Gane quien gane en las urnas el tongo es posible. Estamos en México, hay que recordarlo. México, nada menos, la capital mundial de la corrupción política.
Por: Gabriel Contreras
Hace unas semanas escribí aquí mismo una nota en torno a la pelea de Wilner Soto y César Juárez.
Decidí observar con interés esa pelea boxística precisamente porque se efectuó en días cercanos al primer debate presidencial rumbo a las elecciones 2018 en México.
Y mi planteamiento era realmente muy sencillo. En el box todo es posible. Por ejemplo, es posible que el pronóstico de alguien que sabe tanto como Julio César Chávez (que es un genio del box) falle.
Efectivamente, César Juárez estaba mal preparado a nivel técnico; es un mal peleador, su guardia es endeble, su juego de piernas es pésimo. No sabe ni pararse. Pero podía ganar y ganó.
Ganó porque las condiciones de la pelea se lo permitieron. Y esas condiciones son irrepetibles. Por tanto, no son científicas. Por tanto, aunque científicamente Wilner era mejor, la realidad decidió que Juárez ganara. A la realidad a veces le importa un carajo la ciencia.
En el segundo debate presidencial, vimos a un Bronco que se refirió a la condición impredecible del boxeo, dado que es un hombre rudo y suele poner atención en esos detalles. Muy atinada la observación del Bronco en torno al box. Pero también vimos que Ricardo Anaya subió un video en el que le pegaba a la pera y cerraba la acción con su típica sonrisa.
En términos boxísticos, la contienda presidencial aún no está decidida, de modo que Anaya hace bien en entrenar, y por cierto mueve bien la derecha. Nada mal, de veras, nada mal.
Pero independientemente de quien esté más preparado o entrenado a nivel técnico, existe en el box una solución desesperada, que siempre ha estado presente, desde los días de Rocky Marciano hasta los de Manny Pacquiao. Se llama “tongo”.
El tongo es un recurso al que accede la mafia al no poder ganar por las buenas. Cuando no puede más, la mafia recurre, por ejemplo, a matar al rival más peligroso (Obregón, Colosio, Clouthier, por ejemplo). O recurre a chantajearlo o extorsionarlo para que desista.
El tongo es posible. Es una expresión radical de la guerra sucia, y se puede aplicar de varios modos, por ejemplo manipulando las sábanas con los resultados esa misma noche, impidiendo la apertura de casillas a través de la generación de caos, haciendo conteos incorrectos adrede, aplicando el carrousel, o sustituyendo boletas por material previamente marcado.
Así pues, gane quien gane en las urnas el tongo es posible. Estamos en México, hay que recordarlo. México, nada menos, la capital mundial de la corrupción política.
Meade lo decía muy claro: “Podemos ganar, tenemos lana”.