King es un narrador incansable que ha generado una influencia tan grande, que es casi imposible no haber estado expuesto a alguna de sus historias, o a alguna historia que lleva con orgullo la inspiración del maestro colgada al pecho.
Por: Josh Candia T.
En la historia de la cultura pop de los siglos XX y XXI hay un escritor que destacará por sobre todos, un nombre al que la mayoría podemos culpar de nuestras pesadillas: Stephen King.
King es un narrador incansable que ha generado una influencia tan grande, que es casi imposible no haber estado expuesto a alguna de sus historias, o a alguna historia que lleva con orgullo la inspiración del maestro colgada al pecho.
Como uno de los ejemplos más exitosos se encuentra Stranger Things, que acaba de estrenar su segunda temporada. La serie producida por Netflix y creada por los hermanos Duffer debe su existencia al amor de sus creadores a las historias de Stephen King, especialmente a ESO (IT). Según entrevistas con los hermanos, buscaron dirigir el remake, pero al no ser directores con trayectoria no tuvieron confianza en que pudieran con el paquete. Pero durante las pláticas con los productores se manejó la idea de hacer una mini serie de ocho o diez horas para poder desarrollar a los personajes con el mismo cuidado y cariño que la novela de King. El proyecto no avanzó pero la semilla estaba plantada.
Basta con ver el logotipo de la serie para comenzar el tributo al rey. Este utiliza la tipografía ITC Benguiat, un clásico que fue utilizado durante años en las portadas de las novelas de Stephen King publicadas en los 70s y 80s. De ahí podemos de inmediato ver como la aventura de un grupo de niños “perdedores” enfrentándose a un ente sobrenatural debe tanto a King que hasta él mismo escribió un tweet diciendo: “Ver Stranger Things es como ver los Greatest Hits de Stephen King. Lo digo como cumplido.”
Watching STRANGER THINGS is looking watching Steve King's Greatest Hits. I mean that in a good way.
— Stephen King (@StephenKing) July 17, 2016
Los hermanos Duffer no son los únicos con una deuda creativa. Los “hijos” de King somos legión, desde sus hijos de sangre Joe Hill y Owen King, ambos escritores aclamados, o todos aquellos que nos hemos inspirado en sus obras o palabras. Es fácil identificar la influencia marcada en la ya mencionada Stranger Things, pero también en películas como Midnight Special (2016, dir. Jeff Nichols) o Super 8 (2011, J.J. Abrams).
El hijo favorito del estado de Maine ha escrito 56 novelas y cerca de 200 cuentos cortos en sus 50 años de carrera. Su imaginación proyecta una sombra que abarca todas las esquinas del entretenimiento, ya que aunque nunca hayas leído una de sus novelas, las posibilidades de que hayas visto alguna película o serie de televisión que adapte una de sus obras es bastante alta. Tan sólo en la Internet Movie Data Base aparecen 244 (!) créditos como escritor, lo cual nos da una mejor idea del éxito que ha tenido el tío Stevie.
La suerte de King con las adaptaciones de sus historias es una eterna montaña rusa, la cual puede contar con grandes éxitos comerciales y de crítica como el remake de ESO (IT, 2017, Andy Muschietti) o fracasos como La Torre Oscura (The Dark Tower, 2017, dir. Nikolaj Arcel) a la cual le fue tan mal que ya se habla de hacer un “reboot” en formato de serie de TV.
Durante este 2017 tuvimos además de los ejemplos mencionados: El Juego de Gerald (Gerald’s Game, dir. Mike Flanagan) y 1922 (dir. Zach Hilditch) ambas películas producidas por Netflix, las series de TV La Niebla (The Mist, Spike) y Mr. Mercedes (Audience Network), además de Sleeping Beauties, una nueva novela escrita con su hijo Owen.
Aunque no todas sus historias son del género de Horror, la magia de King reside en esa manera tan exacta en la que logra sacar a flote nuestros miedos más intensos, ya sea por medio de un perro rabioso, unas gemelas que quieren jugar contigo, un auto clásico asesino o una adolescente con poderes telekinéticos. Incluso las historias que escribe fuera del género se encuentran bañadas en esta oscuridad que tanto nos gusta que nos perturbe, donde muchas veces el peor horror es el que vive dentro del corazón de los humanos.
¿Pero cuál es el secreto del éxito de King? Hay quienes celebran su creatividad o su gran ética laboral, con la cual cada año saca al menos una novela nueva; pero lo principal que habría que celebrarle es su intenso amor y respeto a las historias. Como narrador, sabe reconocer lo que hace una buena historia y la reacción que la misma tendrá con sus lectores. King admite ser un gran consumidor de historias, que a pesar de considerarse un lector lento calcula leer setenta u ochenta libros al año, solo por el placer de leer.
Otro gran acierto que tiene como escritor es la manera que construye personajes memorables para habitar sus mundos y que el lector pueda acompañar en su viaje. Los personajes de sus historias se quedan contigo mucho tiempo después de que hayas cerrado el libro o estén corriendo los créditos. Paul Edgecomb y John Coffey, Andy Dufresne, Carrie White, Jack Torrance, Annie Wilkes, el club de los Perdedores, la lista puede seguir y seguir.
En su libro Mientras escribo King explica lo que para él es el objetivo principal de su labor: “Escribir no es para hacer dinero, volverse famoso, obtener citas, tener sexo o hacer amigos. A final de cuentas, es sobre enriquecer las vidas de aquellos que leerán tu trabajo, y enriquecer tu propia vida a la vez. Es sobre levantarse, mejorar y superarse. Ser feliz, ¿de acuerdo? Ser feliz.”
Josh Candia T.
Web: joshcandia.com // Twitter: @JoshCandiaT