J Balvin – Vibras

J Balvin forma parte de la ola de reggaeton colombiano que le aportó una buena dosis de pop y mainstream al producto más caliente de la música latina en la última década. Pero su ambición va mucho más allá y su más reciente álbum, Vibras, es la prueba.

No es casualidad que “Mi gente” haya sido uno de los hits globales de 2017. Balvin supo leer el potencial de los samples del DJ francés Willy William y creó un tema con una energía única. Hasta Beyoncé se subió al carrito en un remix demoledor. “Mi gente”, a su modo, es la perfecta contraparte a la melosidad del “Despacito” de Luis Fonsi y Daddy Yankee.

El problema es que en Vibras Balvin oscila entre una entrega total al reggaetón ligero, programado para aniquilar los charts, y sus verdadero interés creativo, que ya empezaba a tomar forma desde su antecesor, Energía (2016).

La mesa está puesta desde el inicio, con esa intro trip-hopera y la voz de Carla Morrison que da pie a la fiesta de “Mi gente”. A partir de ahí, Vibras transita entre temas descartables para la radio y el streaming (“No es justo”, “Ahora”, “Peligrosa”), donde lo importante son los featurings, y un puñado de temas que muestran las nuevas rutas que el colombiano desea transitar.

“Brillo” destaca con la voz flamenca de Rosalía, una verdadera joya de la nueva música urbana. Pero Balvin no sólo se interesa en España. “En mi” sorprende con programaciones à la funk carioca, y entre “Noches pasadas” y “Cuando tu quieras” hay un interés por expandir la paleta sonora de su reggaetón. Este camino lo lleva al extremo en “Machika”, producido por el surinamés DJ Chuckie, quien aportó su conocimiento del bubbling y otros géneros bailables del caribe neerlandés.

Vibras es un paso adelante en unas de las carreras más interesantes del reggaetón actual. Si Maluma aportó la imagen acá está el sonido. Todavía falta tiempo para que podamos hablar de un disco de reggaetón que alcance alturas de notable obra musical, pero J Balvin es el tipo más adelantado hacia esa meta.