleos formales en el sector cultural, contribuyendo con un 3.5 por ciento de los puestos de trabajo. Es dentro de este panorama que se inserta la cancelación de espectáculos, conciertos y actividades culturales ante el confinamiento establecido para bajar la curva de contagios de COVID-19, dejando a millones sin la posibilidad de laborar en su principal fuente de ingresos.
Con el objetivo de escuchar cómo están sobrellevando esta problemática los gestores culturales conversamos con Guillermo García, mejor conocido en el gremio cultural de Tijuana como “Pierde Almas” o “Memo”. Promotor y gestor cultural independiente con más de 15 años de experiencia en la producción de proyectos y eventos enfocados en el área música, Memo dirige con su esposa la agencia de Erizo Booking, desde donde realiza la gestión de proyectos musicales, y es fundador de la plataforma Erizo Media, un medio de comunicación que busca darle difusión a la cultura independiente a través de entrevistas, reportajes, reseñas y eventualmente contenidos radiofónicos y audiovisuales. Guillermo también ha trabajado en el sector gubernamental, dentro del Instituto de Cultura de Baja California de Tijuana, donde se desempeñó cinco años en el área de artes escénicas y coordinación de eventos, realizando diferentes programas de danza, música y teatro.
Integrante de la Red de Promotores Culturales Independientes, Guillermo comenta que al día de hoy todos los promotores coinciden en la falta de certeza, pues por el momento todos los festivales del año están cancelados: “En mi caso teníamos 27 fechas con la banda Ramona, pero las tuvimos que frenar, y no hay momento para la reprogramación. Hay muchos foros con la duda de en qué momento van regresar, y hay muchos otros que no van a poder sobrevivir después del COVID”, comparte Memo en entrevista telefónica.
Muchas compañías de teatro, música, danza, artes gráficas están por enfrentar una gran crisis económica por la falta de ingresos. Entonces si no eres beneficiario de una beca estás ahí a la deriva.
Guillermo García (promotor cultural, Tijuana)
“No es fácil lanzarte a promover la cultura de forma independiente porque ésta no es prioridad, ni para el Estado ni para el sector privado”, menciona el promotor al referir que la parte más difícil de la crisis la están padeciendo artistas, plataformas y gestores independientes, pues los que pertenecen a instituciones culturales o cuentan con becas siguen operando gracias al presupuesto gubernamental —como ejemplo están las campañas “Contigo en la Distancia” (FONCA) y “Cultura Continúa” (Secretaría de Cultura de Baja California), que realizan actividades a través de streamings y difusión de material por plataformas de gobierno.
“Muchas compañías de teatro, música, danza, artes gráficas están por enfrentar una gran crisis económica por la falta de ingresos. Entonces si no eres beneficiario de una beca estás ahí a la deriva, y no veo una postura fuerte de las instituciones para plantear apoyos o soluciones efectivas, los veo muy relajados. A nivel regional está varado todo. La renta y los servicios siguen corriendo, pero con las presentaciones frenadas”, afirma Memo.
Este punto de vista lo comparte Juan Domínguez, intérprete, coreógrafo y creador multidisciplinario formado en la danza clásica con más de 20 años de trayectoria y decenas de presentaciones en varios países de América y Europa. Al participar en la mesa de diálogo virtual “Los efectos de la pandemia por COVID-19 en la vida de los artistas escénicos en México y en el mundo”, Domínguez señala que, si bien la precariedad suele estar presente en el día a día de muchos artistas, ahora ha tomado nuevas proporciones:
“Los artistas independientes que vivimos mes a mes, que no tenemos una ayuda continua del Estado y giramos medianamente poco, estamos acostumbrados a la precariedad, siempre en la cuerda floja. Cuando ocurrió que se rompió la cuerda, no lo podíamos creer. Es una experiencia nueva. Y no podemos hacer nada porque esta situación no te deja trabajar en nada más. No hay manera de dedicarte a otra cosa, no hay manera de que ingrese otro dinero para pagar la renta y para comer. De repente todo eso es imposible y se te caen todos esos cimientos”.
Migración al espacio digital y el streaming como alternativa
La adaptación digital ha sido el camino que han seguido muchos artistas ante la suspensión de actividades, donde las redes sociales y las transmisiones en vivo (streamings) han tenido un incremento significativo. Sin embargo, este giro ha representado un cambio radical para artistas acostumbrados a dar un show en vivo.
Tal es el caso de Mauricio Montoya, músico ensenadense con 16 años de experiencia en los escenarios y diez como gestor de eventos musicales. Fundador de la banda Reptilianos y de Navajo Records —plataforma especializada en renta de salas de ensayo e instrumentos, producción de material y gestión de eventos—, el joven bajacaliforniano expresa que, por los comentarios que ha escuchado, para muchos músicos ha sido todo un reto trasladar todas sus presentaciones a la pantalla:
“Es una interacción muy distinta, porque no sabes qué está pasando al otro lado de la pantalla, mientras que en vivo puedes conectar con las expresiones del público. Ahora no, a lo mucho tendrás unos comentarios, es una retroalimentación mínima. Siento que ha cambiado mucho la energía que das y recibes. Uno que hacía su vida con la organización de eventos ahora tiene que ver cómo hacerlo vía streaming y monetizarlo, no hay de otra”.
Al respecto, Guillermo García comenta que en Erizo también han optado por seguir el camino de los sectores comercial y educativo, buscando en las plataformas digitales una alternativa para continuar con la difusión y promoción de proyectos musicales. Así lo comparte al platicar sobre el festival online “Estoy Erizo en casa”, una iniciativa realizada del 15 al 30 de mayo que reunió a más de 40 artistas de Latinoamérica en la transmisión de presentaciones musicales vía streaming, con la posibilidad de hacer donaciones para los artistas.
“Decidimos seguir la tendencia del streaming con el festival en línea, que es algo que los artistas están realizando para seguir en contacto con su base de fans. La idea fue transmitir shows desde casa, ya sea la sala, el cuarto, estudios, de acuerdo a las posibilidades de cada artista, y que fuera un encuentro digital íntimo con la audiencia, donde se respondieran dudas del público y hubiera interacción”.
La propuesta de Guillermo se inserta en un panorama provechoso para los consumidores de música vía streaming, pues de acuerdo al artículo «Evolución del consumo de música vía streaming en México», al tercer trimestre del 2018 se contabilizaron 14.4 millones de suscriptores a plataformas de audio que brindan el servicio de streaming por Internet, plataformas que sin suscripción son utilizadas por el 57.2% de los internautas del país, implicando una cifra total de participación de 47.3 millones de usuarios. Situando estas cifras en públicos juveniles, de acuerdo al estudio “Conectando con la Música. Informe sobre los Hábitos de Consumo de Música 2017”, el 85% de los jóvenes entre 13 y 15 años utiliza servicios de streaming para consumir música.
En este escenario, Spotify es la plataforma con mayor cantidad de usuarios, con 89.1% del total, donde la modalidad gratuita con anuncios permite un acceso masivo a la plataforma. Un dato interesante para reflexionar estas tendencias es el que ofrece la Entertainment Retail Association (ERA) y la British Phonographic Industries (BPI), donde se apunta que los millennials consumen 75% más música que los baby boomers —generación que ronda entre los 50 y 68 años.
En este contexto es que Memo comparte sus pronósticos: “Creo que la oferta y el consumo cultural van a tener más presencia en internet en próximos meses, porque es la única vía para establecer contacto con la audiencia. Todo el mundo está haciendo transmisiones todos los días, todo el mundo está ahí en las redes, y la gente está muy pendiente”
Mauricio Montoya y el equipo de Navajo Records también han optado por apostarle a las transmisiones en vivo, en su caso con la producción de un Podcast semanal en el que comparten novedades musicales de la región y discuten de temas varios: “Es una manera de mantener un canal de comunicación con la gente que normalmente venía al Navajo a ensayar, y ya que encontremos el mecanismo más óptimo, quizás conseguir patrocinadores. Por el momento estamos en la tarea de definir qué es lo mejor para nosotros y para la gente que le gusta lo que hacemos”.
Los retos de la digitalización de las experiencias culturales
El sector cultural ha buscado las maneras para trasladar sus actividades a las plataformas digitales, pero esta migración no está exenta de varios riesgos. Sobre este tema trata el artículo “Esto no es un teatro, ni un museo, ni un auditorio: la producción cultural y su adaptación forzada al mundo digital”, realizado por Florencia Magaril, comunicadora y curadora educativa con Maestría en Comunicación y Cultura Contemporánea, graduada con la especialización en Gestión Cultural y en el campo del arte y la educación en museos.
En su reciente artículo, la productora cultural se pregunta con humor: “¿cuántos en vivos de Instagram puede soportar un ser humano?”, al referirse a la posible saturación de contenidos que pueda resentir el público, y señala que una sobredemanda de contenidos culturales en la web puede generar desencanto en el público.
Y es que, si bien se siguen las actividades culturales se pueden transmitir vía streaming, éstas carecen de dos rasgos importantes en estas experiencias: ser presenciales y generar amplia interacción con el público. Tal como lo comenta Florencia Magaril, el sector cultural puede caer en el equívoco de intentar replicar la experiencia en la pantalla como sería en el formato presencial: “nuestra participación [en las redes sociales] definitivamente no es la misma que si estuviéramos interactuando físicamente. Requiere otra predisposición y bastante más energía para lograr la concentración y el disfrute, es decir: la generación de una experiencia transformadora”.
La productora cultural Florencia Magaril se pregunta con humor: “¿cuántos en vivos de Instagram puede soportar un ser humano?”, al referirse a la posible saturación de contenidos que pueda resentir el público.
En su análisis la productora también apunta que pudiera resultar más oportuno “dejar de intentar replicar y adaptar todo a lo virtual y enfocarnos en crear experiencias nativamente digitales, donde el foco esté puesto en un nuevo modo de relacionarse puesto al servicio de las personas que consumen los contenidos culturales”. La propuesta es entonces pensar la cultura en la era digital desde la participación activo de los usuarios, y no como meros espectadores de un show.
En el tenor de cambios de la migración de la cultura a la red y las dudas sobre las experiencias digitales, un aspecto que sigue pendiente es el de la comercialización de las propuestas culturales, pues a la par de del traslado de la oferta a las plataformas digitales, también hay que buscar la manera de generar rentabilidad que ofrezca sustento a los gestores y artistas. Así lo reitera Guillermo García, al mencionar que si bien ellos han puesto en práctica el intento de monetizar a los músicos con el festival “Estoy Erizo en casa”, el flujo económico es muy bajo, a la par que se enfrentan a los retos mencionados por Magaril:
“Hay muchas boleteras que están buscando crear la sensación de shows a la que puedes acceder a través de streaming, aunque también ha tenido mucha precariedad ante el usuario, porque no es la misma sensación ver una presentación en la pantalla que en vivo. Ese es el problema más difícil, que todos están buscando resolver en este mar de incertidumbre”.
Lo incierto del porvenir
Ante lo incierto de los próximos meses muchos artistas y gestores han decidido aprovechar el confinamiento para profesionalizarse y fortalecer las áreas débiles de sus proyectos. Sin embargo, a la par surgen preguntas del plazo en que será efectivo este fortalecimiento, pues tal como comenta Guillermo García, la reconstrucción de las artes va a ser un todo un desafío, y es que las incógnitas del gremio sobrepasan por mucho a las certezas.
“Muchos están pensando si van a ser capaces de sobrevivir, y de qué manera. Hay mucha gente que todavía está en shock, piensa que va a salir una vacuna o algo que va a reestablecer la normalidad, pero no se sabe ni para cuándo ni cómo se va a apertura todo. Estamos viendo todos qué hacer, pero los casos de COVID siguen creciendo. En la CDMX, que es como el referente, se prevé que hasta septiembre se van a poder retomar actividades en los foros y espacios culturales, y van a poder tener solo un tercio de la capacidad y personas distanciadas.
De acuerdo a la información presentada el 22 de mayo por la jefa de gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, el Plan de Reapertura para la Nueva Normalidad estará sujeto al Semáforo epidemiológico contra COVID-19, conformado por cuatro colores (rojo, naranja, amarillo y verde) que representan el porcentaje de ocupación hospitalaria definido en función de los contagios por entidad. Cada sector de la población —desde los más esenciales a los no esenciales— irán reactivando actividades según este criterio.
Siguiendo este protocolo se observa que los espacios del sector cultural, como cines, foros y teatros, podrán empezar a operar a partir del color naranja, y únicamente con el 50% de su capacidad de aforo, dejando dos butacas entre personas. Mientras que los “servicios de esparcimiento, culturales y deportivos y otros servicios recreativos”, entre ellos compañías y grupos de espectáculos artísticos y culturales, podrán operar al 60% de su capacidad a partir de que el semáforo alcance el color amarillo, es decir, una ocupación hospitalaria menor a 50% con dos semanas de tendencia a la baja. Siguiendo el pronóstico de Ciudad de México —en rojo al igual que 30 estados de la República—, es probable que muchas entidades lleguen al color naranja hasta principios de Julio, y ello si la población respeta las medidas establecidas, pues siempre existe la posibilidad de un retroceso si se revierten las tendencias a la baja de muertes y contagios por la pandemia.
“Es definitivo que tendremos que enfrentar uno de los mayores desafíos que ha tenido la cultura, sobre todo la independiente, porque te digo, la oficial está despreocupada, pero acá en la calle, en la escena que le dicen underground, donde creo que realmente está el pulso de la cultura, tenemos el desafío de cómo nos vamos a reinventar, de generar un mayor esfuerzo para trabajos colaborativos, dejar de lado las competencias y buscar cómo construir nuevos caminos para salir adelante. Hace falta más diálogo al respecto y organizarnos”, comenta Memoal llegar al final de la entrevista.