Más que empleado de librería, a Roberto Hernández le gusta llamarse a sí mismo guía de caminos literarios. Llevaba dos años trabajando en una sucursal de una de las librerías más conocidos comercialmente hablando, y su trabajo le encantaba. Respiraba y comía libros durante toda la jornada. Tenía más de 14 años dedicándose a ese rubro.
De pronto, el rumor del virus comenzó a acercarse y dejó de ser algo ajeno. La primera semana de abril vino el cierre de las puertas. Le siguió una estrategia de venta online que no se pudo sostener y sobrevino el desempleo.
La otra persona que completa la dupla es Andrea, una mujer a la que se le desborda el entusiasmo por el mundo de las letras. Lleva más de 11 años dedicándose al fomento de la lectura e involucrada en el mundo literario.
Este par de amantes de los libros en Monterrey decidieron contribuir con un grano de arena a la vida cultural de la ciudad en la «nueva normalidad». Así nació la Feria del Libro Itinerante, cuya primera edición tuvo lugar del pasado 14 al 16 de agosto en una casa del centro de Monterrey. Y ya se vienen más fechas en sepetiembre. Conversamos con ellos para saber más de esta iniciativa.
¿Cómo nació la idea de la Feria del Libro Itinerante?
Andrea: El proyecto nace con la intención de sumar nuestras experiencias. Ya sumandos todos estos años decidimos sacar un lote de libros que teníamos. De nuestra biblioteca personal y de almacenes de algunas librerías que nos colaboraron. Con el tema de la contingencia, lo iniciamos con ventas en línea, con entregas a domicilio. Un día platicando dijimos: vamos a aventarnos a hacer una feria del libro.
El concepto de la feria es que deambule, que se nueva como castillo vagabundo, ¿cómo escogieron el lugar para la inauguración?
Andrea: Esta casa y oficina es de un gran amigo, Javier García, creador de los Kirimons, un proyecto de juguetes didácticos armables. La idea de la feria es que sea un trabajo de colaboración entre amigos enamorados de los libros. Para nosotros son unos objetos de los que nos encanta rodearnos. Nuestras casas están llenas de libros. Nos han acompañado durante mucho tiempo y queremos aportar un esfuerzo para esta crisis editorial que estamos viviendo. Queremos que sea una librería itinerante que contribuya a romper la idea de cómo se venden y compran los libros. También podrán encontrar a la venta fotografías, artesanías, y otros objetos.
¿Qué piensas de que las bibliotecas y las librerías se hayan designado como no esenciales durante esta cuarentena?
Andrea: Estos objetos y el arte que nos acompañan en el día a día son indispensables. Y ojalá que la sociedad entrara en una reflexión de creerlo así, tal cual, super indispensable para el ser humano. Los niños, los adultos, los ancianos, todo mundo necesita estar rodeado de arte y libros.
¿Qué le dirías a una persona que no está familiarizada con la literatura para que se acerque a ella?
Roberto: Para eso estamos, para acercarlos. Esta es una opción buena, estar cerca de ellos, en la calle, en la vida cotidiana. No necesariamente una plaza o centro comercial. Me gusta invitar a la gente que pasa por aquí, hablar con ellos para ver qué libros les pueden gustar. Algo más cerca su mundo.
En la venta también incluyeron libros de su biblioteca personal. ¿Batallaron para desprenderte de alguno de ellos?
Roberto: Fue muy difícil, hacíamos una selección pero luego la filtrábamos más y más (risas). Pero bueno, los libros se comparten. Que sean para todos.
Andrea: Fue un trabajo de desapego tremendo, pero queremos abrirle paso a la energía, que fluya, que lleguen nuevas lecturas y que las que nosotros ya hemos hecho enriquezcan a otras personas. Creo que en este momento sí es muy aferrado el proyecto (risas). No queremos ser transgresores de la sana distancia, pero sí queremos que este evento transgreda y rompa la forma en que se comercializaban los libros, y lograr que la gente sienta el libro como un objeto indispensable en su vida. Que nos lleven a donde quieran. A una cantina, a un departamento, a donde sea. Soñamos con dar una gira por el estado y llegar a los municipios fuera del área metropolitana.
Roberto: También nos están apoyando muchos colegas que trabajan en librerías. Incluso muchas editoriales se sumaron. Océano, Fondo de Cultura Económica, Conaculta, Alfaguara. Queremos seguir invitando a otras casas editoriales, que vean que el proyecto es a futuro y que si están interesados con gusto podríamos colaborar.
¿Qué le dirías a una persona que nunca ha leído un libro? ¿Qué les puede ofrecer un libro durante la cuarentena?
Roberto: En estos mementos que estamos encerrados en la casa un libro es el acompañante perfecto. Un libro te puede llevar a muchas partes, incluso te puedes encontrar a ti mismo.
Andrea: A alguien que nunca ha leído le diría: «¡Claro que has leído!» Estamos en el momento en que más historias leemos, en todos lados, en redes sociales, por ejemplo. También les recomendaría un genero que es atrapa lectores: el cuento y el relato. Además éste genero te invita a escribir, porque todos somos una suma de episodios y temporadas. Nosotros mismos somos una historia ambulante, una historia viviente. Anímate, conéctate con ese otro ser humano que en algún momento también fue un coleccionista de historias que en algún momento los pasó a la hoja y nos los regaló. Que lean a todos los cuentistas mexicanos. Amparo Dávila, por ejemplo. Sus cuentos de terror son de mis favoritos. Es una escritora que les recomendaría mucho.