La música metal desde mi infancia me pareció aburrida. El esfuerzo de algunos tíos que me obligaban a convertirme en un fanático cerrado de Metallica nunca hizo efecto en mi persona; hoy en día cualquier cosa relacionada con ellos me irrita. Black Sabbath, el crossover, algunas bandas con tintes de black metal y a partir de la primera oleada de bandas etiquetadas como post-metal, eso sí es más que interesante dentro de los sonidos agresivos. Sin embargo, cuando descubrí a AMENRA, quienes vienen tocando desde 1999, sus cánticos taladraron mi cabeza y me demostrando que ese género había evolucionado para bien.
La emoción y astucia de estos belgas originarios de Kortrijk, desde hace más de veinte años es algo introspectivo: es belleza y tristeza y melancolía en un mismo impulso. Los amigos, el vocalista Colin H. van Eeckhout y el guitarrista Mathieu Vandekerckhove fundaron la banda. Su pasado está ligado -como el de muchos jóvenes que crecieron a partir de las décadas 1980 y 1990- con el skateboard. Durante un tiempo fueron parte del grupo hardcore Spineless, el cual decidieron finalizar bajo la idea de crear un proyecto más profundo, con sonidos inclinados al doom, post-metal, sludge, algunas partes ambientales; como también con influencias del arte en general (danza contemporánea, performance, opera, etcétera).
Mass I fue el primer material de larga duración que AMENRA lanzó en 2003. Originalmente lo editó en formato de CD Anvil of Fury, un sello independiente de Bélgica. Su impacto dio mucho de qué hablar entre la escena europea de post-hardcore y crust, donde otros grupos como los franceses Gantz o los ingleses Fall of Efrafa, casi al mismo tiempo comenzaban a mezclar distorsiones con partes melódicas, y sus letras estaban más apegadas a lo poético. Pero el estilo de los belgas era distinto e hizo escuela en su propio país. Uno de los ejemplos más claros es The Black Heart Rebellion, Oathbreaker, entre otros proyectos con quienes comparten las mismas ideologías de trabajar de forma independiente y forman parte del colectivo-movimiento-sello, Church of Ra.
Posterior a eso, AMENRA lanzó tres discos de larga duración, un par de EP’s, varios Splits y DVD’s. Su música oscura y llena de dolor tomaba popularidad en la escena del metal y hardcore de distintos países europeos. Una parte de los rudos seguidores del metal se suavizaron y encontraron emoción en la rabia y la desesperación. Sus grabaciones eran distribuidas gracias a discografías DIY por Estados Unidos y otras partes del mundo. Así fue como una de las agrupaciones más sobresalientes de Bélgica -sino es que la mejor- sorprendió a Scott Kelly, la guitarra y voz de NEUROSIS (piedra angular del sonido que AMENRA representa y ha llevado a otro nivel, ya sin etiquetas de qué si es y qué no es post-metal).
Scott, en 2012 los firmó con su sello Neurot Recordings y en conjunto hicieron uno de los discos más sobresalientes de este subgénero del metal que nació a finales de los años 80 y en gran parte de los 90, gracias a los ya mencionados NEUROSIS, Godflesh, Melvins, Helmet, etcétera. Mass V comenzó a dejar ver y escuchar una evolución totalmente natural de AMENRA, la cual se vino dando de a poco. En ese álbum se aprecia el concepto que sus integrantes querían dar a conocer (por la belleza de sus videoclips) y la música se siente como un ritual que es dirigido por Colin H. van Eeckhout (incluso con algunas partes donde mete voces limpias). Así las cuatro piezas que componen ese álbum dan a conocer la esencia del grupo, su búsqueda que hasta los ha llevado a componer música para el cine, el teatro; o que incluso hagan cortometrajes y otras cosas relacionadas con el arte visual.
A lo largo de su ya extensa carrera, AMENRA en sus canciones ha cantado en tres idiomas (flamenco, inglés y francés). No obstante, su poder es por completo verlos ejecutar sus instrumentos en vivo y directo, donde también, la mayoría de las visuales que proyectan y han venido progresando junto con su música, son hechas por ellos mismos.
La última grabación de estudio de AMENRA se dio en 2017 con Mass VI, de nueva cuenta lanzado por Neurot Recordings. Bien podría considerarse como su gran obra maestra hasta el día de hoy, ya que, desde la portada del álbum, hasta cada uno de los sonidos que se desprenden de las seis melodías es algo maravilloso. “Me convierto en el dolor interno de las personas y uso mi cuerpo para materializar ese dolor dentro de todos nosotros”, ha declarado su vocalista, Colin H. van Eeckhout, quien lleva el show de su banda a niveles altos, en los que se ha colgado con arneses, dando a conocer que el metal que ellos profanan es algo físico y espiritual, al ver la sangre correr por su pecho y espalda, mientras las guitarras y bajos y baterías lentas esparcen un sonido completamente único, que le ha dado otro aire a la música metal. Todo eso finalmente está por llegar a México.