“El negro debe volver a ser negro; es necesario”, dice Huba Wattson, uno de los pioneros del hip hop en Costa Rica y quien a lo largo de más de 20 años se ha convertido en un referente y difusor de la cultura afrodescendiente. Su más reciente disco, editado por el sello Resistencia Subersiva, se titula Lado B.
Por: Homero Ontiveros
“El negro debe volver a ser negro; es necesario”, me dice Huba Wattson, uno de los pioneros del hip hop en Costa Rica y quien a lo largo de más de 20 años se ha convertido en un referente y difusor de la cultura afrodescendiente.
Nos encontramos en una casa del centro de Monterrey y, a pesar del calor que hace, cercano a los 40 grados de temperatura, Watson aparece con suéter y pantalón largo. En la cocina preparan alimentos, pues acaban de llegar de viaje y las maletas están a la vista. Parece que la independencia corre en todos los sentidos: llegan a la ciudad porque se presentará este domingo en Callegenera, el festival de la cultura urbana, y llegan a una casa, donde cocinarán ellos mismos y por una semana vivirán entre los regios.
Su carrera comenzó al frente de la banda Raga By Roots, con la que mezclaban rap y reggae. Con esa banda se hizo popular lanzando un mensaje de conciencia desde sus inicios. Luego tuvo una época en la que dejó de hacer música y tardó casi años para ver realizado su primer disco como solista, LP. Sin embargo, no estuvo inactivo. Durante todo ese tiempo colaboró con muchos artistas y sobre todo estudió la historia y la cultura del hip hop, por lo cual se ha ganado el respeto a base de conocimiento. Huba tiene algo muy claro: hay que saber y conocer de lo que se habla.
El sello Resistencia Subersiva, del cual forma parte, es quien respalda su reciente disco titulado Lado B, en el cual Huba trata de mostrar su otro lado, lo que significa para él ser afrodescendiente, su cultura y la realidad que lo permea. Trata de derribar estigmas y estereotipos con su mensaje. Para él es importante, como menciona, “que el mismo negro conozca su cultura” ya que en Latinoamérica hay pocos afrodescendientes haciendo rap. Esta fue la charla:
¿Cómo han sido estos más de 20 años de hacer rap en Costa Rica?
Al principio fue puro hobby y diversión. Pero era difícil porque no había beats, uno tenía que esperar años para conseguirlos, además de que las radiodifusoras no sabían qué era hip hop, ni las tiendas de discos, entonces era algo muy autogestionado. Tuvimos la suerte de conocer a un ejecutivo de una disquera, quien a su vez era socio de un estudio de grabación, y con ellos grabamos nuestra primera canción. Después de eso firmamos un contrato e hicimos un primer disco, que para nuestra sorpresa, se vendió mucho y logró un doble platino. A partir de ahí tuvimos que volvernos profesionales siendo empíricos. También ocurría que al principio nosotros queríamos hacer reggae rap y amigos me llamaban para decirme que eso no estaba bien, que estábamos perdiendo la cabeza, no lo asimilaban bien. En aquel entonces sí se escuchaba real hip hop, porque lo de ahora no se puede considerar porque no va acorde a los principios de esta cultura. Hay mucha letra negativa y populismo en el hip hop.
¿Te acuerdas del primer beat que tuviste?
¡Claro! Casi me retiro cuando lo escuché. Era lo peor. Pero uno de los compañeros del grupo trató de arreglarlo y ya terminó gustándome. Luego cuando lo escuchaba en el disco me parecía algo surreal porque no creía que ese ritmo era para mi y me sentía soñado.
A la vez que se profesionalizan, discurso también evoluciona y adquiere otra responsabilidad, puesto que hay más personas escuchándolos, ¿qué ocurrió con sus letras?
En realidad, no hubo un cambio porque desde el principio nosotros buscamos hablar de cosas verídicas. No íbamos a ser un noticiero, tampoco contestatarios ni políticos, pero sí queríamos hacer algo que no degradara al escucha ni a otro grupo diferente a nosotros. Así funcionó muy bien porque no había ninguna malicia. Cuando surgió el otro tipo de reggae y el reggaetón, para nosotros fue como un retroceso, una involución, porque nosotros siempre consideramos que cantas estas rimas llenas de soeces, no es más que una falta de madurez en cuanto a ser un MC o un exponente de reggae.
Cuando Hubba habla del “otro reggae”, se refiere a una oleada de música urbana que surgió de en Panamá, en la que las letras tienen temáticas sexualmente explícitas, como él lo menciona, eran más sexosas y callejeras. Este fenómeno llegó a Costa Rica y tuvo un impacto que terminó afectando a muchos músicos ya que, durante algunos años, la música reggae, y por ende el hip hop, estuvieron vetados en los medios de comunicación del país.
El reggae de “chombo”, como le llamamos, comenzó a ser muy popular y sus letras son muy explícitas. Lastimosamente creó una imagen de que todo el reggae era de esa forma y se convirtió prácticamente en una prohibición de la música reggae. Llegábamos a una disquera con alguna producción de rap reggae y nos decían que eso no iba a sonar y que mejor buscáramos algo diferente. Las estaciones de radio nos decían que si queríamos hacer algo reggae que mejor hiciéramos algo roots o más tradicional. Eso hizo que por un tiempo me retirara de la “cancha” y solo me dediqué a improvisar cuando me invitaban. Fue una buena experiencia, me liberó.
Mencionas constantemente la escuela del hip hop y sus principios; se que has estudiado mucho el género. Incluso dices que hay personas que piensan que rapean pero lo que hacen es otra cosa, ¿cuáles son esos principios de la escuela del hip hop?
El hip hop significa poder infinito de lo más alto curando a nuestra gente; todo lo que no va ahí no puede ser catalogado como hip hop. En realidad, siempre vimos la música como una misión. Por ejemplo, nuestra primera canción, la primera que hicimos como raperos en Costa Rica, habla del SIDA. Nosotros escuchábamos mucho el rap norteamericano y sabíamos del impacto social que tenía, lo entendíamos y sabíamos de la represión que sufría. Todo esto nos ayudó a tratar de ejecutarlo lo más fiel posible a los principios que había en el hip hop. Por eso no hacemos letras con malas palabras, eso es algo que no abunda en mi catálogo porque creo en la energía de la palabra y como ésta se transmite: Es decir, creo que hay palabras con energía positiva y otras con energía negativa. En aquel entonces, cuando iniciamos, sí se escuchaba real hip hop. Lo de ahora no se puede considerar como tal porque no va acorde a los principios de esta cultura. Hay mucha letra negativa y populismo en el hip hop.
Pero estás dejando fuera otras manifestaciones reconocidas del rap y hip hop como por ejemplo el gangsta rap.
A nosotros nuestros padres nos marcaron en influyeron mucho. Me refiero a que cuando yo comienzo a escuchar el hip hop, siendo adolescente y viviendo en casa de mis padres, escuchaba a N.W.A. a escondidas. Como somos muchos afrodescendientes, nuestros padres hablan inglés y entendían lo que escuchábamos. El primer disco de rap que oí, no era ni mío, era de mi papá. Entonces siempre hubo una vigilancia de nuestros padres ya que también estaba el factor de la religión y nuestra educación iba muy ligada a ella. Por ejemplo, en Semana Santa olvídese de que podía escuchar rap, y lo que nos quedaba era ir a la casa del amigo, donde no estaban los papás, para poder escuchar los discos. Eso, de alguna forma nos dio la conciencia de que la música tiene un mensaje y éste es importante cuidarlo.
Haces uso del poder de la palabra, sabes manejarla y cuidas mucho la narrativa de tus letras.
En el hip hop, ser original es buscar tu vocabulario. Nosotros nos poníamos a buscar palabras en el diccionario y las leíamos como si fuera un libro de texto. Competíamos con eso y teníamos que ser inteligentes con nuestro rap porque hacer rimas que dijeran algo poderoso demostraba ingenio y eso para nosotros era la habilidad. Nuestro sueño no era destruir al otro MC sino llegar y destruir todo el lugar con esa palabra o rima que llegara al público y conectara con ellos. Que supieran que había conciencia en lo que se decía.
Una de las características del hip hop es que toma las problemáticas de la sociedad, o del entorno cercano, para nutrir sus letras, ¿cómo han cambiado las problemáticas de un país como Costa Rica en estos 20 años y cómo las han asimilado los raperos ticos?
En el rap de Costa Rica siempre se ha hablado de problemática social pero no es tan descriptivo o puntual como en otros lados. Lo que más se hace es emular la marginalidad del rap pandillero, esta nueva generación lo imita mucho. Lo de nosotros era más entretenimiento, razón y conocimiento. Es decir, todos éramos raperos que íbamos a la universidad y escribíamos rimas después de clases. Cuando nosotros comenzamos no había rap en el radio ni en las tiendas y no había Internet. Lo que conseguíamos era porque alguien traía algún disco de Estados Unidos. Ahora es diferente, puedes escuchar todo tiempo de rap en la red y en la radio pero, históricamente, lo que suena en la radio ha sido lo “peorsito”. Entonces hay una brecha generacional y se ha perdido la directriz de para qué es la música y para qué se hace. Pero también hay, por ejemplo, raperas que están abordando los temas del feminismo en un país que es bastante machista y eso me parece muy bueno e importante que tengan una voz que hable de sus realidades.
¿Cuál es la identidad del rap costarricense?
Su identidad es la versatilidad, en el sentido de que siempre ha habido Mc’s que rapean en inglés y español. También porque muchos hemos mezclado el reggae y el rap, lo hemos incorporado y fusionado sin problema. Este es el aporte que le ha dado Costa Rica al rap, además de que nuestro hip hop no es tan marginal, sino incluyente.
Ustedes, al ser pioneros, tuvieron que ir, metafóricamente, cortando la maleza, abriendo la brecha. Pero es imposible no hacerlo sin resultar con heridas o rasguños, ¿cuáles son los que ustedes recibieron al ir abriendo camino para el hip hop en Costa Rica?
Nosotros sentamos las bases para que músicos, no solo de rap, hicieran música propia sin necesidad de andar haciendo covers ni plagios.
Interviene Kingstar en la entrevista, quien es productor y rapero de la vieja escuela pionera tica:
«Al tratar de ser originales en lo que hacíamos, tener un estilo propio y una identidad, tuvimos que luchar contra la estigmatización de la cultura del hip hop para abrir más espacios. Las nuevas generaciones no se dan cuenta de eso y no valoran lo difícil e importante que fue generar esos espacios para el género. Muchos más bien han llegado a cerrar esos espacios, en lugar de apoyarlos, porque no tienen esa conciencia».
«Los ‘arañasos’ que nos tocaron», dice Huba, «fueron los años que no pudimos mercadear nuestra producción y tuvimos que hacer todo de manera independiente. Eso hizo que muchos desistieran y se fueran a otros estilos como el reguetón. Además, tuvimos que hacer el sacrificio de no figurar tanto por mantenernos leales a nuestro estilo». «Es muy difícil», añade Kingsman, «pero al final obtienes una recompensa por haber sido fiel a tu estilo y a tus principios».
———