Escritor, periodista y profesor, Jorge F. Hernández es heredero de la tradición humorística de Jorge Ibargüengoitia: “El humor es una de las caras de la inteligencia, pero también es una de las caras más complicadas para maquillar”.
Por: Alejo Alcocer
Jorge F. Hernández es un personaje en sí mismo. Entre bromas, imitaciones y anécdotas inauguró la Escuela de Verano 2018 de la UANL en Colegio Civil Centro Cultural Universitario. Su obra abarca el cuento, la novela, la investigación histórica y el ensayo. Es columnista de los diarios Milenio y El País.
Entre las sesiones de su taller “Puro Cuento. Creación narrativa para jóvenes escritores” platicamos con él respecto a los puentes entre el humor y la literatura.
Primero me gustaría preguntarte si crees que el humor deba tener límites.
No, creo que el humor debe ser uno de los sentimientos más libres e ilimitados del hombre.
Ó sea, de plano no hay nada que respetes.
No, y en realidad creo que sobre eso tuvimos una lección de honor de hace años cuando asesinaron a los dibujantes de Charlie Hebdo. Y ya ves que la mayoría del planeta dijo “yo también soy Charlie Hebdo”, pero en realidad no se habían dado cuenta de lo que era esa revista. Los de la publicación son unos impresentables, unos súper cretinos, y se pasan de la raya siempre. Pero el humor es eso.
Y como periodista que también eres, ¿crees que el humor pueda servir para transmitir información dolorosa y trágica?
El humor es una de las caras de la inteligencia, pero también es una de las caras más complicadas para maquillar. Hay que saber usarlo, precisamente para que no deje de ser humor y para que transmita un mensaje. Propiamente, para dar una mala noticia, existe el humor mordaz, pero no a todo mundo se le da. A mi lo que me interesa es que quien lo vaya a intentar lo haga bien.
¿Cuál ha sido el mayor problema en que te has metido por andar de bocafloja?
He metido unos chistes en escenarios que no venían al caso. Me pasaba mucho como a Ibargüengoitia, que llegaba a dar conferencias y apenas decía “Buenas tardes” se empezaban a cagar de risa las señoras del público. Creo que en algunos casos he hecho bromas que no han sido debidamente recibidas. Y otro de los problemas, que heredé de mi padre, que era imitador de voces para la radio, es que he ofendido a muchas personas al imitar su manera de hablar. Uno nunca escucha su propia voz, y la imitación los hizo sentir que me estaba aprovechando de ellos.
Y hablando de tu tocayo, ¿lo llegaste a conocer?
Jorge Ibargüengoitia fue amigo de mi padre desde la infancia. Y fue compañero de escuela de mi tío Santiago. Son familias guanajuatenses que se conocían muy bien. La de los Santillón, por parte de su mamá y su tía Emma y la familia de mi padre. Cuando se fueron a vivir a la CDMX, también se fue mi familia paterna, entonces la amistad siguió allá. Durante los últimos años de su vida yo fui muy cercano a Joy Laville (una de las artistas más importantes de la Generación de la Ruptura. Pintora, escultora, artista gráfica. Esposa de Ibaergüngoitia), que se dejó enamorar de mí muy lentamente, y que hace poco se fue de éste mundo, pero, yo nunca conocí a Jorge. Tuve oportunidad para ir a una entrevista que le iban a hacer en la revista Vuelta (publicación fundada por Octavio Paz). Pero me quedé en una cantina, y se me olvidó ir.
Uno de los proyectos que Ibargüengoitia dejó pendientes fue su Antología de Excéntricos Mexicanos. Si la hubiera hecho, ¿crees que te hubiera incluido?
¡Hombre, me hubiera honrado! También le hubiera podido aportar los nombres de algunos amigos míos. Mi amigo Diego El Alto, por ejemplo. Lleva 12 años tratando de aprenderse la letra y música de todos los himnos del mundo. Otro amigo, que no sé si ya falleció, que sintonizaba mensajes de la KGB a través de los clavos en la pared. Y, pues sí, yo, que siempre he sido campeón de los tacos al pastor en las apuestas, creo que merecería entrar en la lista.
Todos los estrafalarios que mencionaste ¿son de Guanajuato?
No, mas bien me estaba refiriendo a compañeros míos de la CDMX. De Guadalajara tengo unos amigos, por ejemplo Antonio Ortuño, que ahora ya vive en Berlín. En Madrid también he conocido a otra panda de orates. Tengo loquitos por todo el mundo.
Él definía al excéntrico como una persona que inspira leyendas. ¿Tú te consideras así o más bien como un payaso chiflado?
(Risas) Cada que voy a la FIL de Guadalajara me enteró de más leyendas de cosas que no he hecho. Y de las que he hecho sé que hay varias versiones diferentes. Pero, el que tiene la última palabra, afortunadamente, soy yo.
Oye, en tu discurso inaugural de la Escuela de Verano, mencionaste a Celso Garza, tanto Jr como Sr. , ¿cuál pluma te gusta más?
Bueno, el padre fue un historiador con toda la barba. Un gran cronista que lamentablemente murió joven. En el caso del hijo, a mi lo que me pesa, es que toma tan en serio su trabajo (Secretario de Cultura de la UANL) que creo que no está escribiendo. Entonces, más bien hay que pedirle que se ponga las pilas y que vuelta a sacar otro libro. Aunque son padre e hijo, tienen estilos diferentes, y en ese sentido pues no se pueden comparar sino poner en el mismo estante.
En cuanto a literatura y humor, los dos referentes son tú y tu tocayo. ¿Qué pasa en Guanajuato que los escritores salen así?
Pues yo creo que tiene que ver con el agua. Con el clima y con las jícamas. Hay una manera muy rara de definir qué es Guanajuato porque si tú me preguntas cuál es su platillo típico pues son las enchiladas potosina. Si tú me preguntas cuál es la fruta por excelencia que se consume en el Bajío pues te diría que no estoy seguro que sea la jícama. No nos queda muy claro qué pasa ahí, pero pasa algo. Porque ahí nació la Independencia y ahí se redefinió la Revolución. Y de ahí salió Fox.
Oye, si cuando llegues al Averno el diablo te da a escoger entre esposarte por el resto de la eternidad a un mal escritor o a un mal comediante, ¿a quién escoges?
Espero que no me toque con Elba Esther Gordillo ni Chabelo. Pero ya con disyuntiva que me planteas, creo que estaría yo más cómodo con la compañía de un mal escritor.
¿Crees que le caerías bien al angelito caído?
Hombre, yo creo que sí. Allá abajo han de estar todos los que valen la pena. Empezando por Louis Armstrong y Pérez Prado.
Por cierto, ya ves que a José Emilio Pacheco se le vieron los calzones cuando fue a recoger el Cervantes, ¿crees que lo haya hecho como una forma de protesta?
No, pero sí creo que, en sus constantes distracciones, José Emilio quizá estaba consciente de que eso podía pasar.
Y a ti, ¿cuál es la mayor vergüenza que te ha pasado en el mundo literario?
Varias, he llegado a presentaciones de libro equivocadas, siendo yo el presentador. Me he acercado a pedir firmas a autores confundiéndolos con otros. Y en alguna conferencia solemne se me escapó una flatulencia.
¿Alguna vez se te ha atrofiado el humor? cómo lo solucionaste?
El humor es un espejo que refleja la ridiculez de la realidad. A veces sí hay días en que estoy muy malhumorado e intolerante y luego la realidad se encarga de regalarme la comicidad y el disparate del día.
Ya ves que Anthony Bourdain tenía un humor super cáustico y delicioso pero terminó cediendo a una depresión severa. ¿Es cierto que todos los humoristas son en realidad payasos tristes?
Nadie tiene idea de lo difícil que es sonreír cuando la mayor parte del tiempo estas solo y en silencio.
Algo que me fascina de ti y tu obra es que usas el humor para promocionar la lectura. ¿Qué piensas de los promotores culturales tradicionalistas que dicen que la lectura reconstruye el tejido social y alivia el alma?
Esta bien que se propongan ese rollo y que trabajan en pos de él. Lo que sí queda claro es que leer es un placer. Y lo que hay que contagiarle a los jóvenes son más espacios de placer. No hay nada con fajar escuchando a Mozart y no hay nada si te ligas a alguien plagiándote un poema.
Oye, ya sé que te molesta la sobreinterpretación, pero tu taller termina un viernes 13. ¿Crees que eso signifique algo?
Sí, por supuesto. Significa que te va a ir muy mal a ti y a todos los que tomaron el taller. Y para mi va a ser un día de gran suerte porque fue una semana muy afortunada.
Ya ves que ahorita está de moda hacerse el políticamente incorrecto, ¿te da nervios que alguien te vaya a quitar tu trono?
No, yo la verdad no creo tenerlo. No hay nadie más políticamente incorrecto que Peña Nieto.
Y para terminar ¿qué piensas del boom que hay ahorita de los standuperos mexicanos?
Yo lo veo con gran admiración y respeto. Ojalá y eso nos ayude a limpiar un poco lo chafa que se ha vuelto el humor en los últimos años en las series y los programas de televisión, sobre todo de Televisa. Ojalá estén ahí, tras bambalinas, los nuevos Tin Tan, Medel, Cantinflas que merece México. Y que ya el albur se inscriba con letras de oro en la próxima constitución que va a escribir Porfirio Muñoz Ledo.