Al llegar a su showcase especial en Coyoacán, los organizadores solicitaron nuestros celulares a fin de evitar cualquier fotografía o grabación. Es ahí cuando volvemos al origen, a disfrutar un espectáculo sin sentirnos presionados por registrarlo electrónicamente. A sus más de 60 años, esta diva del rock mexicano ha recorrido un largo trecho como pionera de la escena, donde las mujeres no tenían tanta cabida en medio de la testosterona, pero ella tampoco reniega de ella y se muestra agradecida con su lado familiar y profesional masculino. Esa misma noche es acompañada de otros jóvenes músicos: su hijo, el baterista Julián André y los compositores Ricardo Salvador Carrillo y Jorge Chacón, con quienes promueve el disco Faro, que hace un lustro sufrió una serie de tropiezos y ahora goza de un segundo aire con su relanzamiento.
Respecto a tu espectáculo, no me esperaba que nos quitaran los teléfonos, pero está bien, así nos concentramos en lo que realmente nos importa, la música. Creo que paulatinamente es un ejercicio que vamos a tener que practicar, prescindir de ellos. No es tan sencillo.
Pues creo que sí, hay que darse tiempo para mirar, escuchar y sentir. Y bueno, si tienes un concierto en vivo, disfrútalo. Ya cuando salga en YouTube lo ves ahí.
Veo que para ti el lado materno es muy importante.
Sí, es una de las cosas que más me gusta ser en la vida, y ahora ser abuela. Pero me encanta, siempre he disfrutado mucho la maternidad. Y siempre me he dado el espacio y mi tiempo para que mis hijos no se sientan agredidos por mi carrera. Saben que tienen una madre actriz, cantante y siempre procuro darles su tiempo y espacio y siempre compartiendo la parte creativa de cada uno. Mi hija es maestra, pero baila también y estuvo en el espectáculo para niños que tengo. Julián, mi hijo, está trabajando como baterista, productor y es muy lindo compartir ese lado creativo suyo.
¿Cómo logras esa sinergia familiar? No creo que sea muy sencillo.
Pues acá se da de una manera muy natural. Ha sido una constante en mi vida, yo crecí con tres hermanos músicos: Eugenio, Fernando y Enrique y fuimos trabajando juntos. Cuando cumplí 25 años de carrera estuvieron los tres conmigo y grabaron varios discos. Eugenio (q.e.p.d.) me hacía los arreglos; es común en mi vida estar rodeada con mi gente.
Ya ves que algunos son más individualistas, siguen su camino por su cuenta o dicen irónicamente: “La familia, como el sol, cada vez más lejos”, pero veo que no es tu caso.
No, para nada, mis hijos están aquí porque decidí tenerlos y me gusta compartir la vida con ellos.
Veo que también te abocas en el fomento a la lectura, ¿Qué otras cosas te gustan leer?
Para mí es una buena cosa para los chavos, Bellas Artes me invita. Yo trabajo en un proyecto llamado “Leo, luego existo”. Con los libros hay que dejarte llevar por la intuición, me encanta ir a las librerías. Yo tuve un abuelo abogado y él me ponía a leer en voz alta y me enamoró del lenguaje. Leo un poco de todo, me dio por leer a Saramago, novela histórica. Siempre tengo libros apilados. Siempre tengo dos, tres cosas ahí.
Sé cómo es eso, pero para viajar en el metro yo prefiero leer cosas más ligeras. ¿Te acuerdas de esas lecturas de tu abuelo?
Me ponía a leer a Oscar Wilde; me impactó mucho Platero y yo, me pareció una cosa fantástica; también El principito, Alicia el país de las maravillas. Luego me ponía a leer artículos que no tenían nada que ver.
Respecto a las relaciones profesionales y las colaboraciones que tuviste en el pasado con José Luis Domínguez, Jaime López y otros, yo no veo en el rock actual muchos lazos entre hombres y mujeres, ¿a qué crees que se deba esa falta de comunicación?, ¿crees tú que las relaciones entre hombres y mujeres son más frágiles ahora?
No, para mí no, ¿sí sucede? Yo no me había dado cuenta de eso, es una reflexión tuya, no mía, y la verdad no tengo idea. Para mí es muy natural, entonces la relación con ellos es muy natural, me gusta y he tenido la fortuna de estar con gente muy valiosa y talentosa. La vida me ha regalado la fortuna de encontrar a gente fantástica.
¿Ha sido para ti fácil desde ese entonces que te hayan aceptado en esos círculos que eran antes más masculinos y que se han ido abriendo?
Pues me costaba trabajo y no. Como yo crecí entre puros hombres, eso era muy natural, ellos sentían eso de mi parte. En cambio, el público o algunos empresarios sí eran rudos, bastante machines, ahí sí me tocó vivir cosas fuertesonas, sobre todo con los mánagers, los dueños de los lugares, no tanto con los músicos. Y con algunas mujeres también. Yo de pronto representaba algo que no era muy amable para las otras.
¿Cómo que cosas?
No lo sé, de repente me sentía más agredida por las mujeres que por los hombres, sobre todo cuando empecé.
Se dice que también hay mucha rivalidad entre nosotras.
Pareciera que sí, yo ahí sí que te puedo decir que lo viví mucho, sobre todo cuando empecé, me costaba mucho trabajo entenderlo, no le veía mucho el sentido. Y también he encontrado y tenido colaboraciones maravillosas en la vida como con Betsy Pecanins, que fue una experiencia increíble; en esa banda había músicos mujeres. Hay muchas con las que he trabajado con las que me llevo fantásticamente, pero he encontrado otras personas muy rudas conmigo. Pero no se puede generalizar. Como actriz también he tenido compañeras fantásticas como Ofelia Medina que es una mujeron increíble con la obra de teatro Cada quien su Frida.
¿Con la prensa te pasaba lo mismo en los ochenta? Porque no había tantas mujeres cubriendo esta fuente.
Sí, las que había eran rudas, mucho más que los hombres.
Es muy lamentable escuchar todo eso.
Ajá. Triste para mí en ese momento, pero yo no lo entendía muy bien, al mismo tiempo que soy cantante soy actriz y desde entonces hacía telenovelas y la gente me criticaba mucho por eso. Y nadie se ponía a pensar que era parte de mi trabajo. Además, del rock en ese momento no vivía. Yo pude seguir cantando y produciendo gracias a que actuaba en el teatro y en las novelas. Desde hace muchos años yo produzco todo mi material sola, es una inversión económica y emocional mía. Gracias a mi chamba también he podido producir, pero eso nadie lo veía, solo juzgar como “ésta chavita hacía telenovelas y trabajó en Televisa”. Sobre todo para mí era algo cotidiano y era mi trabajo. Yo nunca me he peleado con él, he recibido una fuente importante de ingreso y se me ha tratado fantásticamente bien.
En ese caso, ¿de qué modo crees que el Me Too ha venido a afectar nuestro trabajo en los medios, la música, la industria?
No entiendo tu pregunta, ¿en qué sientes que nos ha afectado?
Porque creo que se han perdido lazos de confianza. Esa es una.
Bueno, pues eso es importante, pero también es importante que haya voces que puedan expresarse, que puedan decir y hacer una denuncia de lo que les ha sucedido. A mí me parece que también es un espacio muy peligroso porque puede haber mucha crueldad, injusticia y mentira también; ese es el problema con estas plataformas y el mundo cibernético que existe hoy en día donde no hay un filtro, donde todo pasa por ahí, puede afectar la vida de mucha gente injustamente, pero es difícil emitir un solo juicio de una cosa, porque siempre hay dos posturas y la positiva es que es un espacio de denuncia. Yo quisiera que en algún momento de la vida las cosas fluyeran más armónicamente y que no hubiera esta presión que si del género o no del género, esa tendría que ser la meta, que vivamos armónicamente hombres y mujeres, hombres con hombres, mujeres con mujeres.
Estoy de acuerdo, eso sería lo ideal.
Que seamos una comunidad, para mí eso sí es importante y es de lo que yo me ocupo, a la gente con la que estoy, mi familia, amigos, procuro que todo tenga su espacio y que estén contentos, que existan la cordialidad y la armonía.
Yo te recuerdo de niña en la telenovela Agujetas de color de rosa y te asociaba más como rockera y no entendía tu personaje que salió en unos pocos capítulos, pero sí que actuabas con Diego Schoening.
Ah sí, era un personaje que estaba enamorado de mí, pero era más chico que yo, y yo le decía: “No, ¿cómo crees?”
Lo sabía porque en ese entonces leía también Tv y Novelas y no entendía bien una parte y otra.
Pues porque soy cantante y actriz, así de simple. Y he hecho cosas muy padres. Las últimas telenovelas fueron Yo no creo en los hombres, Amor de barrio, Sin tu mirada. Trabajé con un productor maravilloso y compañeros actores increíbles: Azela Robinson, Alejandro Camacho, Rosa María Bianchi, Juan Carlos Colombo, es un placer trabajar con ellos.
Con todos estos años, ¿cómo has logrado un equilibro en tu vida familiar como músico, actriz y para no perder la cordura entre todos estos elementos y mantenerlos en orden?
(Se ríe) A veces sí la pierdo un poquito y me canso mucho, pero además pienso que es demasiado para una sola persona. Tengo muchos años trabajando sola, soy autogestiva. Yo hago mis shows, la logística, la producción. A veces hay gente que me cae del cielo y que me echan la mano, pero la cabeza soy yo. Yo consigo el recurso, yo lo vendo. También soy abuela, mamá, esposa, actriz, de repente tengo proyectos, luego veo un casting de una serie, luego voy corriendo para allá, pero ya estoy acostumbrada. El secreto es que procuro a casa cosa darle su tiempo y lugar. Si estoy con mi nieto estoy con mi nieto, si estoy con mis hijos estoy con ellos, y si estoy cantando estoy cantando.
No sabía esto, pero me sorprende que con la trayectoria que tienes todavía tienes que hacer las cosas tú sola. ¿O ha sido una decisión voluntaria?
No, así se ha dado mi carrera. En algunos lugares todavía tengo que seguir pagando derecho de piso, en otros tengo que buscar que me contraten, sigo tratando de vender mis discos. Sí, así es esta carrera y hay momento que parece que todo fluye muy bien y al día siguiente es como si tuvieras que empezar de nuevo y ya lo tengo más que asumido. Es el precio que se paga por hacer lo que uno quiere y en lo que uno cree.
¿Eso te permite libertad creativa?
Sí, pero fui parte de Sony también y tuve mucha libertad creativa. Nunca se me forzó a hacer nada y siempre han aparecido ángeles en el camino. Ha habido personas que han sido managers, que han apoyado un rato, han apostado por mí, gente de prensa que me ha echado la mano, también he enfrentado a gente de prensa que me ha querido destrozar, cosa que me ha dolido muchísimo y no he entendido el por qué y no sé cuál es el objetivo de exponer a la gente, que a veces te agarren en un momento complicado y utilicen tus palabras para decir cosas que no son y así. Y son cosas con las que uno tiene que aprender a lidiar.