A estas alturas de la historia, nadie permanece aislado si no lo quiere así, cuantimás un músico. Basta con volcarse sobre la red y soltar los anzuelos virtuales. A la postre, la pesca global será determinada por lo apetitoso de la carnada sonora. Esta historia parte de Guadalajara y se remonta al mundo. Desde ahí, Humberto Loopz ha ido trazando y redirigido su personalidad musical tantas veces como le ha hecho falta (básicamente como DJ-productor).
Se dio cuenta de que en muchos países existen apasionados del entrecruzamiento entre electrónica y expresiones latinas –en mayor o menor grado folklóricas- y se fue posicionando en la pasarela internacional de la música de baile. Ha sido durante su más reciente periplo viajero en que determinó que le urgía explorar más a fondo una pátina mexicana y para ello se rodeó de figuras importantes de la tradición.
Conversamos con el autor de Sierra Madre, una serie de 6 piezas bajo el nombre de Bial Hclap, que dan cuenta de la manera en la que la herencia nacional se une a bases electrónicas (en su mayoría de medio tiempo); piezas como “Tus ojos tranquilos” y “Las lunas” conducen un viaje a través de distintas geografías unidas por la música.
A través del tiempo te has mostrado como un DJ-productor muy cercano al hip hop; ¿podrías abundar un poco acerca de la escena en que te mueves? ¿O bien si te insertas en varias a la vez?
Es algo complejo a veces explicarlo porque sí empecé en la escena local de hip hop como productor y siempre me gusto la onda alternativa como el reggae, ska y el funk, pero cuando comencé mis estudios de música formales y trabajé en la radio de la UdeG se abrió mi espectro musical muchísimo; en ese momento, aunque no quisiera, tenía que escuchar varios géneros de los que no sabía gran cosa, como house, dubstep, dub, blues, rock, trip-hop y más.
Al salir de la radio me interesé por tocar como DJ en diferentes tipos de eventos; desde abrir un toquín de jazz, encuentros de hip-hop, clubes de cumbias y así de un tiempo para acá logre fusionar géneros diversos como hip-hop, cumbia y música electrónica. Ya después de la experiencia de conocerlos mejor he producido remixes, álbumes, EP’s y colaboraciones en diferentes escenas.
Comentas que ha sido durante tus viajes que sentiste la necesidad de acercarte a la música mexicana; en ese sentido, ¿se debió a la nostalgia o al deseo de mostrarla al mundo.
A ambas cosas; desde hace 3 años comencé a viajar por periodos largos fuera de México y la verdad que uno extraña todo, desde la familia, amigos, comida, las costumbres. Pero también soy fan de viajar y conocer otras partes del mundo.
Un tiempo de mi vida, en 2016, viví en un pueblo en la playa, San Pancho, Nayarit, donde tuve la fortuna de convivir con comunidades indígenas y conocerlas un poco. Desde esos días tuve la idea de integrar un proyecto que tuviera la onda mexicana, prehispánica y mezclada con la electrónica, pero la verdad es que no había encontrado un sonido o la manera de unirlos; soy de Guadalajara, así que mi acercamiento con la música mexicana desde muy joven fue el mariachi, las norteñas y la banda.
Hace un par de años redescubrí el son jarocho y cuando escuché a Los Cojolites y conocí a Noé González, revisé su material a detalle y me pareció que era un sonido parecido a lo que estaba buscando y que podía ir de acuerdo a la pre-produccion que ya tenía.
De Sierra madre me llaman la atención dos cosas; por un lado, el uso de las guitarras; y por otro, la parte de las voces. ¿Cómo fue que decidiste desarrollar cada una de estas partes, ya que son elementos nuevos en tu sonido?
Los arreglos de jarana, leona y requinto fueron grabados por Noé González director musical de Los Cojolites en Xalapa, Veracruz, excepto en “Himno solar” que grabo los arreglos Ernesto Cano de Ampersan. La pre-produccion la hice en Guadalajara, que prácticamente consistió en la programación, caja de ritmos y sintetizadores, después cuando entramos al estudio a grabar platique con Noé sobre la idea que tenía para cada track. La interpretación de Noe en vivo es brutal, muy impresionante, la técnica y dominio de los instrumentos; al momento de grabar la pieza “Sierra Madre” Noé empezó a tararear una melodía, hay una parte en la que entra el son con fuerza y entre todos los presentes escribimos el estribillo.
En post-producción grabé percusión africana con Chuyin Barajas (La Cascara Jazz), bajo eléctrico con Octavio Espinoza y algunos instrumentos prehispánicos. La verdad fue que al final quité mucho de lo que estaba en un inicio; me di a la tarea de depurar elementos, buscando un toque minimalista y que luciera cada instrumento. Al final, el proyecto lo mezcló el ingeniero Abelardo Rivera y el masterizado fue por cuenta de Jaime Cavazos, ambos en Monterrey. Todo esto desde el inicio bajo el apoyo de Efrén Monrreal, productor ejecutivo del proyecto.
Durante la escucha de las piezas me acordé un poco de Centavrus en la parte nacional y de gente como Nicola Cruz y El Búho en la vertiente sudamericana. ¿Cuáles fueron los referentes para ir confeccionando la estética sonora de este material?
He escuchado algo de Centavrus, pero la verdad no mucho, unos tres tracks y no lo ubique como el sonido que estaba buscando. Nicola Cruz y El Búho sí los he escuchado más a fondo, por lo que creo que sí; el vibe de ellos va más hacia lo andino y chill-out, pero sí tienen esa onda de música de raíz con electrónica. Alguien que también me ha gustado es Chancha Vía Circuito, Shika Shika, Matanza, Mateo Kingman, Novalima, por mencionar algunos; por otra parte, soy un fan del son jarocho, en todas sus expresiones: Los Cojolites, Ampersan, Los Vega, Sistema Bomb y Sonex.
¿Podrías contarnos cómo es que has conseguido insertarte en el circuito internacional de la fusión y el global bass?
A partir del 2015 he sido publicado por algunos sellos en el extranjero: Wakan Tanka Records (Suecia), El Flying Monkey Records (Miami) y Folcore (Barcelona); y varios de mis lanzamientos han sido reseñados y programados en medios electrónicos como Tropical Bass (Alemania), Sounds and Colours (UK), Le Mellotron (Francia), Movimientos (UK), Cosmo (Alemania), El Sonido (Sattle), Rumba Mundial (Montreal), por mencionar algunos; esto propició que la escena de la electrónica latina fuera de México me empezara a conocer y me permitió aprender cómo estaba la movida musical poco a poco. Además, he colaborado con artistas posicionados como Pato Machete, La Dame Blanche, Kumbia Boruka, Fidel Nadal y Morodo, entre otros.
En México se tiene la percepción de que el hip hop se encuentra en un momento boyante y sin embargo sigue en la parte independiente, ¿crees que esté a punto de trasladarse al mainstream? Creativamente está como en estado de ebullición.
El hip hop en México está a un paso de explotar de forma comercial; su crecimiento ha sido abismal en los últimos años y me ha tocado estar y ver como todo ha cambiado, ya que empezamos de una manera independiente y esto nos llevó a un aprendizaje empírico -con sus aciertos y errores-, pero poco a poco algunas de las grandes disqueras comienzan a voltear al género y firmar artistas. Es bueno para que se potencie su difusión nacional. Los números no mienten y, hoy por hoy, los medios de comunicación y difusión están en internet. Los usuarios buscan lo que quieren.
Por otro lado, ciertos festivales internacionales de música electrónica más bien muy accesible y comercial se han asentado en México. ¿Esto ha contribuido a tener un público más conocedor o cómo andamos al respecto?
Los festivales de las empresas grandes han estado en auge últimamente y cada vez hay más; sin duda si ayudan a la difusión sólo que creo que deberían abrir su panorama musical y no solo programar EDM, reggaetón, house, techno, y tomar en cuenta a proyectos experimentales con propuestas diferentes a lo habitual; así podríamos tener una escena más madura y abierta como sucede en otros países.
¿Tienes pensado que esta vertiente que usas en Sierra Madre se prolongue o dependerá de la recepción del público?
Estoy empezando a desarrollar la idea creativa del siguiente material; por ahora la llevo tranquila. Estaré de gira durante todo el verano en Europa, así que vendrán nuevas experiencias y sonidos nuevos por conocer. Estaré viajando y promocionando el nuevo EP en ciudades como Bruselas, Amsterdam, Berlín, París, Barcelona, Montreal y más.
Regresando a México seguiré preparando cosas y contemplo seguir usando elementos del son jarocho, instrumentos prehispánicos y buscando un sonido mexicano. Pronto se irán publicando EP’s de remixes de los cortes; ya varios amigos productores se han interesado en trabajar en las remezclas; así como raperos y cantantes en agregar vocales a los tracks. He recibido muy buenos comentarios acerca de estos temas.