Por: Norma Yamille Cuéllar
Fue una sorpresa muy agradable enterarme de que una editorial de otro estado como Artificios me quería publicar, y sobre todo, que quisieran publicarme cosas noir, policíacas (saludos a los editores José Salvador Ruiz y Rafael Rodríguez).
No están ustedes para saberlo ni yo para contarlo, pero desde chiquita siempre ha gustado este tipo de historias, más que policíacas o noir, que tengan algo de misterio, o un trasfondo retorcido, o que las motivaciones de los personajes te saquen un “WTF». Si puedo mezclar lo policíaco con el WTF, para mí es un triunfo.
De ahí que mis dos novelas Historias del Séptimo Sello (Conaculta) y Quizás Quizás Quizás (Amazon) mezclen muertes con ciencia ficción y tecnologías raras, porque no me gusta adherirme al cien por ciento a la realidad, o al menos investigar mucho; para que, si voy a inventar algo, que tenga un fundamento real y de ahí empezar a alucinar.
De chiquita me encantaba ver series como Dimensión Desconocida, Galería Nocturna, Tales From The Crypt, Armchair Thriller, Misterio en su Casa, Historias del Lado Oscuro. En Camargo, Tamaulipas, vi todas las películas con “Del Terror” en su nombre: El Tren del Terror, El Hospital del Terror, La Nave del Terror, El Planeta del Terror… sin contar todas las películas de terror de serie B que rentábamos en Soriana hace mucho, cuando tenían renta de Beta o VHS. A eso agréguenle que de muy niña empecé a leer El Libro Vaquero y El Libro Policíaco.
Tuve la fortuna de formar parte de las Jornadas de Detectives y Astronautas, fundadas por el narrador y promotor cultural Joserra Ortiz, y este mismo año fueron clausuradas y serán metamorfoseadas, porque sí, señoras y señores, el género negro antes era como un “subgénero” o algo que no era considerado al cien por ciento literatura, pues ahora llegó para quedarse, ya dio el brinco a todas partes, se hizo mainstream, y ahora las Jornadas cambiarán de nombre y de concepto y van a adaptarse a estos nuevos tiempos, lo que me llena de gusto.
En La Casa de Plutón tenemos ocho historias:
Confort para extraños: un joven, quien fue concebido para salvar a su hermana de la leucemia (“pareja genética”/“hermano salvador”) pronto se harta de la situación y empieza a tomar cartas en el asunto.
Crónica mediocre: a un hombre se le descompone el carro en un pueblo desconocido y lo confunden con otro señor, que iba a ser “el salvador” del lugar. Pronto se deja seducir por el dinero y la corrupción, hasta que llegan los malitos.
La casa de Plutón: Esta es la historia de una niñera que se hace cargo de toda la vida de día y de noche de una familia, toma el control totalmente, porque hay una historia detrás del padre de los niños y ella. (Solo que él no está enterado de eso) #Psycho.
Mil vidas a la vez: Érase una niña que al momento de empezar a escribir, no puede para de hacerlo, como si las manos tuvieran vida propia, y luego se da cuenta de que lo que escribe son las vidas de muchas personas que…
Este juego perverso: Tenemos a una stripper que es visitada cada noche por el mismo detective que le pregunta siempre lo mismo y terminan haciendo siempre lo mismo (sí, el monstruo de dos cabezas), pero la pregunta es “¿por qué?”
La última carta: Tenemos la historia de una fan de Nirvana que se entera de la súbita muerte de su ídolo Kurt Cobain y por causas del destino se pone en contacto con la nota suicida del músico.
Reloj: Un señor que se roba un hermoso reloj a unas lindas ancianitas sin saber las consecuencias que esto le traerá.
Ya estamos todos locos: Una joven que acaba de recibir los resultados de su test de VIH, toma un taxi y le dice al chofer: “Llévame a donde quieras”. Y juntos viven una noche de aventuras, antros, música, sexo y rock and roll, que los hará ver la parte oscura de ellos mismos.
Espero (esperamos) que cada vez haya más y más difusión al noir, me gustaría nombrar rápidamente algunas autoras a nivel nacional: Liliana Blum, Fernanda Melchor, Ivonne Reyes Chiquete, Orfa Alarcón, Iris Garcia Cuevas, Malú Huacuja del Toro, Bibiana Camacho, Cristina Rivera Garza, Magali Tercero, Verónica Llaca, Nylsa Martínez.
“Lean noir, es chido”. Francisco Haghenbeck.