Una tarde soleada de sábado y los asistentes a una celebración marchan sobre la acera de Álvaro Obregón en la Colonia Roma. Antes de la hora de la comida, un pequeño bar arma un escenario al fondo de sus instalaciones para recibir a un grupo peruano que desea mostrar lo suyo en suelo mexicano. Tal oportunidad es el sentido y el encanto del Festival Marvin, un encuentro de arte y cultura que vincula a las personas con la capital de la república.
En aquel momento, 2011, Kanaku y El Tigre tocaban un folk acústico que dejaba entrever un futuro promisorio; el show tuvo una atmósfera distendida y las melodías fueron cadenciosas. Cada uno de los presentes buscaba que la música hiciera su magia para ponerse a tono en un festival para armar. De lo que ahí brotó queda el recuerdo de un indie auténtico y cálido.
Tan sólo es una anécdota de la primera visita del grupo a México, pero la historia cobra un giro cuando en pleno 2020 ya nos hallamos ante su tercer álbum, que nos da cuenta de que estos músicos en verdad querían hacer carrera, y pone en evidencia, además, el progreso que albergan sus canciones, aunque conservan esos medios tiempos que los caracterizan.
Caracoles (2010) y Quema Quema Quema (2015) quedan como señales en un mapa de que se van acercando al hallazgo del tesoro completo. Ellos van editando de quinquenio en quinquenio, es por ello que aparece ¿Si le doy zoom, puedo ver África?, del que a bote pronto puede decirse que esa parsimonia sigue ahí y sobre ella desgranan emociones y letras juguetonas.
Se han hecho músicos más solventes, han girado mucho (pasando incluso por Europa) y todo ello confluye en 11 canciones sabrosas (algunas con los ritmos quebrados). Sin duda, que donde más se han aplicado es en la parte de la composición para dar ese importante salto de calidad, que acompañan con un sello de estilo muy perceptible.
Se esperaron en crear las canciones, para que posteriormente las colaboraciones gestadas sirvan para obtener un empujón definitivo y hacer crecer su público. Comencemos por mencionar que en “Quiero saber quién es tu novi@? aparece Kevin Johansen y su hija Miranda. Juntos hacen un tema de belleza tropical en el que se atreven a aplicar autotune al segmento final de voz.
A continuación, señalemos “Abre los brazos como un avión”, que incluye de apertura un segmento versado que pertenece al imaginario del folklore latinoamericano a cargo del repentista cubano Alexis Díaz Pimienta, que al terminar su parte permite que en las voces aparezca Jorge Drexler. Aquí no hay prisa, los temas no corren… se dan tiempo y espacio. Hay disfrute en ir colocando aquí un teclado, allá una guitarra con efecto.
Cerremos acotando que en “Donde las almas resucitan”, un tema muy en plan Juan Rulfo, aparecen los fraseos de hip hop caliente de Chaska Páucar (artista interdisciplinaria); en la pieza los muertos resucitan y se arma una bulla en un pueblo fantasma.
Es curioso que ninguno de los temas anteriores haya sido sencillo de adelanto… ¡Y es que llevan 4! Comenzando por “Romeo”, en la que aparece Miki González (figura icónica del rock peruano), y a la que siguieron «El Artista», «Canadá» y «El Año Del Conejo».
Nico Saba, Marcial Rey y Bruno Bellatin pueden estar orgullosos de lo conseguido con ¿Si Le Doy Zoom, Puedo Ver África? pues ofrecen una diversidad rítmica muy interesante. Sus canciones tienen ecos del pasado musical del continente, pero suenan actuales y festivas. Esa riqueza latinoamericana se entrevera con el indie pop contemporáneo y luce a plenitud, como en “Nostalgia a destiempo”, con la colaboración vocal de Camille Jackson, figura local de la folktrónica.
Kanaku y El Tigre son reflejo de lo emocionante e impredecible que resulta el presente latinoamericano; se asoman al mundo muy seguros de donde provienen, pero con un aliento cosmopolita que se contagia.