Ahí estamos, Charlie Monttana y yo en una cantina del Centro Histórico del DF. Tomamos asiento en la barra, pedimos un par de bolas de cerveza y coloco la grabadora justo bajo su mentón. “Soy orgullosamente chilango. Nací en la calle Regina, en el número ocho, y ya llevo varios años jugándole al rockstar. Mi padre putativo es el blues y mi madre postiza el heavy, pero quien me parió entre sus piernas en realidad fue el hard rock”. Así describe su origen Charlie mientras se acomoda el sombrero vaquero y me mira de reojo, al tiempo que le exprime limón a su bola campechana y pide que le traigan cacahuates. Luego, se suelta contestando preguntas.
¿Desde cuándo supiste que lo tuyo era vivir del rocanrol?
Estaba muy chavito cuando me conecté con algunos vagos a los que les gustaba el rock, allá, en Cd. Neza. Fue ahí donde realmente conocí de todo, porque aunque estaba yo chavillo los mariguanos grandes coleccionaban discos chidos. Fíjate, cuando apareció el punk ya estaba yo bien instruido, te manejaba grupos alemanes, chinos y holandeses; te sabía de progresivo y de heavy metal. Luego viví el boom de los greñudos rubios vestidos de cuero negro, onda Poison y Warrant; entonces dije: no mames, estos güeyes se ven chido pero su música toda es igualita. Lo que yo necesitaba era consumir lo que se producía localmente, lo que se hacía donde vivía, en Neza. Entonces me fui a un pinche agujero donde se podía chupar, fumar mota y bailar. Así comencé a consumir rock mexicano, todo lo que en esos lugares sonaba de fondo. Perlas. Me metí en el rocanrol de tiempo completo, me clavé en el olor a gasolina y carretera del desierto, donde el sonido es seco, áspero.
Y de ahí a darle en el escenario, con Vago y Mara.
Con Vago tocaba heavy metal. Éramos una pinche caricatura de Twisted Sister y Mötley Crüe. Fuimos un grupo funcional como del 83 al 86. Tronamos y grabamos un solo disco. Luego estuve con Mara tres años, pero me regresé a Vago para hacer rolas como “Tu mamá no me quiere” y “El amor apesta”. Traía yo la cosquilla de rocanrolear en serio y esas mamadas de rolas me cagaban. Vago arrancó bien cuando volvimos a juntarnos, pero no logramos sostenernos. Éramos como los Sex Pistols: puros pinches pedos. Valimos madre de nueva cuenta y estúpidamente regresé con Mara. Así me la pasaba: Vago/Mara/Vago/Mara… Uta, yo debí empezar mi carrera solista de inmediato; pero me daba miedo, por eso me cobijaba en los logos de esos grupos. El problema comenzó cuando al fin me hice solista, porque quería subirme al escenario con una sección de metales, varias coristas y hasta un piano de cola. Me complicaba la vida muy cabrón. Y así sigo. Por eso nadie quiere pagarme mi producción.
Bueno, los altos mandos del Vive Latino lo acaban de hacer. Y eso ha conseguido que de alguna forma te hayas transformado en una figura cool.
Cierto. Mi vida rocanrolera tiene un antes y un después a raíz del Vive Latino. Fíjate, tocamos en un antro que se llama El Piraña, hace como dos meses, y al llegar paramos nuestra troca afuera del lugar. Había estacionados varios carros; Hummer, Mercedes, BMW. Yo estaba medio pedo y dije: bueno, aquí al lado debe haber un salón de fiestas o algún pedo así, porque de los carros se bajaba puro nice boy, ¿no? Y sabes qué, los chavillos iban a verme a mí. Fue increíble, no pensé que esa gente me quisiera tanto. Te juro que fue conmovedor. Esa vez todo estuvo muy cagado. Tenía enfrente a chavas encuerándose, a lesbianas besándose. Gente muy linda. Yo decía: órale, qué chidos y qué modernos son los de aquí. A la salida me encontré a unos güeyes muy cagados con unas playeras que decían: Charlie Monttana es mi pastor. Pero yo no soy pastor; soy rottweiler.
Es curioso que de pronto volteen a verte y escucharte quienes antes no te bajaban de naco, ¿no lo crees?
El ambiente donde viven las personas que pensaban así de mí es como un hermoso jardín. Ahí tienen el césped bien cortado, una fuente con figuras de marfil y piso de mármol. Para ellos yo soy el perro muerto, agusanado. Eso es lo que pasa. Y me tienen ahí para crear un poco de contraste, porque de no ser así en ese jardín no pasaría nada especial. Y bueno, la neta es que sí me gusta jugarle al socialité. En realidad me comporto como la muchacha de la familia que no entiende, la loca rebelde. Pero, sabes qué, sin mí no estaría completa la pinche familia. Todo está poniéndose muy loco. Acabo de hacer la música para una película porno, pero también le escribí unas canciones a una estudiantina, ya sabes, alabanzas y la chingada. Son cosas que nunca había hecho, entrar a otros ambientes. Lo más pendejo que me ha pasado últimamente es enterarme de que voy a modelar en una pasarela. Me dio risa primero, pero luego dije: bueno, pues vamos. Está cagado, ¿no?
El barrio no va a perdonarte lo de la estudiantina y la pasarela. Para tus seguidores de antaño esas son simple y llanamente mamadas.
Pero de su lado qué, qué hay. No pasa nada. El tiempo sigue detenido, todo está igual que siempre. En el hoyo la regla es: cantas en los camiones, brincas a un estudio de grabación y luego terminas tocando en un escenario en la esquina de la calle. Y ya, no hay más. Yo soy diferente, tengo otra química, una mentalidad distinta. Tomé clases en la libre de música, en el INBA; sé de piano, canto y solfeo (cosas que, bueno, sirvieron para un pinche par de cosas porque perdí mi tiempo y mi dinero a lo pendejo. La neta es que yo no soy cantante; soy ladrante). Hay algo chido: esa banda de la que hablas es maravillosa. Va con los hijos y las esposas a las tocadas, se junta toda la familia y eso es poca madre. Pero, sabes qué, ya estuvo, ya no quiero tocar en ese ambiente. No me espanta el activo ni los madrazos, no; me caga que los promotores no me den mi tiempo y la música no suene bien. Vengo peleando por eso desde hace mucho tiempo. En esos lugares brotan grupos nuevos por todas partes, y ahí los tienes, haciendo covers de Mocedades, que no mamen. Fíjate, lo que arriba con Moderatto es gracioso, abajo es una mamada, una chingadera. Arriba tocan una de Yuri en versión metalera y la gente está chido, divirtiéndose; abajo no es chistoso ver a un puto teporocho echándose una de Arjona. Viendo las cosas desde esa perspectiva, a nivel musical, no hay demasiadas diferencias entre ambos mundos. Todo se mantiene estático. A estas alturas, de plano no veo claro el futuro de la música.
¿En el rocanrol, ahí tampoco ves futuro?
Yo creo que el rocanrol es el principal negocio de la música (que no de la industria del disco, aclaro). Porque el hip hop es una pinche corriente bastarda que nunca va a crecer, que jamás dejará una huella como la que dejaron los Beatles, Chuck Berry o Bob Dylan. O, a ver, ¿qué hip hopero te gusta para que se quede como mártir? Actualmente prendes la tele y los comerciales, todos, tienen pura música de rock. No mamen, ¿por qué lo ponen de moda? Está cabrón, pero lo hacen porque es un gran negocio. De cualquier manera yo estoy al margen de todo eso, para bien o para mal. Varios grupos se han enriquecido muy cabrón haciendo negocios. Yo me doy cuenta de eso y digo: chale, si empezamos juntos güey. Por ejemplo, Vago y Las Insólitas Imágenes de Aurora tocaban juntos en CU, pero ahora, ¿qué pasa?
En tu caso, ¿alguna vez funcionó como negocio vender discos?
Sí, y cuando eso pasó yo estaba bien pendejo. Mira, mi disco Hotel Barcelona vendió más de 12 000 copias en sólo quince días, pero hubo, y aún hay, actos injustos donde se ha abusado de la ignorancia de los “pequeños y jóvenes artistas”. A los incautos se los empinan, se los chingan, y yo desgraciadamente estoy en esa pinche lista. Porque hace tiempo lo que quería era viajar, conocer un chingo de viejas, hacer mil pendejadas. Esos eran mis sueños. Pero no, qué error. Falacias. a realidad es: fírmale, registra, paga, ve con el contador, con el abogado. No mames. Pura burocracia. Una cosa asquerosa. Todo eso que se escucha, de que un rockstar rompió una televisión en el hotel, pues ocurre porque tiene detrás a una legión de abogados. Fíjate, yo antes trabajaba cabrón, en los tiempos de Ernesto Zedillo; no importaba la broncota económica que cargábamos los mexicanos, yo estaba poca madre. Tenía una nómina de 17 cabrones, traía una orquesta completa con metales, un camión con quince camas, puro puto lujo. Hotel Barcelona fue una producción increíble; llegabas al estudio y veías un chingo de comida y todas las mesas llenas de pomos. Puro gozo. A ese disco le metí como 270 horas de estudio y me gasté como 2500 dólares en puros putos excesos. Era de, ¿sabes qué? Compra una tele y métele cable porque aquí está muy solo y para cuando vengan las visitas deben tener algo en qué entretenerse. Así, caprichos pendejos. Yo andaba por Europa, incluso. Pero de repente se va Zedillo, se monta otro perro y pum. Murió todo. Ahora veo incierto el futuro. Hay tan pocos lugares para tocar y tantos millones de perturbados.
Charlie, ¿te parece que has hecho escuela en el rock nacional?
Canto del nabo. ¿Quién podría cantar tan culero como yo? Sólo Alex Lora. ¿Escuela yo? Ni madres. ¿Sabes qué soy? Un actor, un payaso, un pendejo. Un entretenedor. Y me encanta. Me gusta mover la cola y que la gente cante, eso no podría cambiarlo por nada porque la neta no tiene precio. No puedo decir que soy un cronista urbano, pero sí que canto de lo que vive cualquier cabrón común y corriente. Dicen que todas mis canciones hablan de parchar y de borracheras, pero no es cierto; también he pensado en la chaqueta y he escrito canciones sobre eso. Onanismo puro, ¿no? Para mí es importante que quede algo claro: no todo es parchar y chupar, también existe la chaqueta. Lo mío es el exceso. Mi oficio es beber, andar en el desmadre, nada más. Que a raíz de eso alguna vez alguien se me acercó con una guitarra para que hiciera algunas coplas, pues bueno, ya estaríamos hablando de otra cosa. Total, que cuál escuela. Lo mío, simplemente, ya está hecho.