Guadalajara vivió una efervescencia de música electrónica con el colectivo Nopal Beat a mediados de la década del 2000, escena en la que emergió un combo muy singular llamado Sussie 4, conformado en ese entonces por César Gudiño y Odín Parada, con letras juguetonas, ritmos tropicales y voces femeninas como la de Denise Guerrero y Valentina González.
Aunque el dueto se disolvió posteriormente en medio de desavenencias, César narra en entrevista su etapa de gestación, cúspide y declive a la par de que mantiene su devoción por la música y un nuevo álbum en puerta para inicios de 2020. La siguiente década se abre con ese sabor peculiar que iniciaron ambos y que ahora cae solo en manos de Gudiño.
¿Cómo estuvo para ti el 2019?
No me puedo quejar que no hubo movimiento musical, estuve tocando, no hice nada nuevo de música porque me la pasé produciendo, pero estoy contento porque es lo que más me gusta hacer. Conocí gente nueva con la que estoy trabajando para el disco nuevo de Sussie 4 como Micca Mont y con chavos que eran de The Chamanas. No se aún como se va a llamar, pero tengo ya casi todo avanzadísimo. A finales de enero de 2020 viene el primer sencillo, es una colaboración. El nuevo track me lo están masterizando, pero esto sale la tercera o última semana de enero. Lo lanzaré en formato físico, todos mis discos los tengo así. Y dejar la placa ahí, pues será un disco muy importante en mi carrera.
¿Qué tan sencillo es ahora producir música electrónica en Guadalajara?
Como todo, en todos los estilos hay un boom y luego se quedan los que se tiene que quedar, pero se van los que o no o los que eran una tendencia. Antes éramos dos, ahora yo solo, desde Radio Latina en 2012. Entonces, a raíz de eso, Odín decidió hacer su carrera solista y a partir de esa separación llevo tres tracks. Pero respondiendo la pregunta, a mí me resulta sencillo porque el grupo está posicionado dentro de la cultura de los 2000, que se masifica, y ese espacio se ganó ahí, pude seguir tocando, produciendo DJ sets y no me dedico a otra cosa más que eso. Tengo un estudio de grabación con instrumentos, teclados. hicimos tracks, invité a las Chamanas, les mandé mi propuesta y luego vinieron a Guadalajara y lo trabajaron.
¿Por qué has decidido quedarte en tu ciudad?, ¿nunca pensaste en emigrar a la capital?
Nunca, aunque es una ciudad que me gusta, es abrumadora, muy cara. Pero emigrar allá nunca fue una opción porque no hubo necesidad de hacer promoción, cosa que han hecho muchos. No fue el caso de Sussie 4, todo se hizo de manera independiente. Después del segundo disco todo fue así, con nuestro dinero, cuando éramos Odín y yo. Y emigrar a otro país pues es más complicado. Y mira que respeto a gente como Luis Flores, un amigo mío que radica en Berlín, una apuesta que él se aventó, con música muy underground. Para mí siempre fue natural quedarme.
Guadalajara ha tenido un historial de DJ’s, electrónica, techno…
Sí, yo tengo ejemplos de gente que se ha ido y termina trabajando en otra cosa. A lo mejor yo cambio de giro y la vida me lleva para otro lado. Me encanta la capital para ir a visitar, pero trabajar, vivir en el estrés, arriba del coche, no, porque mi vida es en un estudio y yo no sé nada de la calle. Pero, por otro lado, sí me parece que tiene su lado que te puede jalar, es toxico, desafiante. A la vez todo puede ser más rápido y no tanto en el ritmo de la vida sino en la manera de trabajar. Me ha parecido bastante conveniente seguir en Guadalajara.
Algunos grupos electrónicos volvieron a cantar en inglés por el año 2000 y las letras de Sussie 4 siempre me parecieron que no sonaban a nada parecido y siempre era una voz distinta, más en Música Moderna.
Porque éramos dos y no cantábamos. Sussie 4 comienza estando yo en la universidad, con un compañero bajista, él me introduce al mundo de los grupos. Yo estuve en los noventa en Rostros Ocultos y Azul Violeta. Entonces, él y yo empezamos a hacer música y un amigo y yo nos juntamos en su casa y pensamos: ¿por qué no hacemos un grupo? Él conocía a un guitarrista, me presentó a Odín, y después conocí a un baterista que era el de Shock Bukara. Hicimos un grupo de trip hop en ese momento, que nunca tuvo un cantante, cuando estaban de moda Portishead y MassiveAttack. Grabamos un primer demo para buscar a alguien que cantara, y nunca lo logramos. Hubo frustración, se dispersaron ellos y nos dimos cuenta de una manera muy chistosa. Terminamos Odín y yo, y prescindimos de los otros. Empezamos sin cantante, buscamos otros y entonces las colaboraciones eran un elemento muy importante y decidimos hacerlo nosotros y en inglés porque teníamos el interés de exportarnos. Fue de una manera muy natural y mucha gente lo aceptó, creyeron que éramos de otro país. Para nuestra fortuna fue así que sucedió. Hay un código ahora en los festivales en cuanto a mexicanos que canten en inglés y que vivan aquí.
Yo creo que eso pasa más en el rock, en la electrónica hay ciertas concesiones
Exactamente, es más en el rock, pero ya no hay tantos proyectos de música electrónica pop en México, pero así sucedió y luego cantamos en español hasta el día de hoy. Odín escribió un par de letras como «On Time», «Suite Tropical», fue deliberadamente. Lo musical era lo que nos interesaba, más que comunicar una idea o comunicar algo profundo. Que fueran letras sencillas, sin complicaciones. Cantaron Ely Guerra, Denise Guerrero, Valentina González y Ianina Rico, quien cantó «Fly».
¿Y después qué vino?
El siguiente disco se puso chido, fue donde estuvo León Larregui, esa fue una gran historia. A él le mandábamos la rola y la perdía y la perdía hasta que llegó el día en que la tuvimos que grabar en Monterrey, y pues la compusimos en una noche con una grabadora, stock, vino tinto, un CD. Así surgió «Remote Control». Al otro día fuimos Odín y yo a tocar un show a la Ciudad de México y León se quedó grabando en Monterrey con un cuate en el estudio y jamás vimos cómo se grabó (risas), hasta que regresamos después y ya se había ido; la compuso en una noche. En ese disco también estuvo Jorge González, de Los Prisioneros, en el tema «Kind of wrong», Eri Valenzuela, hermana de Sara Valenzuela cantó «Can you feel me?», Valentina González cantó «Stars» y y de ahí le seguimos con otro disco. Quisimos retomar Música Moderna, pero el Red Album tuvo un lado más dark porque tuvimos un accidente de carretera y hubo un choque del pasado y el futuro, nos cortó la gira, fue más intenso y experimental y nos fuimos por otro lado. El siguiente se llamó International Sonora y ahí decidimos retomar el sonido de música moderna, participaron Juan Pablo Corcuera de Technicolor Fabrics. Fue ecléctico y coqueteaba con el rock. Después hicimos Radio Latina haciendo cóvers de música de boleros con electrónica, con Eugenia León, Ximena Sariñana, el cantante de Enjambre, y Torreblanca. Exploramos más estilos de música, no solo house.
¿Qué te gusta de la electrónica mexicana actual?
Me gusta mucho Métrica, la música de Diego Ceballos, me gusta mucho The Wookies. Y siempre he escuchado música popular norteña, Los Cadetes de Linares, Ramón Ayala, en la peda.
¿Te gusta el reggaetón?
No, no me gusta ni por “subirme al trenecito”.
¿Nadie te ha hecho una propuesta de ‘métele más a eso o al trap’? O que te digan: “Mira Cesar, aquí hay más varo”
No, sería un cambio nada natural.
Pero muchos lo hacen ahora como Belanova con su intento de reggaetón con «Cásate conmigo«.
Creo que Kinky lo está haciendo también. No he tenido la tentación hasta el momento, me gusta el moombhaton, la música africana de Nigeria, está más enfocado al baile que a la lírica y el perreo.
Eso puedes verlo ya hasta en cualquier bar de la colonia Roma. Yo sé que ustedes jugaban con ritmos tropicales, pero no estaba “cumbianizando”
Sí, pero el reggaetón sería muy forzado, no sería natural. Creo que la música que yo hago sigue respetando ciertos cánones o códigos del principio de Sussie 4. El siguiente álbum será algo como ¿qué hubiera pasado si no hubiéramos hecho el Red Album?, ¿qué hubiera pasado si no hubiéramos hecho eso y siguiera la continuidad natural de Música Moderna? Eso me gustaría explorar con el sonido actual de la electrónica y el pop.
¿Ya no hay manera de que Odín y tú vuelvan a trabajar juntos?
No creo, la verdad. Me pareció muy mal la forma en que sucedió el asunto, pero no creo… Me parece que no era para como fue la historia, pero así sucedió y tenía que ser. No te digo que no, me gustaría en un momento, pero no soy monedita de oro, y no voy a ponerme a hablar de cada quién. Se volvió muy personal este cotorreo, que no debiera haber sido así. Si era una cuestión artística o de negocio pues veámoslo fríamente (risas). Ni como amistad, ni como negocio tuvo una conclusión noble, pero pues no creo que tampoco la pelota esté de mi cancha.
Veo que es como el matrimonio que se separa por bienes separados o mancomunados…
No debió haber sido así, ni al caso…
En Guadalajara hay relaciones muy particulares entre músicos que se conocen de diferentes géneros y generaciones, a diferencia de la Ciudad de México donde la gente se pierde más y que bueno y que malo que se conozcan. Ustedes son como una familia y unos se quieren y otros no.
Así es en Guadalajara, se puede vetar a la gente en el rock. Si alguien que está en la radio es amigo de otro probablemente pudiera ejercer cierta energía negativa en la toma de decisiones. En cuanto al trabajo, viene lo nuevo, quiero dar el brinco de la continuidad, no quiero superar Música Moderna, que merece más justicia de la que ha tenido, como que esté en Spotify, porque no está, pero es todo un show para colocarlo.