Cada que instalamos apps ponemos a su disposición nuestra historia, nuestra intimidad y nuestros gustos, criterios y pensamientos. Para Internet no hay secretos.
Por: Gabriel Contreras
Todos nos hemos quejado alguna vez de que nuestro teléfono nos espía. Y claro, ya vimos numerosos testimonios de ello, por supuesto a través de la red, y lo denunciamos vía redes sociales.
Sin embargo, jamás denunciamos que todo ese espionaje se ejerce bajo nuestro claro, firme y decidido conocimiento. Naturalmente así es, obvio.
Todo el día y todos los días instalamos y desinstalamos apps, y cada vez que lo hacemos aceptamos que ese software penetre en nuestros archivos sonoros, gráfico e incluso numéricos. Así, ponemos a su disposición nuestra historia, nuestra intimidad y nuestros gustos, criterios y pensamientos. Para Internet no hay secretos.
Por eso todos los que se quejan de ser espiados mienten y se equivocan.
El gran negocio de Facebook, Instagram y Google somos nosotros, nuestros datos, nuestro perfil. Y como no podemos resistirnos a ello, lo mejor será acostumbrarnos a vivir eternamente vigilados.