Sr. Rubén Albarrán:
Con todo respeto, me dirijo a usted para hacer unos comentarios no acerca de su presentación en un especial de MTV, sino de la justificación que hizo de la misma.
Dice que hace unas semanas le llegó “esta invitación por parte del canal MTV”, invitación que más allá de hacerle gracia —según afirma más adelante— y dada su procedencia y los allí implicados, le redituaría de alguna manera, si no ahora, sí en el futuro.
Más adelante, señala haber recordado cómo “generaciones roqueras anteriores a la mía se enfrentaron a una sociedad que los criticaba por esa expresión artística insulsa, superficial, inmoral; puros gritos y contoneos”. Aquí me hubiera gustado citara otro referente y no a un Billy Joel cuya historia al momento de librar batallas, ya sea morales o musicales, es prácticamente inexistente. Remata con una frase que ya ha hecho suya: “El rock dejó de ser filoso”. Efectivamente, una parte de él ha sido asimilada, su banda incluida —y aquí lamento salpicar en este relato a sus compañeros de grupo—, pero no hay una única forma de expresión rockera, como más adelante lo reconocerá en su texto, y varios de esos sectores aún no han sido asimilados ni han perdido filo. Simplemente no le interesa a la industria musical difundir esas producciones, para favorecer otras manifestaciones que en cambio le generan mayores dividendos y a las que usted ahora parece representar.
En su perspectiva, somos los adultos quienes hemos “heredado a los jóvenes este mundo lleno de pornografía de niveles muy superiores”, pero olvida, al momento de su cita, hacer referencia a la voracidad capitalista que ha sabido cómo quebrantar valores y naturalizar los excesos, eso sí con nuestra connivencia.
Tiene razón cuando dice “que debe ir más allá e intentar comprender”. Además de ir más allá y comprender, le haría bien contextualizar, porque no sólo Elvis, también el punk y el hippismo, son resultado de condiciones sociales y económicas específicas y responden a un tiempo histórico determinado.
También es un error reducir la música negra al baile. Así como ha servido para prácticas totalmente hedonistas, lúdicas; también ha sido una parte importante de la rebelión de los pueblos. Si necesita ejemplos, piense en el blues, el free jazz, el reggae.
No juzgo que al aceptar la invitación a cantar con BB, enfundado en colorido atuendo de lo que usted llama “su conejita interna hipersexualizada”, su intención haya sido la de divertirse con sus hijos. Al contrario, encomio sus intenciones de ser buen padre. Muchos lo hemos hecho en los festivales escolares en donde no nos importa ser objeto de burlas para mostrar seguridad y reglas de convivencia a los hijos; pero nosotros no somos figuras públicas, ni referentes de una escena, ni ídolos populares. La responsabilidad que tiene Ud., me parece, es mayor, pero parece olvidarlo. Decir que lo hizo por sus hijos; descansar en ellos su decisión no habla de su nobleza. Seguramente en su familia, cuando era pequeño, también le enseñaron a decir “No”. Esa, en estos tiempos, es una buena enseñanza para los hijos. Supongo que también le enseñaron a elegir a sus amistades y ello no implicaba ni denigrar, ni hacer menos al otro. También lo podría poner en práctica.
Dice, ingenuamente: “de pasada (al saber que esto causaría polémica), abrir el espacio a la discusión sobre muchos temas que nos incumben a todos” y enumera: discursos misóginos, hipersexualidad, drogas y música. La historia ha demostrado que una vez MTV programe este especial debidamente comercializado y llegue a las manos de una discográfica, que seguramente hará lo mismo con prontitud, ninguna de estas entidades convocará a la apertura del “espacio a la discusión”.
Dice que fue usted “quien impulso dejar de tocar la canción ‘Ingrata’ por estos mismos motivos” y que no se contradice “al aceptar participar con BB”. Tal vez nuestro significado de contradicción no es el mismo; pero si aceptó dejar de tocar una de sus creaciones, esta vez sea consecuente y dejé de hacer colaboraciones a diestra y siniestra. Seguramente, vuelvo a decirlo, en su casa le enseñaron esta máxima que espero transmita a sus hijos: “Hay que aprender a decir no”.
Hay más detalles a señalar en su comunicado, pero conforme se avanza en la lectura ésta se vuelve farragosa. Sin embargo, antes de despedirme le reitero que Ud. es una figura pública, lo que haces no es inocuo, tiene consecuencias. A toda acción corresponde una reacción: una simpe ley de la física aplicable a la vida. Si alguna vez dio algo al rock y le parece que éste ha perdido filo —sería bueno pensara cuánto contribuyó a ello—, deje en paz a quienes en el trabajan y transite a otros caminos en los cuales, una vez no les sea de utilidad, será desechado.
Hay gente que Ud. no conoce y trabaja por que esa música que tanto le dio, se mantenga en un nivel artístico digno, que no de popularidad. Lo que usted hace, a pesar de que les llame hijos, daña su labor, le resta validez, porque aunque no lo crea, hay muchos interesados en practicarlo y vivir de él, aunque ahora no sea la corriente de moda
Por su atención, gracias.
David Cortés
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