Terminé de ver por Netflix Apache: La vida de Carlos Tévez. Se me metió otra vez en mi cabeza la idea de convertirme en futbolista profesional. La biopic dirigida por Israel Adrián Caetano (también participó en El marginal, la otra serie argentina que recientemente disfruté) me transportaron a la canchita donde jugaba junto con mis amigos de la infancia a dos goles en contra del equipo de bicitaxistas, o los otros más que iban a ese sitio desde distintas calles de la colonia, ya que la única finalidad era saber cuál era el mejor.
Algunos dimos el saltó a las fuerzas básicas de Las Águilas del América: a un equipo con niños entre los 11-12 años que entrenaba en el Parque Calles y disputaban partidos en canchas empastadas de Coapa, La Noria y el Centro de Alto Rendimiento. Seguramente, quienes practicaron futbol callejero, llanero y también lo hicieron de una forma más seria, tras disfrutar de los ocho episodios que cuentan los inicios de Carlos “Apache” Tevez, se arrepintieron por no haber seguido intentando llegar a Primera División.
Debido a eso,decidí exponer cinco puntos importantes que rosan entre la ficción y la realidad del ídolo de Fuerte Apache, y sirven para ver la serie.
1. Apodo y Entorno
Carlos Tevez, fue apodado el “Apache” a consecuencia del duro carácter que adquirió en su entorno bonaerense: su barrio Ejército de los Andes “Fuerte Apache”. Ahí todo parece ser una comuna autónoma, por cómo se conectan sus condominios con túneles de fierro oxidado, escaleras, elevadores.
Ese complejo habitacional humilde y descuidado que retumba con cumbia villera, que está inmerso de perros callejeros, altares a Santos o personas muertas, vagos, drogadictos, niños, adolescentes y familias que heredan cierto orgullo barriobajero, está ubicado en la zona oeste del conurbano, en localidad de Ciudadela (periferia de Buenos Aires, Argentina). Sus habitantes, por los malos prejuicios que existen hacia Fuerte Apache, desde hace más de cuarenta y cinco años han sido segregados por la sociedad (muchas ocasiones, para encontrar trabajo tienen que mentir; dicen que son de otros sitios). Su origen está ligado a la Revolución Argentina (dictadura cívico-militar), en la cual se derrocó al presidente ArturoUmberto Ilia (1963-1966), mediante el golpe de Estado 1966. La planeación de Fuerte Apache, a partir de 1968 se centró en reubicar a los habitantes de la Villa 31, una de las zonas más pobres y antiguas de Buenos Aires.
Dentro de ese laberinto cargado de historias, habitan cientos de hombres y mujeres. También, ahí mismo hay escuelas, iglesias, equipos de futbol, música, entre otros distractores que intentan alejar a su población de lo negativo. Sin embargo, el sensacionalismo que le ha dado la prensa por el ambiente hostil que se vive (delincuencia y narcotráfico), no necesariamente es todo lo que existe ahí. De Fuerte Apache, aparte de salir del hoyo Carlos Tevez, considerado uno de los futbolistas más populares de todo el mundo, han surgido artistas como la drag queen-cantante de trap y reggaetón, La Queen; el rapero Esteban El As!, integrante del grupo F.A.; o el “nuevo Messi”, Thiago Almada.
2. Identidad y Sangre
En 2005 Carlos Tevez tenía 21 años. Sacaba la casta y sentía un orgullo barrial más profundo. Boca Juniors lo vendió al equipo brasileño Corinthians: obtuvo 20 millones de dólares y lo primero que hizo fue comprarle casas a toda su familia afuera del suburbio más estigmatizado de la zona conurbada de Buenos Aires. Pero los habitantes de Fuerte Apache es bastante común que declaren sentirse más seguros y tranquilos dentro del complejo habitacional, que en cualquier otro lugar. El seleccionado albiceleste llegó a comentar que fue muy emocionante darle esos obsequios a su sangre (mandó a su papá-adoptivo, Segundo Raimundo Tévez, un maestro de obra, que arreglara y pintara todo, para posteriormente hacer un asado y entregarle las llaves a cada uno de sus familiares).
Pero tampoco es que Carlos Tévez se haya alejado por completo de Fuerte Apache. Sus orígenes lo han marcado de por vida; como la cicatriz que lleva en una parte de su pecho y cuello desde los ocho meses de nacido, a consecuencia de que le cayó encima agua hirviendo. Tras ese accidente fue criado por sus tíos. Su madre-biológica, Fabiana Martínez (hermana de Adriana) no tuvo mucho contacto con él; lo abandonó aun cuando vivían en el mismo sitio. Su papá-biológico (también de nombre Carlos) fue asesinado a tiros en Fuerte Apache, a los cinco meses de gestación que tenía Fabiana del ex jugador de Manchester City, Manchester United, Juventus y otros equipos más.
Él nunca adoptó los apellidos de sus verdaderos padres: para el futbolista su auténtica familia son sus tíos y primos-hermanos Miguel, Deborah, Ricardo y Diego. No obstante, también tiene otros dos medios-hermanos (hijos de Fabiana). Uno de ellos Juan, quien fue detenido por la policía en 2008; asaltó un camión blindado y ahora paga su condena de dieciséis años en una cárcel. A pesar de esos problemas y las consecuencias que a veces arrastran los ambientes rotos, Carlos Tévez se ha encargado de toda su familia y ha salido adelante; como cuando secuestraron a su papá-adoptivo por algunas horas en 2014. Con su mamá-biológica recuperó la comunicación. Desde entonces tiene muy en claro que las siguientes generaciones de los Martínez y Tévez deben de ser mejores personas, sin perder la humildad, la fuerza que se adquiere en un lugar como el Ejército de los Andes.
3. Amistad y Promesa
Darío Coronel era el inseparable amigo de Carlos Tévez. Fuerte Apache le llamaba “Cabañas” o “Guacho Cabañas” por su gran parecido al jugador de Boca Juniors en los años 90, el paraguayo Roberto Cabañas. Su historia es una advertencia para los niños del barrio que sueñan con convertirse en jugadores profesionales de futbol. Pero viéndolo desde otra perspectiva, Darío Coronel es un héroe para quienes se dedican a delinquir. Junto a Carlos Tévez acudió a la misma escuela: la 50. También jugaron en los mismos equipos: Santa Clara y Al lBoys (en este equipo de baby futbol, con nacidos en 1984, a mediados-finales de los 90 formaron parte del mejor equipo de esa categoría). Darío Coronel usaba la camiseta con el número 10 y Carlos Tévez con el 9. Y cuando jugaban de contrarios, como buenos amigos que querían ser los mejores futbolistas de Fuerte Apache, comúnmente discutían.
Muchos creen que Cabañas era mejor que el ídolo xeneize. Cuando tenían 10 años, junto con otros infantes del suburbio los llevaron a probar a las inferiores de Vélez Sarsfield. El único que pasó la prueba y se quedó a entrenar fue Darío Coronel. Tal vez el medio futbolístico hablaría más de Cabañas que del propio Carlos Tévez. Sin embargo, su poco deseo de tener un futuro mejor se topó con las malas compañías, con el aspirar pegamento, con el cometer delitos. Eso, por supuesto, se reflejó por la falta de apoyo familiar que tuvo a comparación de su amigo el Apache (Darío Coronel sólo vivía con su padrastro, quien lo golpeaba).
Dicen que muchos equipos lo querían, pero se fue alejando de las canchas; en un entrenamiento con Vélez Sarsfield robó algunas pertenencias de sus compañeros y ya no lo apoyaron. Comenzó a tener más problemas debido a su personalidad de maleante, a su adicción a las drogas. Se involucró de lleno en las pandillas de Fuerte Apache y mató a un policía. Posterior a eso, en una persecución que tuvo con las autoridades, debido a que cometió un robo, terminó dándose un tiro él mismo; hizo eso para que la justicia no lo torturara. La última vez que Carlos Tévez vio a su mejor amigo fue en un asado, donde celebraron que iría a disputar el Mundial de la Sub-17 a Trinidad y Tobago. “Amigo, te prometo que te voy a regalar la camiseta de mi debut”. Eso ya no fue posible.
4. Pibes y Desobediencia
La violencia y la informalidad en sitios donde el peligro es algo cotidiano a veces son más consoladores que el deporte más popular del mundo. En Fuerte Apache, la historia de superación de Carlos Tévez, más la trágica vida de su amigo Darío Coronel “Cabañas” están ligadas a la pandilla más famosa de ahí: Backstreet Boys (el nombre hacía alusión al grupo noventero de música pop). Ellos siguen siendo un tema muy tocado en esa zona. Sus integrantes, quienes iban de los 15 a los 25-30 años ahora son leyendas; simplemente porque pertenecieron al grupo más temido del barrio. Entre sus integrantes, que en total decían ser veinticuatro, algunos murieron en tiroteos, mientras que otros están presos, inválidos; o también hay quienes decidieron enderezar sus vidas y ponerse a trabajar de buena manera.
Las actividades que llevaban a cabo era el formar parte de la hinchada del equipo de futbol Almagro, que su estadio está ubicado a pocos minutos de Fuerte Apache. Su especialidad era el atraco a bingos, bancos, supermercados; como también robaban automóviles (la mayoría de sus fechorías las realizaban en otras provincias). La pandilla acostumbraba reunirse en el sitio conocido como Nudo 1, a escasos metros del edificio donde creció Carlos Tévez, quien los conocía, saludaba y algunas veces pasaba el rato con ellos. “Los Backstreet”, como normalmente les llamaban, se conocían desde pequeños y tenían su propia forma de vestir: usaban ropa ancha, viseras, cadenas y tenían anillos con las iniciales BSB (Backstreet Boys). También jugaban al baloncesto, hacían grafiti, creaban coreografías de baile al ritmo de la cumbia, usaban drogas, bebían cerveza y se la pasaban de vagos. Tenían rivalidad con otra pandilla que se ubicaba en el monoblock 14 del mismo suburbio, y cada vez que se daban de tiros avisaban a los vecinos de Fuerte Apache para que no salieran de sus casas.
Llegaban a ocupar departamentos de personas que no habían hecho raíces ahí, haciéndolos que se fueran y quedándose con sus pertenencias. Mientras que sus fiestas, muchas de las veces eran amenizadas por el grupo de rap más conocido de ahí, F.A., quienes le compusieron una canción al “Guacho Cabañas” titulada “Cuando un amigo se va”, ya que perteneció a la segunda generación de la pandilla. Así, a finales de los años 90 y parte del nuevo milenio, Fuerte Apache estuvo controlado por Los Backstreet, por sus integrantes que no le tenían miedo a nada.
5. Sueños y Talento
En una de muchas entrevistas, Carlos Tévez declaró que de no haber sido futbolista hubiera sido criminal, que ahora estaría muerto o en la cárcel. Pero su hambre de triunfo y las ganas de algún día debutar en el equipo de sus amores, Boca Juniors, lo llevaron a lograr ese cometido sin mañas y dinero de por medio; como llegan muchos niños-bien al nivel más alto en el futbol.
Carlos Tévez lo puede tener todo, pero sus recuerdos de humildad, su etiqueta de ídolo de barrio se aprecian en cada uno de sus actos, de sus expresiones; hasta en la invención de su biopic. El Apache sabe que se debe a la gente del Ejército de los Andes. Ahí comenzó a jugar en una canchita de tierra fundada al mismo tiempo que una iglesia y una radio comunitaria. Descalzo, pateaba piedras a falta de un balón. Después, con los zapatos más cómodos para jugar comenzó a hacer goles en La Bombonera, en la Copa Libertadores, en Europa, China, en los Mundiales.
Miles de enseñanzas le dejo Fuerte Apache a Carlos Tévez: por lo mismo es solidario y cada vez que le es posible acude con sus amigos de toda la vida a jugar futbol, hacer un asado y platicar sobre las cosas del ayer. Su alma máter tiene un antes y un después tras el debut profesional de Carlos Tévez en 2001. Tenía 17 años y el entrenador Carlos Bianchi lo puso como titular en la cancha del equipo Talleres, en Córdoba. Ese día Boca Juniors ganó 0–1. Sin embargo, muchísimo tiempo antes de ese sueño cumplido, el Apache fue guiado por sus descubridores Ramón Maddoni (formador de chicos talentosos para las inferiores de Boca Juniors) y Norberto Propato (DT de All Boys, donde hizo dupla con Darío Coronel “Cabañas”). Talento: eso significa Carlos Tévez.