El nuevo disco de Crazy Lazy está por salir en abril de este año después de más de tres décadas sin sacar material nuevo. Este material se llama Que siga el rock y es una continuación de la primera grabación que hicieran en 1985.
Por: Homero Ontiveros
Hace 33 años se grabó el primer disco de heavy metal en español hecho por una banda de Monterrey. Ese disco se llama Que viva el rock y la banda es Crazy Lazy. Por aquel entonces, entre el 85 y 86, los únicos documentos que se hicieron como registro del rock que se hacía en la ciudad, fueron esta grabación y una especie de EP de Raxe.
De ese entonces para acá sucedieron hechos lamentables, como la muerte de los hermanos Villarreal, Happy y Rulo, bajo y guitarra respectivamente, quienes se hicieron de un nombre en la escena musical mexicana, pues acompañaron a artistas como Juan Gabriel y Alejandra Guzmán, entre otros. En mis años de pre-adolescencia me impresionaba ver a Rulo en algún programa de televisión nacional y decirle a una de mis tías: Ah, es Rulo, mi amigo, y es de Monterrey.
En fin, 33 años después tengo la oportunidad de escuchar el nuevo disco de Crazy Lazy, el que está por salir en abril de este 2018 después de más de tres décadas sin sacar material nuevo. Este material se llama Que siga el rock y es una continuación de la grabación que hicieran en el 85, comenzando por el título: si antes era “que viva”, ahora es “que siga el rock”.
Lo escuché un sábado a mediodía, en una cafetería del centro de la ciudad, con los audífonos conectados a una computadora y un vendaval de emociones. La primera impresión es que parecieran solo haberse puesto “en pausa” durante tantos años y ahora simplemente vuelven darle “play”. Suenan igual que en los años ochentas, y no lo digo en el sentido de que nada cambió, sino en el hecho de la esencia sigue intacta. Me llamó mucho la atención que no intentaron ser una banda ochentera que regresa y quiere sonar actualizada, lo que hicieron fue sonar a ellos, a Crazy Lazy. Muchas bandas regresan después de años y quieren adornar su música con elementos modernos que solo los hacen ver y sonar fuera de lugar y de tiempo. Ellos no. Claro, hay modernidad en el proceso de grabación, pero para lo demás, la música, no hizo falta que hicieran algo que no son.
¿Por qué hablar de un nuevo disco de una banda de los ochenta cuando hay propuestas más jóvenes? Por que esta grabación automáticamente se convierte en un documento musical que registra elementos importantes para entender nuestra historia musical regiomontana, al menos la ligada al rock. Las bandas nuevas reniegan de la generación que fue llamada (ya no sé si bien o mal) Avanzada Regia. Están cansados de ella y simplemente le dan la vuelta a la hoja como quien se aburre en el salón de clases. Si reniegan de estas bandas que tuvieron su auge en la década de los noventa, imaginemos entonces el desconocimiento que tienen de las bandas formadas en décadas anteriores.
Se está cortando el vínculo musical entre décadas y con eso corremos el riesgo de perder una identidad que se ha ido forjando con el pasar de los años, en el que bandas de una época han ido influenciando a las siguientes. Por eso este disco es importante, para tener una idea de lo que hacían las bandas predecesoras.
Por ejemplo, en este disco hay una canción que fue estrenada en 1986 en vivo en un concierto de El Tri donde abrió Crazy Lazy. Se llama “Piezas de ajedrez” y no vio la luz sino hasta este 2018. La forma en que está estructurada y la letra fueron hechas hace más de treinta años. Otro detalle importante está en la canción “Maniquí”, un tema con atmósfera de blues mezclado con heavy a un tempo lento, donde una de las guitarras que suena es de Rulo, quien sólo alcanzó a grabar esta canción antes de perder la vida.
En Que siga el rock hay canciones que han sido trabajadas a los largo de estos 33 años, unas más viejas, otras más recientes pero todas en la línea de reconstrucción del universo heavy metal de los 80. Hay temas que hablan de la figura del escucha de rock, del espacio que exige, de su forma de vida e ideales, hasta de el ritual de ir a un concierto. Cuántos no nos acordamos de llegar al lugar con nuestra playera negra de la banda o comprarla afuera antes de que empiece; hacer todo un plan desde un día anterior pues el día del concierto era todo un evento. Hay que tomar en cuenta que en esa década los conciertos de rock en Monterrey eran escasos y había aproximadamente uno cada dos años, si bien nos iba.
Con llamados a detener las guerras, la violencia y disfrutar del rock, Crazy Lazy regresan musicalmente intactos, sin temor al tiempo con un disco que alimenta y describe al rocker, esa figura emblemática que se ha ido perdiendo entre tantas correcciones generacionales y se desdibuja con el agua de la ambigüedad, porque Crazy Lazy, además de ser la banda más importante del heavy metal de Monterrey, también es una alegoría al rocker, y está de vuelta.