Por Randy Salazar Jr.
Recuerdo que mi primer registro de una cumbia, gracias a mis hermanos, fue “Mi Matamoros querido” de Rigo Tovar. En ese momento quedé hipnotizado con ese ritmo. La verdad es que a mi corta edad apenas comprendía cuáles eran los instrumentos musicales con los que tocaba la Costa Azul, pero lo más cabrón es que además eran procesados por efectos especiales. Lo que veía y escuchaba me resultaba un sonido cósmico del que sólo las cosas conectadas a la electricidad lo dan.